Autor: Por Lenka Carvallo
"Las redes sociales son un arma de doble filo para la democracia"
Í En esta pandemia la emotividad todavía tiene más peso que la realidad”, comenta con algo de frustración el físico teórico Cristián Huepe.
Desde su casa en Chicago donde vive hace más de 20 años, recién casado con una americana, no puede ocultar su frustración ante la actual derrota del pensamiento racional en plena era del covid-19, en los precisos momentos en que la comunidad científica —de la cual él forma parte—, ha aportado datos concretos para entender la pandemia y la efectividad de las vacunas, por ejemplo.
“Esperaba que este “baño de realidad” que ha significado la pandemia nos hubiese ayudado a erradicar las teorías conspirativas o a terminar con el populismo político, sin embargo, todavía hay mucha gente que se aferra a sus ideas y se reafirma en los que piensan igual”, dice. Si bien explica que se trata de una tendencia que está en el ser humano, para Huepe las redes sociales han radicalizado las miradas.
“Nos han dividido en islas a través de los algoritmos movidos por suinterés en segmentar a los usuarios y mantenerlos entusiasmados interactuando con su propia comunidad, mientras rechazan o se niegan a conversar con los que piensan distinto.
Así se construyen islas donde impera una visión muchas veces sesgada, desconectada del resto y, lo más peligroso, alejada de la verdad”. —¿ Y si se modificaran los algoritmos para lograr integración y no división? ¿ podría pasar? —En principio sí, pero para Twitter y Facebook implicaría cambiar su esquema de negocios... Hoy es más fácil ganar dinero segmentándonos en nichos de mercado para incrementar la dependencia de los usuarios con sus comunidades, mostrarles publicidad ultra personalizada y entregar contenido específico que acapare su atención, aunque eso termine siendo negativo para la sociedad.
Es por eso que creo en la regulación de las redes sociales en lugar de la censura; exigir una distribución diversa de la información, aunque no sea lo más ventajoso económicamente para los controladores... Pero es complejo; habría que regular los algoritmos, lo que es un concepto bastante nuevo. Aunque la Comunidad Europea está empezando a considerarlo. Cristián Huepe es un hombre de pensamiento complejo. En 1994, tras haber estudiado Física en la Universidad de Chile, partió a París para realizar un doctorado en Física Teórica. Luego se trasladó a EE.UU. Para un post doctorado en la Universidad de Chicago, donde se especializó en sistemas complejos.
“Lo que me interesa no es tanto el objeto específico como la combinación de partes”, y pone como ejemplo a los enjambres, las bandadas de pájaros o bancas de peces “que efectúan movimientos tan bonitos y que nadie sabe qué reglas están siguiendo.
Eso es lo que hago, claro que aplicado a otro tipo de sistemas”. También es especialista en teoría de Desde Chicago, el especialista en redes complejas, advierte: “Nos han dividido en islas a través de los algoritmos; para Twitter o Facebook es más fácil ganar dinero segmentándonos en nichos de mercado aunque eso termine siendo negativo para la sociedad”. Mientras más conflictivo sea un tema y más se pueda resumir a un sí o no, mientras más simplista sea el mensaje, más se dividirá la comunidaod”. Lavín y Jadue suelen moverse entre el poder y el control, pero depende mucho de las circunstancias, de los temas del momento, cómo se hayan posicionado y qué tanto hayan sido capaces de establecer sus opiniones”. redes, con un proyecto que lo mantiene conectado con Chile a través del Social Listening Lab, de la Facultad de Comunicaciones UC. Ahí estudia las dinámicas de opinión en las redes sociales.
“Veo cuando se activan los nodos de la conversación, así es que me tengo que mantener al tanto con lo que sucede; toda mi familia vive en Chile y hasta antes de la pandemia viajaba bastante, sobre todo con este proyecto”. Hijo menor de Claudio Huepe (ingeniero, economista, político DC, parlamentario antes y después de la dictadura, ex ministro de Ricardo Lagos), en 1975 la familia partió al exilio en Inglaterra luego de que el padre fuera detenido durante tres meses en el centro de torturas Tres Alamos. En Inglaterra sus padres se separaron y los tres hermanos regresaron a Chile con su madre, la dentista Gina Minoletti. “Lo íbamos a visitar en los veranos, aunque siempre tuve la tristeza de no tener un papá involucrado; mi abuelo me llevaba a los partidos de fútbol”. Una familia marcada por la dictadura. Uno de sus tío maternos también estaba exiliado. “Recuerdo haber pasado muchos años con mi mamá viendo la lista de a quiénes dejaban volver. Finalmente pudo regresar en 1984.
Con el retorno de la democracia, tras haber sido uno de los parlamentarios más jóvenes en 1969 y 1973, en 1989 se convirtió en uno de los más viejos del parlamento”. Cristián Huepe Minoletti tiene también un marcado lado musical. Durante sus tiempos universitarios en Chile tuvo el proyecto de jazz Malavida. En París grabó un disco electrónico experimental y en Chicago fue parte del surgimiento de la música electrónica en vivo, a través de la banda Makers of sense. Ahora creó el colectivo Labo Labs.
Dar vuelta la tortilla “Todos los grandes avances democráticos del mundo, desde la Carta de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de la Revolución Francesa a la redacción de la Constitución americana, se generaron en situaciones muy confusas.
También el proceso constituyente... Con la diferencia que estamos en un momento de la historia de la Humanidad donde la gente cree más en su burbuja, y tiene todas las herramientas a su disposición a través de las redes sociales para crear la ilusión de una realidad común. Eso es lo que me preocupa, porque esta situación actúa contra la generación de acuerdos.
