LA ÉPICA DEL RUGBY EN LA PINTANA
Wladimir Salgado (24) tiene un tatuaje en su brazo, dice: "Marichiweu". Desde los 10 años juega en Trapiales Rugby Club, vive en la población San Rafael de La Pintana, y aparte de ser el entrenador de la rama femenina del club, es el capitán del equipo A de varones. Estamos en el entretiempo de un duelo decisivo contra el equipo del colegio Tabancura en el Prince of Wales Country Club, de la comuna de La Reina.
Wladimir arenga a sus compañeros: "Cabros, la defensa es un despelote, si el balón se abre hacia la derecha, nos cerramos todos hacia la derecha como los güeones, si los locos nos abren una a la derecha y una a la izquierda, y no hay ni uno cubriendo, a no ser que sea el wing, que está 30 metros atrás, nos pasa la cuenta, estamos llegando los mismos tres al mismo tacle, no pueden estar más cansados que el 10, son las posiciones que más corren y nos hemos sacado la conchetumare, el tacle es personal, cabros, mi marca es personal, los cuadros al frente, tacleo, me paro lo más rápido posible y dejo la situación limpia. Si están cansados, pidan el cambio, pero si van a estar adentro, déjense la puta vida, cánsense, péguense fuerte, avancen.
Guatón, 150 kilos, no te pueden llevar para atrás, repiqueteo, peso la mitad que voh y me llevo a tres colgando, metámosle duro al frente, no necesito tirar 180 en sentadilla o 100 kilos en pecho para llevarme un güeón para atrás, necesito la actitud que salga de aquí adentro, hermano, necesito querer yo sentar al güeón de raja, cabecita, c.. ., ¡ actitud!". Pedaleo por la caletera de la autopista Acceso Sur, atravesando de noche el potrero de La Platina. La distancia de mi casa a la cancha de rugby es de 12 minutos en bici. Tres canciones. Recuerdo la única vez que jugué rugby: era el 2002, tenía 16 y el profesor de Educación Física nos hizo jugar en un potrero cercano. Esos días de vacas pastando frente a los blocs, ese sentimiento de estar donde Santiago se acaba. Eran días confusos y no llevé el buzo obligatorio. El profesor me hizo jugar vestido de escolar y con zapatos de colegio. Cuánto placer puede haber en rodillas y codos embarrados. Logré taclear al más jugoso de mi curso. Fue en los arrebatos de agarrar la bicicleta y virarme lejos cuando noté los cambios a la orilla de la autopista. El principal fue la aparición de una cancha de rugby en la esquina de la carretera con avenida Gabriela. "Así que tendremos rugby en La Pintana", pensé. Esto me sonó a intentar ser tenista en la comuna. Querer hacer cosas diferentes a "jugar a la pelota" le lleva implícito el leseo de tus propios locales.
Cuando levantamos el club de tenis "Los Sxicidas", cuyo lema es "cambia tu saque" (en alusión al uso no abusivo de sustancias), en la feria nos molestaban al vernos pasar con raquetas". ¿Y juegan golf, también?". Esa es la dictadura de la pelota de fútbol. Y en las pocas canchas que van quedando en poblaciones pensadas para habitantes que jamás tendrían un auto, las canchas techadas son las predilectas para transformarse en estacionamientos. Cementerios de autos y los aros de básquet torcidos. Afuera del complejo deportivo Santa Rosa, que es donde entrena Trapiales, me junto con Franco, poeta, vecino de la población San Rafael y máximo referente del BMX de La Pintana. Familiares de Franco han jugado en Trapiales y fue el contacto para conocer a Juan Sepúlveda (38), head coach y fundador del equipo. Todos somos pintaninos.
Juan cuenta que están entrenando por ahora en las canchas de pasto sintético, ya que a la de pasto natural le entró un hongo y murió la cancha. "Acá estamos cerca del famoso pantano de La Pintana, tratamos de que la comunidad vaya integrando lo que es el rugby, pero hace poco nos robaron 200 metros de pasto sintético". Un adolescente llega lesionado hasta nosotros.
