Autor: Por: Christian Palma Pizarro, redacción Diario Chañarcillo
"Era el momento exacto para el fin de mi ciclo, el nuevo presidente y directorio harán un excelente trabajo en la Corporación "
Daniel Llorente, expresidente de CORPROA: Aniel Llorente Viñales, expresidente, y ahora past president de CORPROA, no para. Reparte sus horas entre llamadas telefónicas, mails, cientos de mensajes en su celular y con uno que otro colaborador que llega a su oficina pidiendo un dato o solicitando una firma.
Un cuadro de su esposa, Mai-Nie Chang, pintado en grafito y fotografías de sus tres hijos y cuatro nietos, le recuerdan -no siempre con éxitoque “se debe manejar el tiempo y no dejar que el tiempo te maneje a ti”. Por el frente, una bandera de Atacama, le señala dónde está parado y hacia dónde van sus anhelos y esfuerzos.
En el lugar en que sus ajetreadas jornadas sí encuentran paz y relajo, es en la sala contigua a su despacho: el salón de reuniones de Llorente Industrial, la empresa formada por su padre homónimo, tras arribar a la zona en 1952, desde España.
Imágenes y recuerdos del periplo de Daniel Llorente González, desde que abandonó su León natal y se radicó en Vallenar, formando su propia familia, son el cable a tierra para un hombre que heredó el temple hispano de su papá, la sabiduría de Sara, su madre y el coraje atacameño, forjado entre los cerros, desiertos y montañas del Valle del Huasco.
El pasado 31 de mayo, día que la Corporación para el Desarrollo de la Región de Atacama, cumplió 32 años de vida y realizó su Asamblea Anual de Socios, Llorente Viñales, tomó una decisión que dejó a varios sorprendidos.
Tras ocho años a la cabeza de uno de los gremios empresariales más importantes de la Macrozona norte -y bajo cuyo mandato logró instalarse en las grandes ligas gremiales del país-, no se repostularía a la presidencia de CORPROA, aun cuando los estatutos vigentes así lo permitían.
Esta disposición desencadenó, como nunca antes, que las elecciones se desarrollaran con altos grados de incertidumbre respecto a quien sería el nuevo timonel de la corporación atacameña, honor que finalmente recayó en Juan José Ronsecco, quien dirigirá los destinos de la institución hasta el 2026 y que, en su primer discurso público, agradeció a su antecesor, valorando su impronta en una gestión de excelencia que allanó los caminos del desarrollo, motivó el constante diálogo y respeto con las autoridades -independiente del color político-, instaló temas de vanguardia y siempre veló por el bienestar de la gente de Atacama, sus empresas, sus trabajadoras y trabajadores, una derrotero reconocido transversalmente. p: Señor Llorente ¿ Por qué usted decidió no repostularse a la presidencia de CORPROA, más si su labor gremial es reconocida tanto a nivel local como nacional, además que los estatutos le permitían encabezar el cuatrienio 2022-2026? “Mire, quizás mi respuesta sea poco ortodoxa, pero, como primera cosa, le diré que simplemente le hice caso a mi estómago, luego a mi instinto y a mi propia conciencia que ya me venía diciendo que el ciclo se cumplió, que era el tiempo justo de permitir y propiciar un relevo, de entregar la posta. A eso, súmele que el tiempo que le entregué a mi querida CORPROA, es el mismo tiempo que le negué a mi esposa, hijos, nietos, mis perros y mis sueños más profundos. Le comento esto, porque yo me dediqué cien por ciento a mi labor gremial, llegué para trabajar desde el día uno, con la única idea de servir a la Corporación.
Esta labor, sin duda, me llenó de satisfacciones y, creo humildemente, también impulsó a la CORPROA a otro nivel en el plano local y nacional y nos permitió aportar al desarrollo de Atacama, sin embargo, en lo familiar y, por qué no decirlo, en lo personal, significó costos, muchos de ellos intangibles, pero que de una manera u otra se deben pagar”. p: Fueron dos períodos al mando de CORPROA ¿ Contaba con el apoyo de la asamblea para cuatro años más? No lo sé con certeza, pero entiendo que sí, al menos en la percepción y muestras de cariño de los socios y cercanos, antes y después de la asamblea soberana y que hasta ahora me siguen llamando.
