Ley Lafkenche: ¡Llegó la hora de modificarla!
Ley Lafkenche: ¡ Llegó la hora de modificarla! E124 E124 de agosto de 2005 el presidente Ricardo Lagos Lagos ingresó a la Cámara de Diputados el proyecto que luego más de dos años, el 31 de enero de 2008, sería promulgado promulgado por la presidenta Michele Bachelet, con el número 20.249.
Nacía así la “Ley Laíkenche” que consagraba un nuevo concepto jurídico, el Espacio Espacio Costero Marino de los Pueblos Originarios (ECMPO) y nacía también uno de los mayores mayores problemas que asuelan por estos días la costa de Chile. No cabe dudas que ambos presidentes estaban animados de buenas intenciones. Se trataba trataba de otorgar a pueblos originarios originarios las condiciones para preservar sus tradiciones y de garantizar accesos a los recursos recursos naturales del borde costero que han utilizado ancestralmente.
A a partir de la promulgación promulgación de la ley, las comunidades comunidades que pudieran demostrar un uso tradicional de espacios del borde costero estuvieron en condiciones de solicitar al Estado el reconocimiento de dichos espacios marinos.
Y, al amparo de los sentimientos pro indigenistas que imperaban imperaban esos días, que no dudaban en aceptar como válidas todas las malas intenciones en contra de los pueblos originarios que fuera posible atribuir al mundo mundo huinca -especialmente silos huincas eran empresarios ya fueran industrias acuícolas o humildes pescadores artesanalesartesanalesse estableció también un efecto suspensivo que obliga, hasta ahora, a paralizar inversiones inversiones y tramitaciones de otros interesados por la sola presentación presentación de las solicitudes de las comunidades indígenas. Como bien sabemos, una vez promulgada la ley se inició un verdadero vendaval de solicitudes. solicitudes. Algunas fueron realizadas realizadas por comunidades realmente realmente existentes y motivadas por un sincero deseo de mantener mantener espacios destinados a preservar sus tradiciones.. , y otras no. Muchas comunidades comunidades se crearon sólo para los efectos de aprovechar la ley.
Prontamente, esas solicitudes crecieron en extensión de lo solicitado, hasta abarcar ¡ millones ¡ millones de hectáreas! Millones de hectáreas en las que, por mandato mandato de la ley, quedaron paralizadas paralizadas las actividades económicas económicas existentes, así como las inversiones inversiones previstas de ser iniciadas. iniciadas. La situación terminó por convertirse en una de las amenazas amenazas más serias a la actividad económica del borde costero chileno y no sólo en el sur austral. austral. Ya se sabe que en la Región de Atacama existen dos solicitudes solicitudes presentadas por comunidades comunidades del pueblo chango. Son decenas las empresas que han debido paralizar sus actividades actividades durante años, debido a la incertidumbre sobre el destino final de esos espacios. Lo mismo mismo ha ocurrido con inversiones inversiones previamente planificadas, que de ese modo no han podido podido brindar trabajo, bienestar ni desarrollo. Esta penosa situación se ha visto agudizada por la superposición superposición de afectaciones entre la Ley Laflenche y la Ley de Áreas Silvestres Protegidas, algo que también podrían haber previsto los legisladores.
El fenómeno fenómeno sólo puede generar más atrasos en las tramitaciones, tramitaciones, pues las decisiones generadas generadas por la Ley de Áreas Silvestres Silvestres Protegidas son tan lentas lentas como aquellas que lo hacen por la Ley Lafkenche, por lo que pueden suponerse los récords récords de lentitud que pueden llegar a alcanzar proyectos afectados por ambas.
Probablemente, muchas de las actividades económicas de diversa envergadura propias propias del borde costero habrían debido declararse en quiebra o clausurar definitivamente sus actividades de no haber existido existido la posibilidad, por parte de las comunidades solicitantes, de desafectar partes de los territorios territorios solicitados o concedidos. concedidos.
