"Yo a mis hijos les diría que no (se sacaran la foto del iris)"
“El uso de la inteligencia artificial y el tratamiento de datos no son malos per se”, dice la secretaria de Estado, pero igual hace sus alertas en esta entrevista en que anuncia que buscarán digitalizar industrias como la construcción, el agro y el transporte, mientras continúa la apuesta del Estado por exportar servicios.
Por Felipe O'Ryan y Alejandro Fainé ras terminar un período de trabajo en Oracle, en el mismísimo San Francisco, la abogada Aisén Etcheverry volvió a Chile a fines de 2009 a trabajar en la división jurídica del Ministerio de Educación.
Fue el inicio de una “carrera estatal” que ya va por los 15 años (con una pausa privada de pocos meses en Amazon). Mientras en la década pasada, Piñera y Bachelet se repartían los cuatrienios, ella ayudó a aterrizar temas educacionales asociados al Tratado del Libre Comercio con EE. UU, en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual ayudó a armar el departamento de estudios internacionales; integró equipos negociadores para el TPP, fue funcionaria de Corfo, Economía, entre otras cosas.
En este Gobierno partió en Segpres y en marzo del año pasado asumió la cartera de Ciencia, Conocimiento, Tecnología e Información, desde donde integra el Comité de Litio y Salares y el Gabinete Pro Crecimiento y Empleo. —El Estado siempre tiene mala fama. ¿Qué es para ti? —Tiene mala fama, pero es muy entretenido. En el Ejecutivo uno puede crear cosas con impacto en espacios muy amplios de la población o de la economía. La motivación no es cómo ser más rentable o cómo generas más clientes, sino cómo cambias las cosas para bien. Puede sonar súper idealista, pero te prometo que genera una adrenalina de avanzar. La ministra fichó por Revolución Democrática (RD) en plena crisis por el caso De'mocracia Viva, bajo el prisma de que el sistema funciona mejor con agrupaciones políticas robustas.
Y fue a RD, porque consideró “clara, contundente y seria” la reacción que tuvieron para enfrentar el caso; porque aspira a unirse en un Frente Amplio mayor “con principios que se basan en el socialismo”, y porque valora “esa pulsión de cambiar las cosas y que esté tan presente en los objetivos del Gobierno y de la coalición”. —+¿ Y con la experiencia de 14 años en el Estado coincides en que a este Gobierno lo complicó tocar la guitarra? —No. He visto la instalación de varios gobiernos, incluso de presidentes que se repetían con equipos que ya venían, y los procesos son todos complicados.
Sí ha sido particular de esta administración la cantidad de elecciones, escenario que no vivió ningún otro Gobierno antes y nadie por lo tanto tenía la experiencia de cómo administrarlo: las elecciones cambian el foco de la discusión e imprimen un ritmo distinto a los primeros años de Gobierno. Tiene desafíos encima la ministra.
En materia de litio, debe materializar el Instituto Nacional del Litio —incluido en la Estrategia Nacional—, que según sus palabras “está en la puerta del horno”, pues más tardar en mayo” tener firmados los estatutos de la corporación de derecho públi Co que asumirá esta tarea, misma figura bajo la cual funcionan otros institutos tecnológicos públicos. Si es así, “el segundo semestre” se compromete a que estará operativo. Y también le estalló la auditoría de Contraloría a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), que entre 2018 y 2022 no gestionó el cobro de $46 mil millones. En dos años de ese período Etcheverry fue responsable de esa entidad. ¿Sus explicaciones? “La ANID recibe entre 17 y 23 mil rendiciones por año, de universidades, centros de investigación, entre otros. Por lo tanto, el volumen de información es tan grande que pueden encontrarse diferencias en este tipo de fiscalización. Estos son informes habituales y generan preocupación al inicio porque las cifras, aunque sean respecto de un 2% de los montos totales del periodo evaluado, siguen siendo altas. ANID transfiere cerca de $500 mil millones al año y tenemos la tranquilidad de que los montos que la Contraloría ha objetado en el pasado se han resuelto.
La directora nacional, además, aseguró que gran parte ya está aclarado desde el preinforme en junio”. “30% de las startups de Chile, intensivas en biotecnología” —De su experiencia, ¿es posible identificar cierta continuidad en las políticas en materia de ciencia? —Totalmente. En la discusión en torno a ciencia, tecnología e innovación hay al menos dos niveles. Uno —el que genera más discusión pública y donde efectivamente ha habido cambios— esla tensión que hubo por años respecto a si la ciencia tenía que ser con osin foco, si elegíamos clusters o no. Esa discusión está bastante superada hoy: nadie discute que es necesario hacer un poco de las dos cosas. Otra capa es la idea de que es necesario construir y tener capacidades en ciencia y tecnología, con una interacción entre Estado, empresa y academia.
