CUANDO CRUZAR INFORMACIÓN CAMBIA EL JUEGO
La nueva contralora, Dorothy Pérez, publicó el 20 de mayo los hallazgos sobre el uso de licencias médicas por parte de funcionarios públicos que se encontraban fuera del país. Cruzó dos bases de datos: funcionarios con licencias médicas activas y registros de ingreso y egreso de personas al territorio nacional. Las consecuencias fueron impensadas. El análisis determinó que más de 25 mil personas estuvieron con licencia mientras viajaban al extranjero. Esta revelación ha tenido efectos inmediatos: más de 1.000 personas han renunciado a sus cargos estatales y alrededor de 8.000 enfrentan sumarios administrativos. Además, según estimaciones preliminares, el uso de licencias médicas ha caído un 15% desde la revelación de Contraloría hasta la fecha. Este caso evidencia que el uso indebido de licencias se producía, entre otras razones, porque nadie fiscalizaba adecuadamente. La contralora encontró una forma muy eficiente para detectar este tipo de abusos. El cruce de datos es técnicamente trivial; conseguir acceso a las bases de datos es lo complejo.
Este caso no solo demuestra cómo el intercambio de información permite mejorar la fiscalización y optimizar el uso de recursos públicos, sino que también abre la puerta a pensar en cómo un cruce de datos puede mejorar las oportunidades de todos los chilenos. hace mas de una decada, el Mineduc publica los rangos de Ingresos —obtenidos del Servicio de Impuestos Internos— de quienes estudian en la educación superior. Así, un joven que considera una carrera técnica o universitaria puede conocer la probabilidad de completarla y los rangos de ingresos esperados a los 3 y 5 años de egreso, desagregados por carrera e institución.
No obstante, quienes piensan no continuar estudios superiores y trabajar inmediatamente después del colegio —de acuerdo con la Casen 2022, el 41% de los jóvenes entre 25 y 31 años no tiene estudios superiores— carecen de esa misma información. No saben cuánto pueden ganar ni cómo evoluciona su ingreso con la experiencia laboral.
Esta desigualdad informativa perjudica especialmente a estudiantes vulnerables. ¿Por qué unos pueden conocer la evolución de sus potenciales ingresos y otros no? ¿ Cuántas carreras perderían matrícula si los jóvenes supieran que es más beneficioso trabajar directamente que cursar ciertos programas? ¿ Qué pasaría con los jóvenes que financian sus estudios con el CAE u otro tipo de deuda?, no solo podrían estar eligiendo estudiar una carrera que no mejora de forma importante sus ingresos, sino que además deben asumir una deuda importante. Realizar este cruce sería técnicamente simple; acceder a las bases de datos es lo desafiante.
Para volver a crecer no basta con mejorar las oportunidades de inversión de las empresas, también es necesario mejorar la información a la que acceden las personas cuando deciden cuánto y dónde invertir en su educación.