Autor: FERNANDA AROS y JAVIERA HERRERA.
Maristas piden perdón por abusos a menores y expertos abogan por cambios en la Iglesia
. La congregación reconoce que no supo “proteger” a quienes estaban bajo su cuidado. Primeros casos salieron a la luz en 2017: En 2017 comenzaron a hacerse públicas las primeras denuncias contra integrantes de la Congregación de Hermanos Maristas por abusos cometidos contra menores de edad. En la investigación penal, la Fiscalía Metropolitana Sur pudo determinar, el año pasado, que hubo 28 víctimas por parte de 17 religiosos, en situaciones que datan de entre 1970 y 2004.
En ese contexto, y “como parte del proceso de ayuda a la reparación de quienes fueron víctimas de abusos sexuales cuando estuvieron al cuidado de la Congregación” es que el provincial de los maristas, Pablo González, hizo una declaración pública la semana pasada en la que pidió perdón por lo ocurrido, “Quiero reconocer públicamente estos abusos y valorar la valentía que han tenido las víctimas derelatarlos o denunciarlos.
A ustedes, quienes fueron afectados por estos delitos cuando estaban a nuestro cuidado, les pido perdón, porque fueron dañados profundamente y no nos dimos cuenta o no les creímos oportunamente, porque no les supimos cuidar ni proteger, y por la demora en responderles”, señala el provincial en la carta. Y añade que “no haber actuado con la diligencia necesaria nos causa dolor y nos avergilenza profundamente”. Para Ana María Stuven, historiadora de la U. Católica y la U.
Diego Portales, la declar: ción marista es, “como todo reconocimiento de daño causado y como toda solicitud de perdón, un gesto que debe ser tomado con la humildad que se requiere para aceptarla”. Esosí, postula que “es tardía.
Hace ya demasiado tiempo que se conocen los abusos —ellos mismos reconocen que tomaron conciencia de ellos en 2017—, y las víctimas han tenido que esperar un tiempo cesariamente largo para esta aceptación pública”. Stuven además señala que los no son la única congregación donde hubo casos de abusos a menores, por lo que “exigiría, más que perdón y reconocimiento, una profunda reestructuración de una institución que ha transgredido de esa forma su misión (-.. ). El perdón no basta sin los cambios profundos que deben sobrevenir sobre el quehacer y la comprensión de la misión y el tipo de autoridad que pueden ejercer clérigos y laicos vinculados a instituciones de la Iglesia Católica”. Una postura similar expresa Eolo Díaz-Tendero, director del Observatorio Transparencia e investigador de la U. De O'Higgins.
Á su juicio, “hay una combinación de factores que terminaron obligando a la Iglesia Católica y a sus congregaciones a hacer esto (pedir perdón). Una es la presión de las víctimas”. También postula que hay una estrategia global detrás del reconocimiento de las situaciones de abuso: “Uno acaba de ver al Papa Francisco en Canadá pidiendo disculpas y haciendo una peregrinación de disculpa hacia las víctimas de Canadá”.