Problemas en el tobillo. "Lo bueno es que ya terminó la temporada y me puedo lesionar tranquilo", dice antes de irse a su casa con una bota ortopédica puesta. --¿ Crees que hay discriminación positiva hacia Trapiales al mezclar los conceptos de rugby y La Pintana? --En un comienzo no sé si fue tan positivo, era incómodo, fue complicado querer jugar con un equipo de La Pintana, derechamente no querían jugar con nosotros.
Hace 15 años el rugby era súper elitista y clasista, cuando comenzamos a mostrarnos en Arusa (Asociación de Rugby de Santiago), nos decían "muertos de hambre", nos revisaban con detector de metales, preguntaban si andábamos con algo, y eso hasta el estallido social estaba normalizado por nosotros también. Pero Trapiales es cuna de entrenadores, preparadores físicos, árbitros, y para eso lo primero que aprendimos fue el autocontrol entre nosotros.
Yo un tiempo fui jugador y entrenador a la vez, y cuando te roteaban dejabas la cagá; los cabros saben pelear, su vida fue lo salvaje de La Pintana, y si hablamos de quién gana a combos, ganamos siempre, pero al final pensábamos que así dábamos la razón a esas mismas personas que nos decían eso. Fue un tema psicológico súper difícil de enfrentar. En el rugby tienes que ser agresivo, pero no violento. Hay que ser maldadoso y los cabros tienen esa picardía.
Antes de llamarnos Trapiales habíamos pensado en llamarnos los perros, los pitbulls, pero dijimos no, salgámonos de ahí, pensamos en algo mapuche y llegamos al nombre Trapiales (pumas, en mapudungún), que no pegaba mucho al principio. En un torneo en Lo Barnechea que nos fue bien, salimos 4 de 12, nos llamaban Los Trapenses, Los Tropicales, Los Traperos. Es la hora en que llegan al entrenamiento los rugbistas, gente gruesa y respetuosa. Son las 20:30 del jueves 25 de agosto, hace muchísimo frío. Juan nos comenta que estos días son buenos para comer sopaipillas en el paradero 25 de Santa Rosa y armar una torre de salsas sobre ellas.
No sé cómo hablamos de sopaipas y pasamos a hablar del Presidente. "Boric es fan de Trapiales, le encantó la camiseta, me pidió una con su nombre, pa' él y su señora, la polera está bonita, apretaíta, me compraron varios de La Moneda la camiseta, todo el gabinete la quiere, y eso que no tienen ni la de Los Cóndores", dice Juan.
La camisita de Trapiales tiene los colores de la bandera mapuche y en su espalda se lee: "Marichiweu". --¿ Por qué trabajar en la comuna? ¿ Vamos a perder a Juan de La Pintana en algún momento? --Antes era difícil echar raíces en La Pintana, incluso la alcaldesa me pregunta eso, porque he tenido la oportunidad de irme a buenos lugares, pero Trapiales es como el hijo.
Yo he sido autodidacta en el aprendizaje, por eso creo que jugamos de otra forma, no es lo mismo que un equipo de Las Condes, donde los jugadores vienen bien comidos y con una memoria muscular distinta, no se pegan dos horas de piques del centro para acá (llega un jugador atrasado al entrenamiento), supón que este jugador llega tarde en Las Condes y simplemente no lo dejan jugar, pero si tu papá es dueño de la empresa, puedes llegar tarde o temprano a cualquier parte; si alguno de nosotros se lesiona, caga.
