Violencia
Señor Director: La violencia (“partera de la historia” como la llamaba Marx), con su multitud de rostros, unos más repugnantes que otros (guerras, terrorismo, delincuencia, maltrato infantil, violencia intrafamiliar, abuso sexual, miseria, 'moobing, bullying, “asesinatos a carabineros”, “portonazos”, “encerronas”, etc. ) se ha enquistado paulatinamente (nadie se acuesta pacífico y se despierta violento) en nuestros corazones. Despliega sus tentáculos en el mundo tanto público como privado. Como un fantasma recorre el mundo destilando su mortal veneno, destrozando vidas, matando ilusiones, destruyendo familias, anulando el espíritu, infundiendo miedo, cercenando nuestra alegría.
Habita en nuestro lenguaje, duerme en nuestros hogares, se pasea por nuestros colegios y universidades, nos acosa en nuestros trabajos, campea en las redes sociales, se enseñorea en la televisión y el cine, gobierna las calles, exhibe su hipocresía en política, arremete en la Araucanía, etc. Es una obrera disciplinada, trabaja 24/7, no da tregua.
A la “cultura de la muerte” (Juan Pablo ID) no se la supera solo con buenas leyes; ayudan sin duda, pero no es suficiente, se requiere mucho más de una “cultura de la vida”. Si lográramos esto, lo demás sería añadidura. Eugenio Yáñez Facultad de Psicología y Humanidades, Universidad San Sebastián