Autor: Jorge Valderrama Gutiérrez
¡ Tumbamelamela.. . mamita soy talquino.. .!
Óngase cómoda/o y dispóngase a disfrutar, nuevamente, de un viaje por los recuerdos. Uno que le trasladará en el tiempo, llevándolo/a una época pretérita, cuando la televisión no existía o estaba recién iniciándose.
Cuando la radio era el principal medio de comunicación masivo que informaba, entretenía, comentaba y efectuaba relatos deportivos, entre otros, trasladando por el aire voces que se hicieron imperecederas para un universo de auditores, tales como: las actrices Silvia Piñeiro, Mireya Latorre, Soledad de los Reyes, Elizabeth Hernández (famosa por hacer la voz de un niño), Alicia Quiroga, Shenda Román; y las de actores como Emilio Gaete, Alfredo Mendoza, Tom Miller, Arturo Moya Grau, Guillermo Bruce, Gilberto Guzmán y muchos otros/as.
Dramas y comedias O O Dn p manera, y paulatinamente, se fue valorando el género de la radionovela hasta alcanzar su época dorada en la década de los cuarenta, prolongándose hasta mediados de los setenta del siglo pasado, cuando se extinguió.
Se debe resaltar que los radioteatros se emitían a la hora de almuerzo o a las tres de la tarde, por lo que a esa hora en las calles “penaban las ánimas”, ya que las dueñas de casas estaban todas pegadas a la radio escuchando su serie favorita. A continuación se mencionan algunos radioteatros que marcaron una época, dejando impresas en las personas de más edad imborrables nostalgias.
Topaze, espacio de humor que ironizaba la política, dirigido por Jorge Délano, “Coke” (basado en la revista homónima que había fundado en 1932), y que estuvo al aire desde la década del 40 hasta la del 60. De la misma forma, El Gran Radioteatro de la Historia emitió en 1948 el radiodrama Adiós al Séptimo de Línea -de Jorge Inostroza-, que recreaba los principales episodios históricos de la Guerra del Pacífico. En ese contexto, durante la década de 1950 sobresalió el radioteatro Escenario en el Aire, transmitido por Radio Cooperativa Vitalicia.
Igualmente, se escuchaba El Derecho de Nacer, El Espejito -drama romántico-, y los emblemáticos programas de terror Lo que Cuenta el Viento, La Tercera Oreja (cuyas historias se ambientaban casi siempre en Estados Unidos, yendo de lo policial a lo literario) y El Portada de la revista Residencial la Pichanga, impresa en los talleres del diario La Nación en 1965. Aparecen Gabito (Club San Felipe) y Ño Piduco (Rangers de Talca). Archivo del autor. Rememorando antiguos radioteatros y radionovelas Radiotanda en 1986, con Armando Navarrete -Mandolino-, Ana González -La Desideriay William Rebolledo. Los radioteatros, además de informar, educaban, transmitían cultura y entretenían. Siendo, además, una importante fuente laboral. Archivo Memoria Chilena.
Revista Cine Amor, con parte del elenco del radioteatro Hogar, Dulce Hogar, y el actor y director Eduardo de Calixto; el actor Lucho Córdoba (cuyo nombre real era Luis Alberto Garreaud Fernández); y Jorge Guixé, discípulo de Lucho Córdoba. Archivo del autor. Escenario al Aire en 1950, en el que se ve a desaparecidos actores y actrices de radioteatro: Roberto Parada, Raquel Lúquer, Renato Valenzuela (director), Silvia Infantas, Eduardo Naveda, Marta Cubilla, Carlos Alvarado y Lionel Godoy. Revista Zig-Zag del 14 de julio de 1950.