Y todos los gobiernos se han comprometido en aumentar la inversión en Hace 15 años atrás, cuando recién partíamos, no teníamos tantas universidades, había menos de un tercio de los programas de doctorados actuales y hoy tenemos más de 240 programas de doctorado en todas las áreas —algunos únicos en Latinoamérica—, y la última encuesta 1+D ANID transfiere cerca de $500 mil millones al año y tenemos la tranquilidad de que los montos que la Contraloría ha objetado en el pasado se han resuelto”. Ni nosotros tenemos claridad total de lo grande y sofisticada que es nuestra industria basada en conocimiento. ¡Tenemos empresas trabajando en computación cuántica, algo que nadie más hace en Latinoamérica!”. de enero del INE muestra que estamos acercándonos a una distribución de 50 y 50 entre la inversión pública y la privada, que antes era2/3 público y 1/3 privado. Lo que habla de un sector privado que le ha metido cabeza, esfuerzo e inversión a I+D. —Quizás ha pasado por supervivencia. Falabella se repiensa cuando llegó Mercado Libre. —Pero Mercado Libre llega —generando esta competencia— porque hay un ecosistema mucho más innovador capaz de recibir esas inversiones.
No es un tema lineal, sino que circular: hay más empresas innovadoras invirtiendo en Chile porque aquí hay más capacidades, es más interesante el ecosistema de startups, y eso a su vez genera más competencia y mueve a las empresas a innovar. Pero así como hay continuidades, hay matices. Y un matiz en este Gobierno es el énfasis en incorporar más sustantivamente a la ciencia y la tecnología en políticas centrales para el Gobierno. Hoy, cuando el Presidente convoca al Gabinete Pro Crecimiento, incorpora a Ciencia porque entiende que no hay crecimiento económico sin ciencia y tecnología. Y en la política de litio está Ciencia porque se busca un crecimiento sostenible y con valor agregado. —En el primer Gobierno de Piñera, el ministro Felipe Larraín promovió la exportación de servicios. El año pasado creció 55% este rubro, con envíos por US$2.000 millones, donde materias de conocimiento e innovación son parte esencial. ¿Resultó esa apuesta? —Esa es otra apuesta de largo aliento y está resultando bien.
Hoy es una industria que crece robustamente porque tenemos buena infraestructura de conectividad, de data center, tratados de libre comercio para exportar a todas partes y buen capital humano. —¿ Hay ejemplos? —Cerca del 30% de las startups que se generan en Chile son intensivas en biotecnología.
Por ejemplo, Kura Biotech —que ya no es una startup, pues ha crecido muchísimo— generó un kit de diagnóstico temprano de Covid y ahora desarrolla kit rápidos para identificar bacterias en los alimentos y así evitar intoxicaciones. Eso es exportación de servicios: conocimiento que se pone a distancia a otras industrias. Y cerca del 25% de las startups se relaciona con Inteligencia Artificial (1A): desde los chatbots del retail; sistemas que aceleran el diagnóstico de enfermedades o son claves en finanzas y detección de fraude. Este año, Etcheverry se puso un desafío extra.
Gestiona con la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, responsable del acelerador de partículas que funciona en las profundidades de Suiza) la posibilidad de que la industria chilena sea proveedor de este proyecto: “El CERN mismo no va a mover la aguja del crecimiento económico, pero sí la percepción del mundo sobre la tecnología chilena. No cualquier empresa puede dar servicios o proveer de piezas a un lugar como ese, Y para hacerlo, el CERN primero nos evalúa”, explica. —¿ Cuándo nos dirán si calificamos? —En agosto o septiembre. Y luego nuestros creadores de tecnología en distintas industrias podrán participar de las licitaciones del CERN. —¿ Y cómo va el proceso? iempre tuve confianza en que la industria chilena estaba al nivel. Nos hicieron una visita en marzo y convocamos a distintos actores de la industria.
A los del CERN seles abrían asílos ojos, porque ni nosotros tenemos claridad total de lo grande y sofisticada que es nuestra industria basada en conocimiento. ¡Si tenemos empresas trabajando incluso en computación cuántica, algo que nadie más hace en Latinoamérica! Acelerar digitalización de “sectores más lentos” —Ciencia integra el Gabinete de Pro Crecimiento. ¿Qué hacen ahí? —Volvemos a la visión del Presidente: nos convocó entendiendo que no administramos grandes inversiones. La tarea que me dio fue “tráeme soluciones fuera de la caja” para crecer —con mirada de futuro— y con impacto en el corto plazo. Al comparar la recuperación de los sectores en materia de empleo y crecimiento pospandemia, las TIC son por lejos las que más crecen. Y hay un alto proceso de digitalización: el 82 % de la industria usa la nube, más del 50 % está metida en temas de ciberseguridad.
