La impronta del maestro
La impronta del maestro E duardo Vilches camina seguro, apoyado en su bastón, por la casa de fachada continua en la que vive desde hace casi 50 años, en un tranquilo sector de Ñuñoa.
Un encantador lugar con patio interior que junto con la investigadora del cine Alicia Vega con quien está casado desde 1965 han poblado de colecciones, artesanías, obras de arte y sus propias creaciones, las que conserva religiosamente en las cajoneras de su taller.
En un rincón tenía también guardadas las matrices de madera, talladas en los 60, con que realizó los primeros grabados de su carrera y que se usaron en la reedición que la Universidad Católica impulsó para incorporar a su patrimonio.
Son 91 en total, entre xilografías y serigrafías, con 5 ejemplares cada una, 71 de las cuales se exponen en el MAVI UC y que "representan las obras más icónicas de Eduardo, en cuanto a la síntesis, la precisión en las formas y el color", sentencia Patricia Novoa, subdirectora académica de la Escuela de Arte, quien coordinó el proyecto y realizó la edición del libro con sus fotografías, que se lanzará próximamente. Es una gran alegría que mis cosas queden en la institución en que trabajé siempre. Mi carrera empezó en la UC, ahí me formé y enseñé toda una vida. Me parece fantástico que puedan apreciarlas las generaciones venideras, porque la familia desaparece, pero la universidad, nunca dice él.
A sus 91 años y con una memoria envidiable, revive esos comienzos, cuando llegado de Concepción a Santiago encontró su vocación por casualidad. "Andaba súper perdido, ninguna carrera me interesaba porque, sin saberlo, era otra cosa la que quería.
Dibujaba instintivamente desde el colegio, y un día mostré mis trabajos a una holandesa que había estado en Bellas Artes; sugirió que tomara clases, así que me matriculé en la academia de Gregorio de la Fuente, en pintura, iba dos veces por semana después de la oficina.
Fue el destape, nunca me había sentido tan feliz, aunque después nunca más pinté". El azar también actuó para que en 1958 se inscribiera en la escuela de verano de la Universidad de Concepción, donde conoció a Nemesio Antúnez, quien lo invitó al Taller 99, abierto dos años antes en su casa de Guardia Vieja. ¿Fue entonces cuando descubriste el grabado? También descubrí el medio artístico. Caí en un grupo muy bueno, no podía creer que los artistas eran gente normal porque tenían pésima fama, y resultó que eran ¡ fantásticos! Estaban Roser Bru, Delia del Carril, Dinora Doudtchitzky.
El taller era chiquitito porque era el espacio privado de Nemesio. "Don Sergio Larraín, muy amigo de Antúnez, era decano de la Facultad de Arquitectura y le ofreció una sala grande en la universiLa impronta del maestro Una reedición de 91 grabados creados entre 1960 y 1974 por el artista, académico y Premio Nacional de Artes Plásticas 2019 ahora pertenece al patrimonio de la Universidad Católica. 71 se exponen en el MAVI UC hasta el 7 de julio y son parte del legado de Eduardo Vilches, quien a raíz de la muestra repasa sus inicios, trayectoria y el sello de su enseñanza que marcó a varias generaciones. Texto, Paula Véliz G. Fotografías, José Luis Rissetti Z. "Todo en la vida me ha llegado sin planificarlo, con la ayuda de buenas personas", dice Vilches. ENTREVISTA. La impronta del maestro Izquierda, xilografías xilografías de 1960 con escenas sintetizadas sintetizadas de paisajes y edificaciones. De las series más emblemáticas de Vilches son las serigrafías de contornos contornos de caras y manos (1974). dad.
Nos fuimos al cuarto piso de la Casa Central Central Qué mejor! Podías ir todos los días”. Sin formación académica, pero con mucho entusiasmo, se hizo cargo de las clases de grabado en el departamento de Pedagogía en Artes Plásticas. Y con la fundación de la moderna Escuela de Arte en Lo Contador (1959), el Taller 99 se traslada y Vilches se cuenta entre los primeros profesores. Asistir al curso de Interacción del Color que dictó Sewell Sillman, ayudante de Josef Albers (integrante (integrante de la Bauhaus), fue decisivo para él. El gringo me impulsó a que postulara a la beca (Fullbright), que me gané; opté por el departamento de arte de Yale. Sabiendo que no tenía base universitaria, me hizo tomar ramos ramos primarios como alumno especial: escultura, escultura, diseño, color.. , en todo saqué más de 90 y el máximo era loo. Tenía 27 años y ya sabía lo que quería, así es que aproveché muy bien esa oportunidad.
Creador de los programas básico y avanzado avanzado de grabado, y famoso por implementar en la malla el curso de color, Eduardo Vilches Vilches junto a Mario Toral, Delia del Carril, Florencia de Amesti, Carmen Marambio y Nemesio Nemesio Antúnez, en Lo Contador. Siluetas de torsos tachados a escala real, hechas enjulio de 1973 (serigrafía). 1 ::=;. -----. La impronta del maestro formó a varias generaciones de artistas que lo reconocen como un referente. Eso me produce una gran satisfacción; quién no la siente cuando te das cuenta de que te quieren. Pero fui exigente, no era un compadrito con ellos. Mis alumnos lo apreciaron: mi manera estricta de enseñar, pero siempre de buena forma. No riéndome de lo que hacían, pero reconviniendo cuando no estaba perfecto". ¿Cómo conjugaste los dos aspectos, de artista y profesor? La docencia era la manera de ganarme la vida. Pagué los estudios de mis hijos sin pedir préstamos, solo con mi trabajo. Cuando vendía un grabado, era como un premio para gastarlo en cualquier cosa, pero no dependía de eso. Pero nunca renegué de las clases, porque me gustaba ayudar a los demás.
Muchos de mis alumnos me dicen que les abrí los ojos, y a mí también me abrió los ojos ese curso con Sillman. ¡Qué bonito es ayudar a alguien cuando anda medio perdido! Las xilografías fueron reeditadas por Lorena Villablanca usando las matrices del artista, mientras que Alberto Zamora fue quien produjo las serigrafías, a partir de fotografías de los originales. En ambas técnicas, las temáticas reflejan el repertorio que Vilches llama "mi bodega de imágenes". Cuando chico viajé mucho en tren, pegado a la ventanilla, observando todo. Del liceo a mi casa pasaba por el mercado, un lugar lleno de actividad que me impresionaba y me entretenía mucho. Fui registrando esa vida corriente, de la calle, que luego apareció espontáneamente.
Después de que me casé con la Alicia y tuve a mis dos hijos, cambió el foco y me inquietaron otros temas, abrí los ojos a que había gente que lo pasaba pésimo, y entonces aparece la figura humana.
Cristián Silva, curador de la exposición, ayudante de Vilches en la universidad y parte del grupo que adhirió a la noción de "desplazamientos del grabado" en los 80, lo resume: "En él se da una confluencia virtuosa y muy escasa: la inagotable curiosidad, capacidad de asombro y energía de un niño, junto a la prudencia y sabiduría de un hombre experimentado.
Posee una capacidad única para crear imágenes rotundas y categóricas, pero, al mismo tiempo, sugerentes y evocadoras de múltiples lecturas". Cuando decide abordar por primera vez la temática del cuerpo, produce esta serie de serigrafías de piernas (1970). Arriba, acuarela que conserva del curso de verano en que conoció a Antúnez (1958). Pintura sobre cartón hecha en el curso con Gregorio de la Fuente (1956-1958). ARCHIVO EDUARDO VILCHES Produciendo el grabado "El Arca de Noé"..