Sin embargo, mi tiempo ya fue y sé que Juan José (Ronsecco) lo hará de buena manera, tiene experiencia, manejo, sabiduría y lo más importante: el mismo amor que tengo yo, su directorio y los socios de la Corporación, por Atacama. Como corolario a su pregunta, puedo decir que fueron ocho años que literalmente tuvieron de todo. Por la parte mala, menciono los aluviones de 2015 y 2017, que pusieron a prueba el temple de sus habitantes y la grandeza y generosidad empresarial de los atacameños.
Agregue a esto, la caída del boom de los commodities a inicios de la década pasada, el frenazo a las inversiones y la productividad, el cierre de proyectos emblemáticos como Agrosuper, Pascua Lama o Nueva Unión, por nombrar algunos, que, de haber prosperado de buena manera, hoy serían un motor de desarrollo tremendo para Atacama.
También no se puede dejar de mencionar el estallido social de 2019, que con justicia o no, nos golpeó fuerte como región y país, la pandemia del Coronavirus, que todavía no nos suelta y la coyuntura política que sigue siendo incierta, mientras no termine el proceso constituyente.
Por el lado positivo, el alma de mi gestión fue la labor gremial, trabajo que entiendo cumplimos de buena manera, fuimos y somos parte de los principales gremios nacionales como la Sofofa, Cámara Nacional de Comercio, Asimet, etcétera.
Somos socios fundadores de la Red Compromiso Minero, que aglutina a 100 instituciones y universidades de Chile, en pos de una industria sustentable, nos codeamos y permitame decírselo así, con la Sonami, el Consejo Minero, y otras instituciones señeras, trajimos a la región a los principales líderes de la Confederación de la Producción y del Comercio, a Consejeros del Banco Central, fuimos a la Argentina, invitados por un expresidente del vecino país, donde hablamos de la importancia estratégica del Atacalar, articulamos la reactivación gremial de la Macrozona Norte, de la mano con las asociaciones industriales de Arica, Antofagasta y Coquimbo, de hecho, tuvimos que agregar a nuestro nombre, CORPROA, la palabra Atacama, pues otros gremios pedían saber más de nosotros, nos convertimos en referentes en los medios de prensa y fuimos invitados a exponer en distintos foros y escenarios, incluido el Congreso Nacional en la discusión del Royalty Minero y la Convención Constituyente y su comisión de Medio Ambiente.
En fin, son tantas cosas que no quiero pecar de soberbio al enuméraselas. p: ¿ Y su trabajo en Atacama, como lo califica? R: Todo lo que le acabo de mencionar, responde a la idea principal de desarrollar Atacama. Nos dimos cuenta que no podíamos seguir mirándonos el ombligo, que teníamos la tremenda necesidad de salir al mundo y contar quiénes somos y qué hacemos. Para lo cual nos jugamos con la creación del Foro Regional de Desarrollo, nuestro emblemático FOREDE, donde instalamos temas, debates y conversación, que apuntaban a aportar a la hoja de ruta de Atacama.
Realizamos decenas de conferencias, seminarios y clases magistrales, hemos invitado desde embajadores, como los de Canadá y Rumania, cuyo socio empresarial más importante en Chile es Atacama, a ministros y ex ministros de Estado, economistas de primera línea y pensadores de renombre.
En esta gestión, de igual manera, impulsamos el capítulo minero de la APEC en 2019, sin duda, un evento de clase mundial que nunca se había realizado en Atacama y que lo hicimos acá, con nuestra gente y en el Antay Casino Kamp; Hotel, empresa socia de CORPROA y que estuvo a la altura, demostrando que somos capaces de todo si nos lo proponemos.