En una época que no existía televisión O ésta se estaba iniciando, la radio llenaba las horas, días, semanas y meses de miles de fieles auditoras/es, que escuchaban fascinadas/os sus radioteatros preferidos, cuyas voces actorales fueron icónicas para varias generaciones siniestro Doctor Mortis, transmisión esta última que narraba los tenebrosos acontecimientos del personaje que creó e interpretó Juan Marino, y que permaneció durante 27 años al aire. Y el inolvidable Hogar, Dulce Hogar, que refería las aventuras y desventuras de Don Celedonio Menares, protagonizado y dirigido por el actor Eduardo de Calixto durante más de 40 años. En ese escenario, a inicios de la segunda mitad del siglo XX nació Radiotanda, cuyo pegajoso jingle rezaba: “Viene Radiotanda, sí señor. Llega la audición del buen humor. Todo el que la escucha, sí señor. Ríe a carcajadas, sí señor”. Su figura principal fue la actriz y comediante Ana González con su popular personaje La Desideria (amén de otros humoristas y actores nacionales), una simpática empleada doméstica. No obstante, dicho personaje había nacido mucho antes, en el programa radial La Familia Chilena, transmitido desde 1939 hasta 1958, donde La Desideria era una empleada irreverente y divertida que venía del campo.
En ese tenor, transmitida por Radio Cooperativa Vitalicia, La Bandita de Firulete también fue un clásico en la historia de la radio chilena, bajo la dirección de Jorge Romero “Firulete”. Show del cual salieron personajes como el Fatiga, el Huaso Clorindo y Alfonsito, todos representados por el humorista Gilberto Guzmán.
Residencial la Pichanga En aquel entonces, talentosos dramaturgos, actores y sonidistas recrearon intensos dramas que emocionaron hasta las lágrimas a sus radioescuchas; o divertidas comedias que les hicieron reír despreocupadamente, todo al vaivén de los populares teatros radiales. Programa que se mantuvo al aire por casi 20 años a través de las ondas de Radio Corporación, y que también tuvo numerosas presentaciones como teatro itinerante.
Dirigido por Pepe Harold y Octavio Sufán, Residencial la Pichanga narraba las peripecias de los equipos de fútbol del campeonato chileno de Primera División, los que estaban representados por los pasajeros de una hostería o residencial atendida por su dueña -Doña Fortunatay algunas subalternas (doña Clota, La Popi y Socorro, interpretadas por Delfina Fuentes, Gladys Andrade y Mimí Montecinos, respectivamente). Así, destacaban el Chaguito Morning o El Micrero (Santiago Morning); Don Juanito, Colo Colo, encarnado por David Acevedo; El Indio Pije, Deportes Temuco, interpretado por Guillermo Bruce; el Huaso Ranguerino o No Piduco, Rangers de Talca; Gabito Serena, por el Club de Deportes La Serena, papel que hacía Gilberto Guzmán; El Paisano (Palestino), interpretado por Octavio Sufán; Don Pancho, Santiago Wanderers; El Panadero, Unión Española, rol de Pepe Harold; El Chuncho (Universidad de Chile), por Aliro Vega; Hermano Ceatoleí (Universidad Católica), por Héctor Santelices. Sus conversaciones versaban sobre los últimos partidos jugados, o los que se jugarían el fin de semana venidero, burlándose unos de otros por las derrotas, analizando errores y aciertos desde su particular Óptica humorística. Ese mismo año los talleres del diario La Nación imprimieron la revista homónima -a dos coloresque luego pasó a llamarse simplemente Pichanga. No obstante el éxito de ese programa, cuando su autor falleció no hubo una línea en la prensa escrita, una palabra en la radio, ni una imagen en la TV. Triste corolario para quien dio vida a un clásico en la historia de la radio chilena.
Igualmente, el gran Luis Arturo Moya Grau, dramaturgo, escritor y actor chileno que está considerado el padre de las teleseries nacionales, en su juventud fue libretista de radioteatros, y junto a su primera esposa, la actriz Luchita Botto, obtuvo un éxito extraordinario que hizo conocido su nombre en Perú, Bolivia y Argentina. Realizó radionovelas de 90 y hasta 120 capítulos, captando la atención de un vasto sector de la sociedad. Su extensa y versátil obra radioteatral se caracterizó por combinar el humor y el dramatismo. En Talca Aquellos días en que estaban en boga los radioteatros, el Teatro Oriente de Talca fue escenario en que solían presentarse diversas compañías nacionales para deleite de sus vecinos.
En dicha sala no sólo se derramaban lagrimones con filmes conmovedores, sino que también se tenía la ocasión de disfrutar de la presentación de obras del radioteatro que hacían prestigiosas compañías del rubro: Luchita Botto y Doroteo Martí, entre otras, que llenaban platea y galería en los días de actuación, con un fiel público compuesto por dueñas de casa, nanas, comadres, tías, abuelas y vecindario en general, que se predisponía para tales eventos.
