COLUMNAS DE OPINIÓN: Los silencios de la política
COLUMNAS DE OPINIÓN: Los silencios de la política P or qué la derecha extrema local no convierte a los migrantes venezolanos en chivo expiatorio, como sí ocurre en Europa o Norteamérica con grupos equivalentes? La respuesta es prosaica: cuando un voto es útil, el discurso de odio se modera. No se muerde la mano que deposita la papeleta amiga. En Francia los magrebíes, en Hungría los musulmanes, en Estados Unidos los mexicanos, etc. : la ultraderecha cosecha apoyos narrando amenazas étnicas. En Chile, en cambio, la partitura se toca en tono menor. Noticiarios repiten secuestros, sicariato y extorsión con presencia venezolana, pero la derecha radical evita ponerles nombres nacionales. A diferencia de esos países, se prefiere un lenguaje abstracto: "fronteras porosas", "hospitales colapsados", o de "guerra contra la delincuencia", nunca con rostro visible. El dato clave lo confirma: Panel Ciudadano-UDD indica que 71% de los venezolanos votaría por la derecha, la mayoría por Kast y solo unos cuantos por Jara. Atacarlos sería dispararse al pie. El efecto espejo aparece en la otra vereda. "No queremos una política de arepa y ron", lanzó el diputado socialista Daniel Manouchehri. El exabrupto revela cuán rápido sectores progresistas activan reflejos xenófobos cuando perciben un electorado adverso. Lo que una orilla calla, la otra vocea. La doctrina se pliega ante la aritmética: cada voto probable se cuida; cada voto improbable se desecha. L a p o l i t o l o g í a l o describe hace décadas: la xenofobia no brota como impulso atávico, sino como herramienta estratégica. Las ideologías se flexionan; conservan su esqueleto, pero giran la cabeza hacia la calculadora. Nada personal, solo números. La identidad política desplaza a la nacional y el pasaporte se vuelve irrelevante ante la promesa de un voto aliado. Leer la política no solo requiere analizar lo dicho, sino también los silencios. Rastrear la discriminación supone no solo auscultar los gritos de odio, sino también los silencios que los arropan. Allí donde la justicia debiera alzar la voz, el marketing electoral presiona mute. La contabilidad que decide quién se nombra y quién se borra administra el debate desde la sombra.
Francis Urquhart --protagonista de House of Cards (BBC 1990)-lo dictó en una frase célebre: "Usted tiene derecho a pensarlo, pero no podría hacer ningún comentario". Orwell, en 1984, mostró que el adversario mutaba con la coyuntura. Un día era Eurasia, al siguiente, Asia Oriental. Y todos aplaudían el nuevo odio. En Chile parece bastar silenciarlo. Portar el sufragio correcto te vuelve invisible. Chile no ha inventado una tolerancia ejemplar; ha perfeccionado un cálculo electoral discreto. Quién sabe, sin embargo, qué pasa al nivel ciudadano, en ese mundo alejado de los políticos. Los silencios de la política Mauro Basaure Académico de Sociología UNAB "Chile ha perfeccionado un cálculo electoral discreto. Quién sabe, sin embargo, qué pasa en ese mundo alejado de los políticos"..