Ese es el gran desafío universal que enfrentan los países desarrollados”. —¿ 0 sea que Facebook o Twitter son una amenaza para la democracia? —Las redes sociales son un arma de doble filo (para la democracia). Está la idea de que todos podemos desafiar lo que imponen las elites, cuestionar y proponer una teoría alternativa, incluso llevar a los líderes empresariales, políticos, al pizarrón y poder dar vuelta la tortilla... Ok, es un avance muy importante; el problema es que hay una línea que no es tan clara entre tener distintas perspectivas y distintas realidades. —¿ Cómo es eso? —Porque las redes permiten que interactúen perspectivas distintas de manera única en la historia, y eso es bueno porque antes todo era vertical; pero también se llega al borde de que esas perspectivas distintas se transformen en realidades distintas, donde cada uno se convence de aquello en lo que quiere creer... hoy hay gente que ha vuelto a creer que la tierra es plana o que el hombre nunca llegó a la luna, y cuando les dices que hay información que lo desmiente te contestan que no les importa, que prefieren creerle a su comunidad y las redes sociales te permiten encontrarla. —De hecho, las numerosas revueltas sociales que hemos visto en el mundo han sido impulsadas por las redes sociales. —Y seguirán por bastante tiempo. La pandemia le puso tapa a la olla a presión.
El gran desafío de esta década es cómo encauzar esta energía de manera que sea productiva socialmente, ya no de manera piramidal —como todavía lo cree cierta parte de la elite— sino que horizontal, lo que facilita los consensos. —Trump y Obama comprendieron el valor de la horizontalidad, aunque con dispares resultados. —Son un ejemplo de uso exitoso de las redes sociales, pero terminaron polarizando las posturas.
Por eso es interesante lo que hacemos en este laboratorio (Social Listening Lab) que es dar a entender las narrativas para comprender este sistema vivo que son las opiniones; qué comunidad habla con cuál, quiénes quedan aislados y quiénes no; y así se puede intuir cómo establecer puentes entre las distintas islas, ojalá con un objetivo virtuoso. Hay muchas pistas: por ejemplo, mientras más conflictivo sea un tema y más se puede resumir a un si o no, mientras más simplista sea el mensaje, más se dividirá la comunidad.
Mi esperanza está en los líderes de opinión, que aprendan a leer este sistema vivo y así puedan encauzarlo. —En una investigación que publicaron en febrero, determinaron que los candidatos presidenciales que másinteracción y movimiento tienen en las redes no son necesariamente los que encabezan las encuestas... —Hicimos dos índices, uno de impacto digital que tiene que ver con qué tanto ruido hace una persona influyente. Y otro de diversidad de alcance, que ve qué tanto ruido se genera entre líderes de opinión de comunidades distintas, y ese sí está mucho más correlacionado con lo que dicen las encuestas. Cuando hay interacción de ida y vuelta quiere decir que hay interés entre las distintas comunidades, porque habla de un reconocimiento de esa persona que trasciende lo digital.
Y explica: —Joaquín Lavín y Daniel Jadue suelen moverse entre el poder y el control, pero depende mucho de las circunstancias, de los temas del momento, cómo se hayan posicionado y qué tanto hayan sido capaces de establecer sus opiniones. Jadue, por ejemplo, se puede identificar con ideas que tienen bastante alcance pero que son específicas, y a veces sopla bien el viento para sus opiniones y a veces no. Con Lavín ocurre algo similar, pero su discurso está en el cosismo municipal, que a veces le sirve y otras no. Pamela Jiles es un personaje más o menos extraño, que se mueve en una suerte de espacio gris y que también corre un cierto riesgo.
Y hay gente que tiene fuerza en un núcleo muy chico, como José Antonio Kast; su capacidad de crear reacciones es bastante alta porque tiene una comunidad muy fiel, y porque gran parte de su estrategia está basada en las RR.SS., pero eso no significa que tenga la capacidad de imponer temas en las distintas comunidades y es ahí que en el índice de diversidad de alcance su techo es acotado. —¿ Qué candidato ve mejor aspectado en ese sentido? —Es complicado... Porque una cosa es generar ruido y otra es que el resto de la población apoye sus ideas y adhiera al programa, lo que aún está por verse.
Ahí creo que alguien que tiene bastante intuición en el manejo de las redes y aparece muy alto en nuestro índice es Pamela Jiles, pero creo que esa situación no necesariamente se va a transformar en un dominio sistémico de la dinámica de las conversaciones en el futuro del país. —En la última encuesta Cadem Plaza Pública, Pamela Jiles lideró la intención de voto, seguida a gran distancia por Lavín y Jadue. —No me extraña. Ella es capaz de instalar sus narrativas en grupos diversos, lo que refleja mucho más un impacto en el mundo real que en el de los likes y retuits. Claramente ella maneja las redes de manera efectiva, muchas veces apelando a la emotividad y al conflicto, dos factores de gran impacto en el mundo digital.
Que haya emplazado a Piñera (a no enviar al TC la iniciativa para el tercer retiro del 10% a cambio de deponer su candidatura presidencial) es una acción confrontacional que viene desde la emotividad, así tiende a llevar a los grupos más allá de los análisis políticos habituales, utilizando la teatralidad, un éxito que ahora también se está viendo fuera de las redes al interactuar con otras comunidades. —¿ Pero tendría chance de ganar la carrera presidencial? —De acuerdo a la experiencia internacional, en la medida que más gente se desilusione de la política y no vote, esa minoría que apoya a Jiles podría terminar siendo mayoría, como sucedió con Trump, que manejaba mucho las redes desde la emoción y la confrontación, y si bien en las encuestas nunca superó el 50% terminó ganando las elecciones. Entonces (lo de Jiles) no es imposible. Todo dependerá de cómo se maneje el discurso político general y por parte de la ciudadanía.