Editorial: La fragilidad de los sistemas de APR
Editorial: La fragilidad de los sistemas de APR E I desolador panorama que enfrentan las 500 familias de Pargua, en la comuna de Calbuco, sin acceso a agua potable por semanas, es un reflejo nítido de una problemática que se ha hecho recurrente en el país: la vulnerabilidad de los sistemas de Agua Potable Rural (APR). Lo que ocurre en Pargua no es un caso aislado; es la enésima señal de alarma sobre un sistema que, a pesar de su vital importancia, muestra una fragilidad preocupante. Esta interrupción del suministro de agua potable no sólo genera incomodidad; es una cuestión de salud pública innegable. La falta de acceso a agua segura expone a comunidades enteras a riesgos sanitarios significativos, evidenciando una deuda pendiente del Estado. No se puede seguir ignorando que el agua es un derecho humano fundamental y que su ausencia impacta directamente en la calidad de vida y el bienestar de miles de chilenos.
La situación se vuelve aún más crítica en regiones como Los Lagos, que en los últimos años, sobre todo durante y después de la pandemia, ha experimentado un evidente aumento de la población que opta por vivir en parcelas. Este crecimiento demográfico en zonas rurales, a menudo desprovistas de la infraestructura hídrica adecuada, presiona aún más unos sistemas de APR que ya están operando al limite de su capacidad. La planificación territorial y la inversión en infraestructura deben ir de la mano con el desarrollo poblacional para evitar futuras crisis sanitarias Es innegable que los APR necesitan una urgente profesionalización. La gestión, mantenimiento y supervisión de estos sistemas no pueden depender únicamente de esfuerzos comunitarios, por valiosos que sean. Se requiere de un soporte técnico, administrativo y financiero constante por parte del Estado para garantizar su sostenibilidad y eficiencia. Los habitantes de los sectores rurales tienen todo el derecho a aspirar a una provisión de agua potable constante y segura, igual que cualquier ciudadano del país.
Es hora de que las autoridades asuman este desafio con la seriedad y el compromiso que merece, transformando las recurrentes emergencias en soluciones definitivas que garanticen este derecho esencial para todos.. Lo que está ocurriendo en Pargua, con centenares de familias sin acceso al agua, es un botón más de un problema nacional. Editorial