Octavio Pérez Pastene: Intrépido habitante del aire
Octavio Pérez Pastene: Intrépido habitante del aire Luego Luego de relatar una cantidad de situaciones situaciones negativas que le han sucedido, el dentista emérito y pertinaz piloto, Octavio Pérez Pastene, sentencia: “Aqui abajo tengo tengo muy mala suerte, pero en el aire tengo alguien que vela por míen el Cielo, ” (Llama la atención que en estos momentos esté en la nómina de los cuatro nuevos socios que ingresan al Club Aéreo de Santa Cruz. ¿Tal vez era un Icaro solitario y ahora quiere ser bandada?) Fuimos a su hogar, y don “Tavo” Pérez, nos advirtió, advirtió, a mi y a mi amigo Miguel Zúñiga, que no le gustan los homenajes, ni los reconocimientos. Simplemente, Simplemente, se molesta. Entonces, apelando a la prudencia, nos atrevemos a contarles a los lectores de “El Cóndor”, una selección de sus vivencias, con tal que conozcan y disfruten de sus aventuras aéreas.
Es hijo de don Vicente Pérez Guerrero, de Cabeceras Cabeceras y la señora Venera Pastene Guerrero, de Bucalemu, Bucalemu, quizás sea esa la razón por la que disfrutaba haciendo “piruetas” sobre el mar y la laguna de la localidad costina, donde una vez cayó haciendo un tirabuzón, en otra ocasión se precipitó tras cortar los cables eléctricos de la línea línea de Santa Cruz-Lolol. Ahí su salvación fue “gracias” “gracias” a que anteriormente, había destrozado la hélice de madera y la cambió por una metálica. Feliz, en su tema, nos pide que perdonemos su entusiasmo. Nosotros, muy a gusto, lo animamos para que continúe.
Fue instructor de vuelo, formando pilotos y voló 14 años un Mentor, avión de instrucción de la Fuerza Aérea, hecho para volar en toda condición: nocturno, a ciegas y hacer acrobacias y agrega que en una ocasión ocasión fueron a dejar una persona persona a Rodelillo. Otros no se atrevieron porque había niebla. Fueron en su recordado recordado Mentor. De regreso a Santa Cruz, las luces de San Antonio estaban encendidas, porque había oscurecido. Sin encontrar un campo apropiado para aterrizar en forma forzosa. Perdida la esperanza, ven una tranja larga y le dice al copiloto: “baja, baja aquí! Lo hicieron y cuando el avión se detuvo, se encontraron encontraron de frente con las luces de una micro. Todos los pasajeros del bus se bajaron asombrados de lo que estaban viendo.
Entusiasmado y olvidado olvidado de las advertencias que nos hizo de “nada de cámara, cámara, ni grabadora”, es difícil difícil detener su relato: “Volé más de 50 horas en un Pi115, Pi115, el primer avión que tuvieron tuvieron los Halcones, avión utilizado nada más que para hacer acrobacias”. Y continúa: “Yo le había había hecho instrucción, en el Mentor, a Benito Cabezas, un jovencito de Graneros, sociodel ClubAáreode Rancagua. Rancagua. Rápidamente avanzó y se hizo instructor y fue él quien me hizo instrucción en el Pitts. Era fenomenal. ” ¿Que cómo nació su pasión por los aviones? Relata que era vecino de la señora Juana Urzúa, que tenia un hermano subteniente subteniente de la Fuerza Aérea, Dagoberto Urzúa Casas Cordero. “Venia en avión y pasaba bajito.
Yo tendría unos siete años, me subía al techo de la casa para ver sus evoluciones, desde ahí me gustaron los aviones”. “En los viajes a Santiago, Santiago, yo fregaba a mi papá para que me llevara a Los Cerrillos a ver los aviones. Un día, tanto fregué hasta que me llevó.
Me dejó solo mientras iba al baño, en eso apareció un piloto, sacó un avión, se subió y le dije: Oiga caballero, me lleva. -Súbete, cabro!. Estaba con una patita arriba, cuando apareció mi padre... ” En Pichilemu, en unos vuelos populares, de ocho o nueve años de edad, le robó plata a la mamá y se puso a la cola. Cuando estaba cerca cerca de subir lo pillaron y nuevamente nuevamente su vuelo se frustró.
Cuando tuvo la edad para entrar a la Fuerza Aérea, Aérea, sus padres no lo permitieron permitieron hasta que, años después, después, “un amigo de infancia, compañero de colegio en el Instituto y el liceo de San Femando, Gustavo Latorre León, entró a la aviación y cuando era subteniente, me llevó a volar en un avión de observación.
” Le interrumpimos, adelantándonosadelantándonosrTavo” Latorre, Latorre, el que pasaba por entre las palmeras de la plaza! “iYo hacia las mismas cosas en el Mentor y más que él! ¿También pasó por entre entre las palmeras? “iNo me acordé! -Responde, -Responde, picaramente, para agregar: “iS yo volé con Benito Cabezas y él fue Campeón de Chile de Acrobacia, Acrobacia, además, hizo dos presentaciones en la FIDAE y alli no vuela cualquiera! ” Don “Tavo” Pérez, tiene 91 años y recién se compró compró un “avioncito”, dice con sencillez. Ojalá que no se enoje conmigo, pero podía dejar dejar en secreto la pasión de este intrépido e incansable aviador que padece una “suprema sed de cielo”. Jaime VásquezArriagada. - - -