Autor: MARGHERITA CORDANO
Tras su auge en pandemia, los programas de formación continua online siguen creciendo
M En menos de una década la matrícula se multiplicó hasta por 50 y la oferta de cursos se elevó hasta en cinco veces. La flexibilidad que ofrecen explicaría su éxito. Fue en 1976 cuando la U. Católica comenzó a transmitir programas de formación a través de la televisión abierta. En ese entonces, Teleduc se transformaría en una de las primeras iniciativas de educación a distancia en el país. A casi 50 años de ese hito, la llegada de internet y las plataformas en línea han hecho crecer la oferta de educación remota. Desde la misma UC comentan que de los 205 diplomados que ofrecían en 2012,14 eran en modalidad online, mientras que otros 33 eran semipresenciales. Sumaban poco más de 1.000 alumnos. En 2019, su matrícula de este tipo de educación en línea llegó a las 58 mil personas, subiendo a 82 mil en 2020 y a más de 122 mil el año pasado. Para 2024, la proyección es que se sobrepasen los 150 mil estudiantes. "Durante los últimos años se ha acelerado la transformación digital en educación continua con la creación de cada vez más diplomados online.
Sin embargo, no fue hasta el año 2020 donde producto del confinamiento, se produjo la explosión de la educación online y la aparición de nuevas modalidades educativas, como el formato online con clases en vivo", señala Luz Montero, directora de Educación Continua UC. "Debido a la crisis sanitaria del 2020 se reconvirtieron la mayoría de las actividades presenciales al formato remoto, las que sumadas a Transformación permanente Consultada sobre qué explica el interés de las personas por continuar capacitándosea lo largo del tiempo, Luz Montero, directora de Educación Continua UC, responde que "el ritmo de transformaciones de este siglo es cada vez más acelerado.
La incertidumbre y la volatilidad, asociadas a los cambios tecnológicos, culturales, medioambientales, entre otros, generan una imperiosa necesidad de formación permanente, lo que genera que muchos empleados y profesionales busquen adquirir nuevas competencias para enfrentar estos desafíos”. A ello —dice— se suma un mercado laboral en permanente transformación, donde se requiere “reactivar y transformar el capital humano, como lo sostiene el Foro Económico Mundial”. Montero agrega que actualmente "está cambiando la idea de que a la universidad solo se va al salir del colegio, o cuando se es joven”. los programas en l: modalidad full online representaron el 89% de todas las actividades de educación continua.
Esta tendencia se consolidó el 2021 y se mantiene hasta ahora, donde más del 95% de los programas son en formatos online (asincrónicos), remotos (sincrónicos) o híbridos (que combinan lo virtual con algo de presencialidad)”, dice.
Derribando mitos Montero cree que más allá de los confinamientos, en la expansión de cursos y diplomados online habrían influido “los aportes fiscales y los retiros de fondos de pensiones” y la consolidación de la modalidad virtual: “La pandemia derribó muchos mitos y aprensiones sobre la educación online”, explica.
“Existe evidencia científica que demuestra que una persona que no había tenido una experiencia de aprendizaje en línea, tendría prejuicios respecto de la calidad y efectividad de dicha modalidad”, complementa Jorge Villalón, director de UAI Online, de la U. Adolfo Ibáñez. Esos mismos estudios muestran que una vez que la persona tiene experiencia, estos prejuicios desaparecen y se consideran “las modalidades online y presencial como equivalentes. Todos quienes estamos en elearning sabíamos, antes de la pandemia, que nuestros esfuerzos partían por enfrentar esos prejuicios.
La pandemia nos regaló a todos la eliminación de dichos prejuicios, pues grandes y niños, países ricos y en crecimiento, debieron tener experiencias de aprendizaje en línea". Villalón dice que en el caso de la formación continua de la UAI, desde 2016 a la fecha "nuestra oferta de cursos se ha multiplicado por cinco, pasando de 20 a 100, y diplomados y certificados profesionales pasaron de 12 a 25; mientras que nuestra matrícula se ha multiplicado por 50, pasando de cientos de alumnos anuales a más de cinco mil". Además, mientras que en 2016 el porcentaje de alumnos de regiones o extranjeros era 24% hoy esa cifra en la UAI es casi del doble: 40%. En Chile y el mundo Cuatro de cada 10 personas matriculadas en los programas virtuales que ofrece la U.
Tecnológica Metropolitana tampoco son de la Región Metropolitana, comenta Rodrigo Vásquez, director de Capacitación y Postítulo de la UTEM. "Tenemos un programa que está en su versión número 27-se ejecuta tres veces al año que es el postítulo de Familia e Infancia, que acredita a profesionales del área social para ser consejeros técnicos en el Poder Judicial. Al partir era uno de los pocos programas que existía en Chile y en consecuencia, teníamos demanda permanente de gente de regiones.
Pero ahora, en vez de hacerlos viajar todas las semanas a Santiago, se optó por una modalidad que les implica venir una vez al mes a una jornada presencial". Todo el resto se trabaja de manera virtual, explica Vásquez, quien agrega que desde la universidad se preocupan de que en estos casos, siempre se promuevan los trabajos en grupo, para no perder "que se interactúe y se comparta". Desde la U.
Andrés Bello comentan que además de la pandemia, que aceleró el proceso, el estallido social también habría influido en el auge de los programas en línea. "Producto de todo esto, nuestro mix de impartición online en Educación Continua cambió, pasando de 45% el 2020,78% el 2021 a 85% para este año 2022”, indica José Luis Figueroa, director nacional de Educación Continua en la UNAB. Las personas matriculadas parecen estar contentas: “Sin duda, esta modalidad ha ido evolucionando, por lo que, junto con ello, hemos ido incorporando tecnología, nuevos desarrollos, metodologías y recursos de aprendizaje. Gracias a esto, en 2021 logramos 77 puntos (de un total de 100) de Índice de Satisfacción” en nuestros estudiantes”. Aurora Díaz, directora general de posgrados y educación continua de la U. Diego Portales, coincide en el rol que también habría jugado el estallido social, y destaca las características que habrían vuelto a las clases en línea una alternativa que no parece querer desaparecer. “Es una tendencia que vino para quedarse. No hay marcha atrás; resulta muy interesante porque permite adaptarte a tus tiempos, te ahorra desplazamientos. Por lo general, todos los estudiantes de educación continua son profesionales que están trabajando y esto normalmente lo hacen en los espacios de tiempo que les quedan fuera de su jornada laboral”.