Autor: Lenka Carvallo
"Si mi mujer no estuviera twitteando, quizás qué haría.. Capaz que la cargaría conmigo"
N sus dominios del segundo piso de su casa en Vitacura, con una gran biblioteca a sus espaldas y un jardín celosamente cuidado por Marta Lagos, el abogado y cientista político Carlos Huneeus Madge declara: “Afortunadamente esta casa es grande porque o si no, con la pandemia, estando encerrados... Ella trabaja en el primer piso y yo acá arriba.
Nos vemos al desayuno, el almuerzo y la comida”. El destacado columnista y académico habla muy serio, aunque una sonrisa medio torcida indica que quizás sea el sentido del humor la fórmula para sobrevivir a tantas décadas de matrimonio con la encuestadora, fundadora de Latinobarómetro y MORI Chile, Marta Lagos, otra aguda observadora de los procesos sociales y políticos. Una reconocida figura de la tuitósfera, con más 70 mil seguidores en la red Carlos Huneeus, cientista político Claro que el destacado académico, casado con Marta Lagos, también tiene su genio. Del proceso constituyente dice: “La élite nunca había navegado en aguas tan tormentosas”. Y con la DC, su partido, es fulminante: “Ya no tiene organización... No tiene destino”. del pajarito celeste. “Si mi mujer no tuviera el computador para twittear, quizás qué haría... Capaz que la cargaría conmigo... Es que twittea mucho, le destina tiempo. Es muy famosa. De repente sus comentarios son brillantes y otros no tanto (ríe con cierta ironía)... Eso me dicen mis hijos, porque yo no veo lo que escribe. O sea, no sé si la sigo porque (en el timeline) no me aparece”. —Tal vez por eso llevan tanto tiempo juntos. Ojos que no ven... —Tiene sus opiniones y no se las voy a cambiar a estas alturas de la vida... Además que a ella le ponen una bandera roja y arremete de inmediato, yo no.
Aunque eso está por verse... Abogado de la Universidad de Chile, con un máster en la Universidad de Essex (Reino Unido) y un doctorado en Ciencias Políticas en Heidelberg, Alemania, Carlos Huneeus Madge es Profesor Titular de la Facultad de Derecho de la U.
De Chile y fue director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC). Entre sus libros se encuentran “El Régimen de Pinochet” (Taurus) y “La Democracia Semisoberana: Chile después de Pinochet” (Taurus), donde instaló la tesis de que, mientras en el país no se terminara con el legado político y económico de la dictadura; mientras no se supere la complicidad entre los partidos políticos con el poder empresarial, en Chile la democracia siempre llevaría ese adjetivo. —¿ Qué cambio impone el ciclo constituyente que ahora comienza? —Claramente esto no es como la Constitución del “80, que fue realizada con el veto de la derecha que decidió qué se aprobaba y qué no. A partir de ahí la autoridad económica ha escuchado más de lo que corresponde a los grupos de interés y estos se acostumbraron a tener mucho poder, lo cual ha perjudicado al sistema democrático. En estas cuatro déLos que han estado cerca del poder, que siempre han tenido una relación carnal con él, querrán repetirse el plato.
Espero que no los dejen entrar”. Sebastián Piñera no es un político, es un hombre de negocios que hizo su fortuna sin siquiera interesarse por conocer qué es la política”. cadas contaron primero con la buena voluntad de las autoridades de la dictadura, luego con los gobiernos de la Concertación, seguido por la Nueva Mayoría hasta Sebastián Piñera 1 y 2. Así, los grupos de poder han estado mal acostumbrados. Hace una pausa y apunta: —Debe ser un momento muy difícil para ellos porque saben que perderán influencia y posiciones de poder.
La élite nunca había navegado en aguas tan tormentosas como ahora. —¿ Apuesta a que se ponga un punto final a la democracia semisoberana? —Sin duda que terminar con la Constitución de 1980 significa la caída de un pilar importante.
