Autor: Escribe: Rafael Mellafe, Historiador
La Guerra del Pacífico y el aporte de la élite
La historia de la Guerra del Pacífico se puede aproximar desde miles de aristas y una de ellas, quizás poco conocida, es el importante aporte que efectuaron las familias de la élite chilena de la época, con el propósito de apoyar y a veces hasta financiar el esfuerzo bélico que nuestra nación estaba levando a cabo.
En efecto, mucho se ha escrito que los soldados del Ejército Expedicionario del Norte eran gente del pueblo es decir, peones de fundos, gañanes, “choros del puerto” y en general los pertenecientes a las clases sociales más bajas de la población.
Por el otro lado se aprecia que los pertenecientes a la oligarquía adquirían, casi en forma automática, grado de oficial subalterno (subteniente, teniente, capitán), como es el caso de Ignacio Carrera Pinto que muere como capitán del Regimiento Chacabuco.
Esto no es de sorprender ya que para ser oficial, se tenía que saber leer y escribir y en esa condición vemos a los subtenientes Arturo Benavides y Luis Cruz Martínez que gracias a su educación y, a pesar de sus cortos años logran ascensos, en un país donde el 78% de la población era analfabeta. Pero las familias pudientes también hicieron carne el concepto de “Nación en Armas” aportando lo suyo a la titánica y épica acción de las tropas en el norte.
De esta manera vemos que la familia Cousiño, através de su matriarca, doña Isidora Goyenechea, no solo abastece de carbón a la Escuadra chilena, sino que también pone a disposición de la Armada de Chile al buque carbonero “Matías Cousiño” Para la labor de abastecer del vital combustible a los buques en operaciones.
Otra acción loable emprendida por este estamento de la sociedad fue la formación de comités para la creación conformación de “Ambulancias”, que hoy conocemos como Hospitales de Campaña, tan necesarias para dar los primeros auxilios a los soldados en combate. Además, se preocuparon de establecer “Hospitales de Sangre”, recinto para el repo Curación de los heridos talleres para la confección de hilos y vendas para los hospitales. A modo de ejemplo, las señoras Rosario Fernández Concha y María Mercedes Ugarte organizaron bazares y otros eventos para recolectar fondos que se tradujeron en un hospital de tres salas que fue armado en Antofagasta. En Valparaíso, los señores Agustín Edwards, Antonio Subercaseaux, Juan Antonio Walker Martínez, entre varios más, organizaron la recolección de fondos.
Los aportes de los mencionados fueron muy importantes, para la conformación de la posteriormente famosa “Ambulancia Valparaíso”. Esto implicaba no solo la compra de las carpas y camas, sino que también del instrumental quirúrgico, medicinas, drogas y las carretas para el transporte de heridos.
También se formó una asociación de señoras cuya misión era asistir a los enfermos y heridos para su recuperación, en la que resaltan los nombres de doña Juana Ross de Edwards, Magdalena Vicuña Subercaseaux y sus hijas, como también las de don Francisco Ignacio Ossa.
Por último, la misma aristocracia criolla y el clero apoyaron mediante la beneficencia, la idea del sacerdote Ramón Ángel Jara en la creación del Asilo de la Patria para los huérfanos que estaba dejando la contienda bélica.
Como se aprecia, las clases sociales más alta o la élite de la sociedad chilena de la época de la guerra, no fue indiferente ante el conflicto, sino que todo lo contrario, hicieron y ejercieron acciones que tenían como objetivo ayudar al esfuerzo bélico de la Nación en Armas.