LA PANDEMIA DE 1957 70 años de historia Diario Sexta Región
Ranscurría 1957 y Chile estaba bajo el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, el cual se caracteriza por distintas decisiones erróneas, procesos inflacionarios que causarán protestas significativas como la denominada Batalla de Santiago (abril, 1957) la cual arrojo una veintena de muertos, instando al gobierno a un Estado de Sitio y colocando al ejército en las calles.
Mientras las consecuencias de estos hechos dejaban un ambiente gris en lo político y social, llegaba un barco de la Armada de Estados Unidos al puerto de Valparaíso con tripulantes infectados de una nueva enfermedad originada en China en febrero de ese mismo año. Era la denominada Gripe Asiática, enfermedad que en menos de diez meses cubrió parte importante del planeta, dejando sobre un millón de muertos. En nuestro país alcanzará a veinte mil muertos, caracterizándose por su rápida propagación, es publicado por la prensa porteña el 24 de julio de 1957. Dos días después, las portadas anunciaban el brote en Santiago. El diario La Región divulga la primera crónica el 30 de julio del mismo año.
La descripción la hace el carismático Chito Morales: “La influenza, para muchos una simple gripe aguda, arribó a San Fernando en nortinas maletas santiaguinas, que en forma de relámpago distribuyó el virus hacia todos los rincones de San Fernando. Hoy en la mañana vimos a muchos primarios que volvían a sus casas, alumnos y profesores con dolor de cabeza debieron guardar cama.
En el Liceo de Hombres más del 50% del Internado ha debido regresar a sus casas, en el Instituto de los Hermanos Maristas han caído desde capitán a paje, es decir desde el Hermano Director hasta el último pequeñín de preparatorias.
Las farmacias venden tilo y mejorales a granel, en un esfuerzo vano de la gente por destruir el virus de la influenza, ya que es sabido que no existe ningún medio directo que lo ataque, solo puede neutralizarse las complicaciones que se producen”. Los niños y jóvenes serán los principales afectados, el Liceo de Niñas acusó que el 60% de las alumnas fuea Por Víctor León Donoso ron afectadas, debiendo suspender las clases por varios días, mientras que el Liceo de Hombres el contagio comenzó con los internos, ausentándose rápidamente todo el alumnado debido a los síntomas. La provincia continua su rutina, únicamente hacen mención de circunstancias particulares, por ejemplo como afectó esta enfermedad algunos jugadores del club local, quienes viajaron a un partido de fútbol a Calera.
También evidencian la búsqueda de “remedios” caseros como eran tomar agua de Tilo, cerveza o chicha demostrada en el titular del diario La Región “La chicha se agota en San Fernando con la famosa influenza”. Los primeros días de agosto la Gripe Asiática contagiará aparte importante de la población colchagúina, provocando el colapso del Hospital de San Fernando, padeciendo este mal cinco médicos del plantel de salud. La Directora del Hospital, Dra. Haydé López deberá hacer llamado de atención a través de la prensa local a la población. El diario La Región indicaba: “La doctora nos informó personalmente que el mal tendía a continuar invadiendo cada vez con más intensidad a los tranquilos colchagúinos. Los asegurados, especialmente los campesinos, caen como trigo segado por la hoz, al terrible embate por la influenza que sea enseñoreado, como Jehová sobre el Faraón en todos los fundos de los alrededores. Por otra parte, estamos en condiciones de informar que por lo menos el 50% de la población de San Fernando ha caído o está cayendo en las garras griposas del Japán 805. Las farmacias agotan todo su stock de tilo y mejórales, mientras espontánea clientela busca los medios farmacéuticos más extraordinarios para defenderse del demoledor mal. La Dra.
Haydés López nos ha encarecido que anunciemos a la opinión pública de la ciudad, que está estrictamente prohibida la entrada al interior del Hospital, por tanto, la influenza hace estrago en la casa de la salud, precisamente porque las visitas la han portado inocentemente.
Los que desean saber de sus familiares o amigos enfermos, debe limitarse a que el portero averigile su estado, por tanto el contagio de la influenza puede mo para otros enfermos, que en un estado especial, puede producirse la muerte”. La segunda semana de agosto la pandemia hacer efecto severo en la población colchagúina, el asilo de ancianos de San Fernando enferman todos quienes se encontraban allí. El periódico la Región publica: “La difícil situación que se presenta debe ser tomada en cuenta por aquellos grupos que, en un momento dado, pueden reemplazar a las monjitas.
Nos referimos a “Las Siervas” o la “Cruz Roja”. Es muy posible a estas alturas el Asilo de Ancianas haya quedado totalmente abandonado, por lo que se hace necesario una visita inspectiva por parte de las instituciones antes nombradas. Por otra parte, la gripe, no piensa hacer las maletas para irse de la tradicional ciudad de San Fernando y sus alrededores. En los fundos ha recrudecido con intensidad.
Los campesinos caen por docenas entre toses y estornudos, fuertes dolores de cabeza y fiebre de 39 a 40 grados”. A mediados del siglo XX en la Provincia de Colchagua su población era preferentemente rural, alcanzando un 67%, por tanto, la enfermedad golpeará sectores tradicionales sin mayor cobertura médica o sanitaria. Los distintos poblados hacen mención de ello, el 17 de agosto divulgan la situación de Nancagua: “La epidemia que nos visita ha seguido haciendo de las suyas.
El peso de su acción ha recaído en los escolares, por este motivo los Directores de las Escuelas n%49 y 41 suspendieron las clases los días 8 y 9 y toda la semana, por cuanto es un alto porcentaje el de alumnos afectados. La Escuela particular n*%7 también ha suspendido sus clases”. También comunidades rurales pre cordilleranas como Agua Buena manifiestan la epidemia: “Este pueblo no podía escapar tampoco a los efectos de esta epidemia.
La presente semana ha correspondido al ataque más intensivo, lo que se trasluce en la poquísima asistencia de los escolares a sus escuelas y en la suspensión de actividades deportivas por enfermedad de la mayoría de los jugadores”. La complejidad fue a la baja, ya en el mes de septiembre no se hace mención alguna en la prensa local, solo en diciembre es recordada como uno de los diez sucesos que sacudieron el año 1957: “Los estudiantes caían como moscas a la leche; algunos de intención clara, para capear. La Fábrica de tabacos y otras industrias de la ciudad, debieron suspender parcial o totalmente sus labores.
En la redacción del inter diario, entre toses y dolores de cabeza, oscilando entre los 39 y 40 grados de fiebre, escribiíamos nerviosas crónicas sobre la influenza y su ataque 1957 a la ciudad del guerrillero”. A pesar de la escasa cobertura de la Gripe Asiática, sus efectos tadores, alrededor de 20.000 muertos en Chile, principalmente en Valparaiso, Santiago y Concepción. En nuestra provincia de Colchagua es difícil calcular. En agosto de 1960, el Departamento de Epidemiología del Servicio Nacional de Salud edita un análisis de las repercusiones de la epidemia de la influenza asiática en la mortalidad del país. En ella podemos constatar las defunciones causadas por enfermedades respiratorias como influenza, neumonía y bronconeumonía en los años 1956 y 1957, existiendo una diferencia de 45 muertos en Colchagua.
La misma investigación insiste que la incidencia de la enfermedad fue mayor en personas de bajo nivel socioeconómico, y culmina recomendando diversas medidas para una próxima pandemia, que al parecer hasta el momento no atendimos: “Rápida elaboración de un plan que permita contar con el máximo de recursos materiales, humanos y terapéuticos para disminuir los efectos de la enfermedad”.