Entre los jugadores, hay de todo, chicos que llegaron hasta cuarto medio, algunos trabajan en la construcción, ahora tenemos una alta tasa de universitarios, otros son profesionales, pero el pintanino es chicha fresca, hemos tenido que hacer un trabajo de joyería con el güeveo, mucho sobrenombre, en la iniciación se pegaban charchazos, se trataban mal, pero se quieren, creo que somos el pack de forwards, los gordos del 1 al 8, de nuestra categoría, más fuerte de Santiago; como están acostumbrados a pegarse, no hay nada que hacerle. Quisimos alguna vez cambiar el juego, hasta que logré entender que no puedo hacer algo que está en contra de su naturaleza. Este año no nos ha ido bien, pero estamos en un buen nivel. Estamos brillando caleta. El domingo hay partido en el Country Club, para que vayan. El rival de hoy es Tabancura. "Un colegio municipal de La Pintana", dicen los Trapiales, riendo. No se sabe dónde queda Tabancura, se especula que entre Renca o Quilicura.
Ayer hubo fiesta y algunos están con caña. "Estái destilando olor a alcohol, amigo, no pasái piola, ¿ese era el olor a vómito? Yo pensé que era el pasto". "Si igual voy a jugar, confíe en mí, profe". "Yo te dije: ven mentalizado pa' que te güeveen, el copete debilita tu musculatura". "Yo soy joven todavía". "Yo soy viejo y no estoy lesionado, amigo". "Yo estoy lesionado, porque me pegaron, no porque esté alcoholizado", "¡pero te pegaron en el carrete! Tú eres súper bueno para taclear, pero no sabes dar pases, el próximo año tienes que aprender: menos fiesta, ¿eh?". Comienza el partido y Juan grita: ¡ Dale Pulga! ¡Vamos Shrek! ¡Qué cobró, amigo! ¡Bien, Turrón! ¡Offside! ¡Acompañen! ¡Ta solo, hermano! Sergio, tenías todo abierto ahí pa' los 50-22, fíjate en eso. ¡Desplacen! ¡Agüita! Eso fue por una pelota mal cuidada.
Es fatal que estos güeones tomen la pelota y la abran. ¡Bien, Che! ¡Pídela! ¡Dale, Lucho! El sol está matando a los cabros. ¡Ármense mejor, hombre! ¡Dale, Braulio! ¡Bien, Melón! Los culiaos están pateando, hermano, me pasaron por encima los toperoles. ¡Sin miedo al tacle! Puta, los cabros, güeón.
No están corriendo, ¡pero anda a mostrarles unas tetas! Pa' la final deberíamos tener a dos enanas en colalés, otro corte. ¡Carlos, presiona al 10! ¡Dibu, dale presión! ¡Están todos paraos, güeón! ¡Lo dejó pasar el Pastero! ¡Qué onda, cabros, les están haciendo cariño? ¡ Bien, Aravena! ¡Con agresividad, viejo! ¡Gánate de ahí pallá! ¡Perdía, perdía, salió! Turrón, pedazo de pintanino, acaba de marcar un trail, camiseta n 10.000. Termina el primer tiempo. Los Trapiales se ubican a la sombra de un toldo.
Juan pregunta serio a los jugadores: "¿ Algo que decir?". Luego, se larga: "Cabros, hay que subir y cerrar, tienen un 6 gordo, de 150 kilos, siempre paradito ahí, empecemos a identificar jugadores, muchachos, necesitamos uno para que el 6 no la agarre más y a la primera le ponen un tacle, con pelota o sin pelota. Al 6, mínimo, démosle 5 minutos, lo sacamos por la buena o por la mala, y se terminó, dejemos de ser un equipo pelotudo.