De la misma forma que las radioemisoras transmitían obras por capítulos, en el cual solo en el último se velaba toda la verdad de la trama, dichas presentaciones acaparaban el interés de la comunidad, por lo cual esos espectáculos alcanzaron niveles de perentorio éxito, porque cada semana se presentaba un capítulo, de veinte o más que componían una obra, fórmula clarividente.
Si alguien no podía asistir a la función quedaba con su curiosidad en ascuas, excepto que después escuchara los comentarios en las esquinas del barrio de quienes ya conocían el desenlace; o lo auscultara él mismo a través de la radio.
Las tablas del desaparecido Teatro Oriente sintieron las firmes pisadas de notables compañías, como la del icono chileno Lucho Córdova, al que se le identifica con el personaje de su película “Tonto Pillo”; y el inolvidable Eugenio Retes (padre del humorista Eugenio Retes) lumbrera en las películas de la serie Verdejo y en su multifacético papel del Circo Chamorro” Asimismo, en su escenario se puso en escena Residencial la Pichanga, encarnación de un humor futbolizado, y puesto en escena por actores de notable versatilidad que representaban, cada uno, a un club de la entonces Primera Serie del fútbol profesional y donde el huaso que caracterizaba al Rangers entraba al escenario cantando: “Tumbamelamelá... mamita soy talquino... por la gente chupalla... ¡Mamita soy ranguerino... Andáte pa' Los Andes, allá va que soy del Rangers! Tummanimaná”. Versos que son historia.
Hoy, el género del radioteatro, radionovela o teatro radial como también se le denominó, nunca regresará (igual que los aerostatos, diligencias y gramófonos). Su permanencia de casi cinco décadas al aire, la atesorarán para siempre quienes lo disfrutaron y recuerdan.
Fueron parte de una época en que el talento creador no requería de títulos ni grados académicos para ser reconocido... porque brotaba de lo profundo del espíritu, cual vertiente que mana de las entrañas de la Escena de Radiotanda, con la recordada Ana González y su personaje La Desideria, una irreverente y divertida empleada doméstica que venía del campo. Del sitio finisterrae. Cl.
Resumen
Rememorando antiguos radioteatros y radionovelas En una época que no existía televisión O ésta se estaba iniciando, la radio llenaba las horas, días, semanas y meses de miles de fieles auditoras/es, que escuchaban fascinadas/os sus radioteatros preferidos, cuyas voces actorales fueron icónicas para varias generaciones siniestro Doctor Mortis, transmisión esta última que narraba los tenebrosos acontecimientos del personaje que creó e interpretó Juan Marino, y que permaneció durante 27 años al aire., Así, destacaban el Chaguito Morning o El Micrero (Santiago Morning); Don Juanito, Colo Colo, encarnado por David Acevedo; El Indio Pije, Deportes Temuco, interpretado por Guillermo Bruce; el Huaso Ranguerino o No Piduco, Rangers de Talca; Gabito Serena, por el Club de Deportes La Serena, papel que hacía Gilberto Guzmán; El Paisano (Palestino), interpretado por Octavio Sufán; Don Pancho, Santiago Wanderers; El Panadero, Unión Española, rol de Pepe Harold; El Chuncho (Universidad de Chile), por Aliro Vega; Hermano Ceatoleí (Universidad Católica), por Héctor Santelices., Las tablas del desaparecido Teatro Oriente sintieron las firmes pisadas de notables compañías, como la del icono chileno Lucho Córdova, al que se le identifica con el personaje de su película “Tonto Pillo”; y el inolvidable Eugenio Retes (padre del humorista Eugenio Retes) lumbrera en las películas de la serie Verdejo y en su multifacético papel del Circo Chamorro” Asimismo, en su escenario se puso en escena Residencial la Pichanga, encarnación de un humor futbolizado, y puesto en escena por actores de notable versatilidad que representaban, cada uno, a un club de la entonces Primera Serie del fútbol profesional y donde el huaso que caracterizaba al Rangers entraba al escenario cantando: “Tumbamelamelá..
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