Nos convertimos en fuente confiable y necesaria para la prensa local, que nos brindó la oportunidad de exponer la labor de nuestras empresas y también dándonos espacio a la crítica y opinión, siempre constructiva, cuando fue necesario. Hemos sido y seguiremos siendo la voz gremial cuando seamos requeridos.
También fuimos los anfitriones de fructíferas reuniones con la autoridad en los momentos más álgidos de los últimos años, un verdadero puente que ha buscado el entendimiento, el avance y el desarrollo de nuestra gente, de manera enérgica, pero siempre templados y con visión de futuro más allá de cualquier color político. Nos jugamos por el respeto, la igualdad de género, la sustentabilidad, la lucha contra la emergencia climática y la inclusión en todas las esferas posibles, entre otras temáticas.
P: ¿ Cuáles son los siguientes pasos del empresario Daniel Llorente? R: En el corto plazo, compartir más tiempo con mi familia, mis perros, uno de ellos, llegó desde León, España a acompañarnos y merece más atenciones de mi parte. Estar más con mis caballos, mis uvas y aceitunas, quizás volver a bucear en mi amado Chañaral de Aceituno y montar mi bicicleta por Llanos de Challe como antaño. Pero, usted ve que es bastante difícil sustraerse del trabajo, por más que lo quiera. En lo medular, seguiré ligado a la CORPROA en mi cargo de past president, traspasando mi experiencia, generando contactos y lazos y procurando que la transición con Juan José sea los más armónica posible. Él es una persona impecable, altamente calificada y un lujo para la Corporación, ha sido director de ésta por varios años, entonces conoce su funcionamiento, lo que hará más fácil este proceso. Cuenta además con un equipo que ha logrado la excelencia y del cual estoy muy agradecido, sin ellos, nada de esto hubiese sido posible.
Es necesario que también atienda a mi empresa, Llorente Industrial, aprovecho de agradecer a mi plana ejecutiva que siempre me reemplazó de buena manera en los más de 400 viajes entre Copiapó y Vallenar que hice desde el 2014, bueno, también a Dios por cuidarme en esos trayectos y a mi esposa por su sabiduría y templanza en los fracasos, pero por, sobre todo, en los éxitos.
Ahora, con mi familia, estamos desarrollando la Viña Buena Esperanza en la comuna de Vallenar, un sueño largamente madurado y que pretende crear una pequeña bodega de vinos Premium que, de paso, ayude a generar una actividad vitivinícola en el Valle del Huasco.
Es un sueño hecho realidad, queremos servir de inspiración para que, junto a otros empresarios agrícolas y productores de la zona, formemos una atractiva ruta en este valle encantador, donde el terroir, el clima y su geografía entregan al vino notas especiales y únicas que despiertan los secretos guardados de esta desértica y, a la vez, abundante zona de Chile.
Buena Esperanza ya cuenta con una producción de aproximadamente 28.000 litros de vino por año, siendo el máximo proyectado de 60.000 litros y estamos comercializando cinco etiquetas de su producción: Pinot Noir 2020, Chardonnay 2020, Chardonnay 2020 Gran Reserva, Mezcla tinta 2020 y Rosé 2021.
Sin duda mi padre, que tuvo la visión de adquirir la Parcela 29, en la Hacienda Buena Esperanza, estaría feliz y orgulloso de apreciar como su lechería inicial, sus uva Italia, sus olivos y la planta de aceite, ahora se han convertido en una bodega de vinos de categoría. El reloj adosado a la muñeca de Daniel Llorente parpadea sin cesar, es la señal inequívoca de que esta entrevista llegó a su fin. “Se supone que tengo más tiempo”, dice.
Todos en su oficina saben que no es así, que solo irá por un sándwich al restaurant de la esquina, para volver a contestar llamadas, revisar los envíos de vinos o simplemente ir a mirar a los viejos como arman imponentes estructuras de fierro destinados a grandes y tecnológicos proyectos actuales de la región y el país, en la empresa metalúrgica familiar, tal como le enseñó su padre hace cincuenta años.