Pero aún falta un aspecto clave: acabar con la concentración del poder económico y la tradición de politización que caracteriza a los empresarios y ejecutivos chilenos, en su mayoría muy derechistas, lo que se expresa en asociaciones como la CCHC, la CPC o la Sofofa.
La tarea pendiente es cómo controlar bien al poder económico para que no interfiera en lo político. —Uno de los mecanismos a lo largo de décadas ha sido el lobby. ¿Tendrá espacio de influencia en la Convención? —Los que han estado cerca del poder, aquellos que desde siempre han tenido una relación carnal con él, naturalmente que en un momento tan crítico de la política chilena van a querer estar ahí. Con un afán narcisista asumirán que si han tenido experiencia en lograr acuerdos y llegar a soluciones en el pasado, ahora quizás podrían repetirse el plato. No tengo la menor duda de que eso va a pasar.
Espero que no los dejen entrar; empresas como Imaginacción, de Enrique Correa, le han hecho un enorme daño al sistema democrático y económico; actúan en función de satisfacer a los clientes que están pagando muy caro por conseguir sus objetivos. Pero se van a encontrar con un rotundo rechazo. “La política es una profesión seria” Militante de la DC de larga data, con una sonrisa irónica señala: “Debo ser el único cientista político que reconoce una militancia partidista.
El otro debe ser Alfedro Joignant (PS). Pero somos pocos”. Desde su propio segundo piso este académico ha seguido de cerca los desacuerdo y choques entre los partidos de la centro-izquierda a partir de la inscripción a primarias, a lo que se sumó el contundente fracaso en las elecciones convencionales del pasado 15 y 16 de mayo. “Que la DC sacara un solo constituyente y, que más encima, éste fuera el presidente del partido (Fuad Chahín) es terrible. Es hasta de mal gusto que haya sido el único beneficiado y no otro candidato. Cualquier menos él... Tras un largo suspiro: —La DC ya no tiene organización, tampoco ideas ni estrategias. No tiene destino. Más aún cuando sus dirigentes hace tiempo tomaron la decisión de estar con la centro-izquierda, pese a que es evidente que su electorado no se ubica en ese domicilio. Decir que están en la centro-izquierda es pegarse un balazo en la pierna. Es volver a la lógica del binominal, el país dividido en dos bloques, donde ninguno tiene la mayoría asegurada.
Hoy la DC hoy no tiene autonomía para definir una propia visión política, un camino propio que le permita aumentar la votación porque el definirse de centro-izquierda ha significado el desplome electoral de la falange”. —¿ Puede ser Yasna Provoste una tabla de salvación? —NOo sé... Ella tiene más liderazgo, visibilidad, una carrera política con más cantos: fue gobernadora, ministra de Educación, fue destituida por culpa de la propia DC cuando la directiva de Alvear expulsó al senador Adolfo Zaldívar, que se sumó a la oposición y con eso le dio los votos a la acusación constitucional que presentó Andrés Allamand en el Senado contra la ministra de Educación. Luego Yasna Provoste volvió al parlamento y cómo presidenta del Senado ha logrado una intervención muy destacada y decidida. Mientras que la candidata del partido (se refiere a Ximena Rincón) no tiene prestigio, liderazgo, más allá de la fila pequeña de militantes del partido. En la primaria votaron por ella sólo 30 mil personas. Yasna Provoste podría ser una mejor candidata, además, sería bueno romper con esta tiranía de las primarias que no siempre han sido positivas para la consolidación de los partidos. Que la candidatura se inscriba el último día es una muy buena cosa. No sólo la crisis de los partidos tradicionales preocupa a Huneeus. El segundo factor que inquieta a este abogado es el desgaste de la institución presidencial.
Algo que, como explica, no se debe a un problema de régimen institucional sino a lo que califica como una “defectuosa gestión de Sebastián Piñera”. Agrega: “De todos los presidentes que he estudiado y analizado a partir de Alessandri en el “32, Sebastián Piñera ha sido el peor.
