Cuando el Arte está en el ADN
Cuando el Arte está en el ADN La creación transgénica y las grandes interrogantes que plantea. Por_ Sergio Fortuño L. Cualquier Cualquier obra humana es producto de la combinación. Un texto como este surge de la combinación de signos. Una pintura combina colores y trazos que generan una representación. representación. La fotografía mezcla distintas frecuencias lumínicas. Una pelicula añade tiempo a esa combinación. La música incluye tonos, duraciones y silencios. Hace unas décadas, el Arte entró a un nuevo territorio de combinaciones, que antes parecía privativo de las leyes naturales. Se trata de la combinación genética.
Se conoce como arte genético, transgénico o Bioarte a la práctica de tomar como materia prima los códigos de la herencia biológica biológica de los seres vivos y manipularlos para crear nuevas obras que se concretan en soportes digitales, o incluso en nuevas criaturas.
Su práctica plantea, además de una ineludible reflexión estética, una serie de preguntas inquietantes en los planos de la ciencia, la ética, la política y una gran interrogante final sobre la naturaleza de la vida biológica y la esencia de lo humano. El neurobiólogo Martin Chalfie, uno de los galardonados al Premio Nobel de Química en 2008, proyectó una imagen de Alba en su presentación ante la Academia Sueca. El equipo, formado por los estadounidenses Martin Chalfie, Roger Tsien y el japonés Osamu Shimomura, obtuvo el premio por su descubrimiento de la proteína verde fluorescente. LA CONEJA ALBA La Teoría de la Evolución de Darwin inspiró en los 90 al artista digital digital estadounidense Karl Sims. En su instalación digital interactiva «Galápagos» (1997), organismos simulados computacionalmente se muestran en 12 monitores. Los participantes seleccionan un organismo organismo y eligen conscientemente dejarlo existir, mutar y reproducirse presionando pedales con sensores frente a los monitores. Los que no llaman la atención del público son eliminados. De esta manera, se someten a una evolución darwiniana interactiva.
El paso del soporte digital a lo real, del código binario al del ADN, tuvo un hito notorio con el artista brasileño Eduardo Kac, quien el año 2000 presentó la obra «GFP Bunny», un conejo real cuyo pelaje se ve verde fluorescente cuando se ubica bajo una luz azul.
Para lograr el efecto, la coneja albina bautizada como Alba por Kac recibió cuando aún era un cigoto una proteína verde fluorescente extraída de la especie de medusa Aequorea Victoria, popularmente conocida como medusa de cristal, originaria de las z o o “. 4,.. . Cuando el Arte está en el ADN costas norteamericanas.
La modificación genética de Alba ftie encargada por el artista al laboratorio francés INRA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrónomas). GFP es la sigla de “greenfiuorescentprotein” (“proteína verde fluorescente”). El equipo de investigadores que la descubrió e introdujo su uso científico, recibió el Premio Nobel de Química en 2008. En su presentación ante la Academia Sueca, uno de los galardonados, el neurobiólogo estadounidense Martin Chalfie, proyectó una imagen de Alba.
CONTROVERSIA DESDE EL INICIO Críticos de arte rehusaron considerarla como una obra y la relegaron a la categoría de “experimento”. Los medios de comunicación encendieron las alarmas por la debacle moral que acarrearía la emergencia de un mercado de “mascotas de diseño”. Otros, sin embargo, elogiaron la reflexión sobre las realidades transgénicas que introducía en el mundo de la creatividad. Su destino también ha sido polémico, ya que Alba no habría salido de los laboratorios del INRA, contra los propósitos iniciales de Kac. Ahí habría muerto en 2002, según una versión del biólogo LouisMarie LouisMarie Houdebine, director de investigación del instituto francés. El científico también sostuvo que Alba no habría sido concebida específicamente para Kac, sino que era uno de varios conejos con los que ya se había experimentado usando técnicas de GFP. Kac se habría limitado a escogerla por simpatía. El francés, muerto en 2022, apuntó además que Alba no era el animal de fluorescencia uniforme que Kac había presentado en fotos que dieron la vuelta al mundo. Se trataba de una manipulación por parte del artista, acusó. Otros científicos agregaron que, en un conejo albino, la fluorescencia debería producirse en la piel y no en el pelaje, como mostraban las imágenes. Como sea, Alba adquirió estatus de figura Pop.
El crítico franco alemán Jens Hauser la calificó como “el Che Guevara del bioarte”. Apareció en series como «Los Simpson, «7he Big Bang Theory», «Sherlock», además de ser mencionada en los libros de la canadiense Margaret Atwood (autora de «El Cuento de la Criada»), así como en los textos del autor estadounidense Michael Crichton.
SELECCIÓN ARTIFICIAL Otras exponentes del arte transgénico son Marta de Menezes (Portugal, 1975) y Natalie Jeremijenko (Australia, 1966). De Menezes presentó el 2000 una instalación con mariposas vivas cuyas alas intervino genéticamente para alterar su simetría. En 2003, Jeremijenko clonó 100 árboles que dispersó por la ciudad de San Francisco para exponer cómo las circunstancias ambientales modifican a individuos genéticamente idénticos. Por su parte, la británica Charlotte Jarvis comenzó a fines de la década pasada el proyecto de generar semen femenino a partir de sus propias células madre. La eslovenia Maja Smrekar combinó uno de sus óvulos con células de su perro para obtener un embrión blastocisto inviable que, aun así, representaba para ella una forma de vida. Anna Dumitriu, otra artista inglesa, es por estos días la principal invitada a una muestra de bioarte en la ciudad de Leeds, en la zona norte de Inglaterra. Su obra «El Vestido de la Plaga» combina materiales textiles, tecnología y microbiología para recrear el ambiente de la Gran Plaga de Londres del siglo 17. Rodeado por lavandas, usadas en la época para enmascarar los hedores de la peste, el centro de la instalación es un vestido recubierto por las bacterias causantes de la epidemia.
Los mecanismos de reproducción de la vida, sus límites, las posibilidades posibilidades de cruces entre especies, la emergencia de nuevos seres vivos al modo de las quimeras de la antigüedad, son algunos de los temas que obviamente abren discusiones relevantes a partir del bioarte. “Hoy en día, el régimen de la selección natural, de 4 mil millones de años (... ) se enfrenta a un reto completamente distinto”, observó observó en 2013 el historiador israelí Yuval Noah Harari.
Reflexionando sobre su obra, Eduardo Kac escribe: “A medida que se desmorona el concepto de especie, basado en las barreras barreras de reproducción (... ) la misma noción de lo que significa ser humano está en juego”. Con un dejo optimista, el artista brasileño se muestra entusiasta antes antes que receloso, y aventura: “Ser humano significará que el genoma humano no es una limitación, sino un punto de partida”. P Karl Sims, «Galapagos» (1991). Ç Anna Dumitriu, Vestido de la Plagar..