Y lo otro, hay que caerle al 9, es una pinturita, a estos equipos, cuando le comienzas a pegar al 9, hacen cagadas, pero si les damos confianza, nos harán un desastre". "Ellos taclean aquí abajo, se sientan primero y taclean, ¿qué hago yo? Tengo que levantar más las rodillas, si le pego un rodillazo en el hocico me importa una callampa, no va a taclear nunca más para abajo, el único ataque frontal que tuvimos fue trail, porque los otros ataques han sido laterales y es mucho más fácil que te tacleen de lado, porque somos guatones, ¡somos guatones, recuérdenlo!, que te tacleen de frente es para que lo hagái mierda, somos fuertes cuando atacan de frente, no de lado, cuando cuidamos la pelota, ¡puta que le hacemos daño a estos güeones!, necesitamos una defensa envolvente, como nos están pichuleando por fuera, el segundo centro tendrá que hacer esta envoltura para que no llegue al wing que lo está violando, ¡MARICHIWEU!". 29-5 pierde Trapiales en el segundo tiempo. Entre aplausos, Lucho sale lesionado, un tirón en los gemelos. "No he comido bien", dice. Hay jugadores que no tienen zapatos con toperoles, un jugador se saca sus zapatos calientes para pasárselos a otro. "La vendimos. Estos c.. . corren caleta. Antes les ganábamos siempre, llegó la cuarentena, y éramos. Hay fricción. Un trapial le pega un combo a un Tabancura. "¡Si no ganamos, les pegamos! ", se grita desde la banca Trapial.
Carlos, uno de los Trapiales, se saca su camiseta y sin polera se acuesta en el suelo a ver el fin del partido. "Así se entrena en Chile para el mundial", le dicen sus compañeros, "igualito como saliste en la foto de la prensa francesa". Se ríen de que siempre los tachen de rugbistas provenientes de zonas vulnerables y que la prensa enfatice sobre ellos el concepto de "riesgo social", "pobreza", "marginación". Se termina el partido. Ambos equipos estrechan sus manos. Las palmas suenan como lluvia cayendo en el techo. En círculo, Juan habla con el equipo: "Si queremos ser los sudafricanos de La Pintana, tenemos que sacarnos la cresta entrenando. Hoy nos ganaron por falta de físico. Hay algunos que están muy guatones y hay otros que están muy flacos. Ellos no merecen este tipo de victorias, ni nosotros esta boleta". --Juan, en pocas palabras, ¿cómo estuvo el partido? --Complicado. Es un rival fuerte Tabancura, abren muy bien la pelota, son más altos, los biotipos son diferentes. Pero vamos mejorando. El año pasado quedamos últimos, este año vamos 6 de 10, el próximo año debemos estar entre los primeros 3. Nos queda un último partido y luego con el mundial se suspende todo entre septiembre y marzo, en ese tiempo nos vamos a nivelar físicamente.
Marcador final: Tabancura: 46 Trapiales: 19 En medio de la fiebre por este deporte que desatará la presencia de Chile en el Mundial de Francia, el escritor de La Pintana Juan Carreño escribe para "Sábado" sobre el equipo que nació en su comuna. "Se ríen de que siempre los tachen de rugbistas provenientes de zonas vulnerables y que la prensa enfatice sobre ellos el concepto de `riesgo social', `pobreza', `marginación'. Ellos quieren ser los sudafricanos de La Pintana". POR JUAN CARREÑO * FOTO SERGIO ALFONSO LÓPEZ "Hace 15 años el rugby era súper elitista y clasista.
Cuando comenzamos a mostrarnos en la Asociación de Rugby de Santiago, nos decían `muertos de hambre' y nos revisaban con detector de metales". LA ÉPICA DEL RUGBY EN LA PINTANA *Juan Carreño ha publicado los libros Compro fierro, Budnik, Parama y Neozona. Dirige taller literario "¿ Estamos muy lejos de La Pintana?" y es fundador de la Biblioteca Popular Plaza Chica, en su población en Santo Tomás. SER GIO A LF O NSO L ÓPEZ Parte del equipo de rugby Trapiales, todos de La Pintana. Trapiales es cuna de entrenadores, preparadores físicos, árbitros, y para eso lo primero que aprendimos fue el autocontrol entre nosotros. Dice su entrenador, Juan Sepúlveda. LA ÉPICA DEL RUGBY EN LA PINTANA.