Autor: Análisis ALICIA FROHMANN
CUI BONO?
No hay una narrativa clara sobre la actual situación global. De manera aparentemente arbitraria, Donald Trump ha ido echando tuercas en los engranajes de la economía internacional. ¿Quién se beneficia? En el caso de Estados Unidos, esto parece claro. La recientemente aprobada ley | “pluto presupuestaria es un ejemplo de lo que el Financial Times denomina e populismo” de la actual administración. Una especie de Robin Hood al revés, donde los más ricos se benefician y los pobres pasan a ser más pobres. La ley disminuye los impuestos a los más ricos, a la vez que reduce el gasto en salud, educación, energías limpias, beneficios para alimentación, investigación médica y prevención de enfermedades. Aumentan exponencialmente los presupuestos en defensa y control de la inmigración. Los principales beneficiados son algunas megaempresas tecnológicas, la industria armamentista y contratistas de sectores priorizados. En estos días vence el plazo de 90 días posteriores al 2 de abril cuando Trump anunció alzas arancelarias a todos los países. Luego, reaccionando frente a la caída de los mercados, Trump tuvo que recular y anunció un plazo para negociar y buscar acuerdos. Desde entonces, solo ha habido dos acuerdos (Reino Unido y Vietnam) de futuro incierto. Trump anunció cartas a los países sin acuerdo (casi todos ellos), para informar nuevos aranceles desde el 1 de agosto. Japón y Corea del Sur ya recibieron sus respectivas cartas, con una tasa del 25% por razones de "seguridad nacional”. Apenas conocida la noticia, las bolsas empezaron a caer nuevamente.
Trump también anunció nuevos aranceles para otros países, con un 40% para Laos y Myanmar que figuran entre los más pobres del mundo. ¿Mandará muchas cartas? Es posible que Chile reciba una, manteniendo —por ahora— el arancel del 10% (excluyendo cobre y madera) que se le aplica desde abril. Las negociaciones más relevantes serán con la Unión Europea, Japón y Corea del Sur. Con China, los temas a tratar van mucho más allá de lo arancelario o las normas técnicas. Los aranceles han pasado a ser una herramienta geopolítica.
Según los analistas, cualquiera sea el resultado de los llamados aranceles “recíprocos”, estos no reducirán el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, ni permitirán el renacer de la industria manufacturera, y tampoco reemplazarán con recaudación aduanera el impuesto a la renta. Productores y consumidores de todo el mundo serán afectados negativamente, sobre todo en los países en desarrollo. Por ahora, los 10 principales ganadores en términos de valor accionario han sido corporaciones europeas de la industria de la defensa y empresas chinas del sector tecnológico.