Él no es un político, es un hombre de negocios que hizo su fortuna sin siquiera interesarse por conocer qué es la política... ”. —Pero fue senador, presidente de Renovación Nacional, jefe de campaña de Joaquín Lavín.
Y ha estado dos veces en la Moneda... ¿Por qué dice que no le interesa la política? —Cuando entró al Senado, Piñera siguió activamente impulsando sus negocios, distribuidos en decenas de sociedades, sin separar sus intereses propios de los del Estado. Durante la negociación de la reforma tributaria (de Aylwin) propuso disposiciones favorables a las empresas en ámbitos en los cuales él participaba. Una de ellas permitió a inversionistas comprar al Estado empresas quebradas en la crisis de 1982 (empresas zombis) y con ellas licuar millonarias utilidades de sociedades en las cuales tenía una participación significativa. También utilizó a su favor recursos políticos disponibles para él en su calidad de senador.
Como ha demostrado Carlos Tromben (2016) en una documentada investigación, Piñera empleó esos recursos en 1994, en las primeros semanas del gobierno de Frei Ruiz-Tagle, disuadiendo a las AFP de participar en la adquisición del 24% de la propiedad de Lan-Chile que Corfo licitó y que él adquirió a través de su socio histórico. Esta inversión le sería excepcionalmente rentable en los años siguientes. Muy circunspecto agrega: —La política es una profesión seria, tiene que dedicarse a ella la gente con habilidades, capaz de llegar a acuerdos y pensar en el bien general del país. Piñera no tiene idea de lo que es eso. El matrimonio igualitario que anunció en su cuenta anual lo retrata de cuerpo entero.
Una medida puntual que daña el corazón de la derecha y de muchos chilenos que tienen diferentes opiniones respecto de qué es la familia. —Aunque su coalición lo ha dejado bastante solo, por ejemplo, al respaldar los retiros de los fondos previsionales... —Eso fue porque el gobierno reaccionaba mal y tarde.
El propio Piñera es el responsable de la política fiscal. ¿Cómo pudo nombrar de ministro de Hacienda a una persona como Ignacio Briones? En la crisis más grave de la historia, nombra a un profesor joven de una universidad menor, ni siquiera la Chile o la Católica... Un joven muy competente, pero sin ningún conocimiento de administración pública o del funcionamiento del Estado. Y continúa: —Un presidente también debe ser líder de su sector y preocuparse de sus partidos. Eso lo dice la historia de Chile desde Frei Montalva en adelante. El presidente Aylwin cuidó a su coalición; a Frei Ruiz Tagle no le interesaba el tema porque también es empresario y nunca debió ser presidente. Lagos sí lo entendía y estaba preocupado por los suyos.
Menos la presidenta Bachelet que, sin embargo, no maltrató a su sector como lo hizo Piñera, que con lo del matrimonio le dio una estocada a quienes lo llevaron a La Moneda. —Con ese análisis, ¿con qué escenario se puede encontrar el sucesor o sucesora en La Moneda? —La presidencia estará debilitada pero no debido a su propia institucionalidad; la falla está en la persona que ocupó el cargo y no estuvo a la altura en un momento extraordinariamente difícil, y que no entendió las demandas de la ciudadanía. Entonces no es el sistema presidencial lo que falló, no se trata de avanzar a un régimen semi presidencial o parlamentario. Es un error pensar que si hubiésemos tenido otro régimen político no se habría producido el desastre que tenemos ahora. Y añade: —Lo primordial será tomar conciencia de que no cualquiera puede ser Presidente de la República; hay que mirar con lupa. Reivindicar que los presidentes sean políticos de carrera, profesionales, y que tengan que nacer dentro de los partidos. No volver a repetir la experiencia de un hombre de negocios, algo que a la derecha le encanta porque cree que representa lo mejor de la élite. Craso error.