Con esa base que abarca a empresas grandes, medianas y chicas —pues uno no puede llegar e implementar inteligencia artificial sin una base—, tomamos a los sectores más lentos en su recuperación —construcción, transporte y agricultura—, para acelerar su digitalización. En mayo presentaremos una especie de toolkit de cómo incorporar tecnología en su proceso.
Un ejemplo: cuando tienes que hacer una gran obra en construcción, demoras meses en hacer los planos, que pueden acortarse a días con IA (BIM, Building Information Modeling). Identificaremos estos procesos, los dejaremos “plug and play”, como dicen las tecnológicas: llegar y enchufar. —¿ Hay estimaciones de cuánto aporta a una empresa adoptar estas soluciones?—Si el uso del BIM fuera obligatorio en licitaciones públicas, la construcción reduciría los costos totales en 10%, la probabil dad de errores en presupuestos 40% y el tiempo de construcción en al menos 10%. En términos generales, por cada peso que tú inviertes en incorporar IA en estos procesos, el retorno es como de $3,4. —Ustedes también definieron como prioridad los data center. —Sí. Hoy Chile es hub de data center. En Santiago tenemos la mejor conectividad de banda ancha; el tercer lugar del mundo con más velocidad de internet. Hay una infraestructura digital muy potente y que ahora con el cable Humboldt —que unirá Chile a Australia—, nos permitirá salir con datos a cualquier parte del mundo de manera casi directa. Y eso es muy valioso cuando uno habla de exportación de servicios.
Por eso en Chile se han instalado casi todas las grandes empresas de data center. — Igual se detuvo un proyecto por el reclamo respecto a su uso de agua. —Google estaba viendo cuál era el camino para recurrir del proceso, porque hay un procedimiento judicial. Pero ese es el punto: esta industria también tiene desafíos, como el ser más eficiente en el uso de energía y agua.
Dijimos “OK, estamos en una posición de liderazgo 100% con data center, no lo podemos perder ahora”. Eso supone sentarse con los data centers y con las comunidades, entender cuáles son los estándares y generar las herramientas para que esto siga creciendo.
Queremos tener un plan de desarrollo para la industria —definido en agosto o septiembre— que considere sustentabilidad. —Ha hablado varias veces de A, tema que despierta temores. ¿Cómo está Chile en materia regulatoria? —En Chile suscribimos rápidamente los estándares de UNESCO de uso responsable de la inteligencia artificial; generamos la declaración de Santiago en octubre pasado, que fija estándares éticos para el uso de la IA en Latinoamérica, y desde el 1 de enero hay lineamientos respecto a qué se puede hacer y qué no en IA en los organismos públicos.
En paralelo, trabajamos en una regulación que incluya al sector privado, mediante un proyecto de ley que presentaremos este mes, que aborda el tema desde los parámetros internacionales. —Indirectamente relacionado con eso está la polémica de los registros de iris de una empresa (Worldcoin) a cambio de criptomonedas. ¿Qué opinan ustedes?—El uso de la inteligencia artificial y el tratamiento de datos no son malos per se. Lo es cuando no cumple ciertos resguardos. Y hoy, los resguardos que establece la Ley de Datos Personales —un texto antiguo, y que cuando las personas se sienten afectadas deben recurrir a tribunales— contempla un proceso que no es óptimo.
Se están revisando los últimos artículos de una ley que está en comisión mixta que cambia el estándar de protección y establece una agencia que fiscaliza. —¿ Se aprovecha la empresa de un vacío legal? —No sé si se están aprovechando de un vacío legal, porque no conozco el contrato que hacen firmar ni qué ocurre con ese tratamiento específico. —¿ Qué le dice la autoridad de un área importante en la materia a esas personas que evalúan hacerlo? —Que lo piensen dos veces: el tratamiento de datos personales se puede hacer cuando hay consentimiento de la persona o una ley que la autorice.
En este caso no hay ley, es la persona la que tiene que dar su consentimiento. —Para ser más directo: ¿ el llamado sería a no sacarse la foto del iris? Yo a mis hijos les diría que no lo hicieran. En este caso, la Defensoría de la Niñez está involucrada precisamente por ese tipo de cosas. De hecho, a nosotros nos pidieron información. Hay distintos organismos que lo están mirando,