Autor: Joanna Davidovich Directora ejecutiva Consejo del Salmón
Salmonicultura
Señor Director: En su columna del miércoles, Maximiliano Bello, promotor del proyecto que busca retirar a la industria salmonicultora de las áreas silvestres protegidas, presenta una dicotomía artificial entre desarrollo y cuidado del medio ambiente, al señalar que nuestro sector no podría convivir en estas áreas. En nuestra opinión como gremio, Chile no debe ponerse en la posición de elegir entre progreso y protección ambiental, sino que ambos objetivos pueden fácilmente ser armónicos.
La salmonicultura ha avanzado a pasos agigantados en cuanto a producción sostenible en los últimos años: tiene más del 60% de sus centros certificados internacionalmente, cifra que aumenta dos dígitos cada año; lleva adelante un esfuerzo serio en limpieza de residuos en costas; ha reducido de manera significativa el uso de antibióticos, y está introduciendo nuevas y mejores tecnologías para minimizar sus impactos a su entorno.
Posiciones extremas como la que presenta el señor Bello en su columna se asimilan a la política del “decrecimiento” levantada por algunos convencionales, una visión que no ofrece reales alternativas de desarrollo social y económico a las personas de la macrozona sur, donde el rol de la salmonicultura es fundamental.
Esta sensación se hizo evidente en la Comisión de Pesca y Acuicultura de la Cámara del miércoles, donde varios diputados levantaron su voz de alarma ante el desamparo en que quedará una buena parte de las casi 70 mil personas de las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes que viven día a día de la industria del salmón, junto a las miles de pymes asociadas a la cadena productiva de la misma industria.
Creemos que es necesario tener un diálogo serio y responsable para ver cómo avanzamos en un desarrollo sostenible y en armonía con el cuidado del medio ambiente, para continuar entregando más y nuevas oportunidades a las personas.