Como todos en el sur sabemos, sabemos, aunque muchos no quieran quieran o no puedan probarlo, muchas muchas comunidades, o sus líderes, líderes, han utilizado esa capacidad capacidad para “arrendar” o cobrar una suerte de tributo a las empresas empresas que quieran seguir operando. operando. ¡Una capacidad que tienen tienen las comunidades, aun cuando su solicitud no haya sido sido acogida todavía por la autoridad! autoridad! Todo esto con el misterioso apoyo de muchas ONGs internacionales internacionales que -desde la comodidad comodidad de sus países del primer mundo y con financiamiento poco conocidointentan dictarnos dictarnos cátedras e interferir en el uso de los recursos naturales que le pertenecen a todos los chilenos y chilenas. Asunto que debiéramos resolver nosotros. Todo lo dicho hasta aquí es sabido de sobra por quienes habitamos habitamos esta parte tan querida de nuestro país.
Lo que es menos menos conocido, sin embargo, y sólo recientemente ha terminado terminado por ser admitido, es la capacidad capacidad destructiva de nuestro tejido tejido social, de nuestra solidaridad solidaridad y comunión como chilenas y chilenos, que ha traído consigo consigo la aplicación de esta ley.
Ocurre que, desde sus inicios, inicios, aunque se ha agudizado notablemente en el período reciente, reciente, la Ley Lafkenche creó una situación de roce que ha terminado por adquirir rasgos de conflicto entre los pueblos originarios, pescadores artesanales, artesanales, recolectoras de orilla o emprendedores turísticos.
Como Como quizás habría sido posible prever hace 15 años, cuando comenzó su aplicación, las solicitudes solicitudes de las comunidades indígenas habrían inevitablemente inevitablemente de superponerse con la actividad pesquera artesanal, por la sencilla razón de que los pueblos originarios y el resto del pueblo chileno habitan los mismos territorios, en los que hasta ahora habían estado integrados integrados como un solo pueblo.
Y este conflicto entre integrantes de comunidades y quienes no lo son, ha terminado por extenderse extenderse a áreas alejadas del borde costero mismo, áreas que han terminado por ser incluidas incluidas en las solicitudes de comunidades. comunidades.
La posibilidad, en virtud de la ley, de hacerse de grandes extensiones extensiones del territorio nacional nacional por parte de pequeños grupos grupos de personas, tal como ocarrió ocarrió recientemente en el caso afortunadamente rechazado de la solicitud de la comunidad Antuen Ram en Aysén, compuesta compuesta por 11 personas pertenecientes pertenecientes a nueve familias que demandaban demandaban la ECMPO Islas Huinchas, con una superficie total de 393.945 hectáreas (casi 36 mil hectáreas por persona), han despertado aspiraciones nuevas en chilenos pertenecientes pertenecientes a pueblos originarios.
Chilenos que, como efecto del promisorio futuro que augura adquirir, de la noche a la mañana, mañana, esos inmensos territorios para su uso y más probablemente probablemente para su explotación, han terminado por ver como enemigos a otras chilenas y chilenos chilenos que viven en esos espacios espacios o trabajan en ellos.
He conocido casos de agresiones agresiones y amenazas, incluso con armas de fuego, de miembros de comunidades a personas que sólo ayer eran vecinos y amigos; y hoy, a sus ojos, aparecen aparecen como ocupantes indeseados indeseados de espacios que podrían podrían ser de ellos, en virtud de esa lamentable ley.
Si todas las razones anteriores anteriores no bastaran para hacer ver los negativos efectos que ha traído la Ley 20.249, bastaría sólo el fenómeno de disolución social que ella crea, para exigir su desaparición. ¿Por qué debe seguir existiendo una ley que genera incertidumbre económica, económica, que paraliza la actividad productiva, que genera condiciones condiciones para situaciones de extorsión extorsión amparadas legalmente y que -y esto, insisto, es lo más gravenos está dividiendo como como chilenos y auspiciando situaciones situaciones de violencia? ¡ Es la hora de detener esta absurda situación! Hardy Knittel, bachiller en Historia..