El despertar del impresionismo...
El despertar del impresionismo... Solène Bergot Julieta Ogaz. Sandra Accatino. Claudia Campaña 5 avances que aprovechan los artistas n TUBOS DE PINTURA. Los pintores solían guardar las pinturas al óleo en incómodas vejigas de cerdo, lo que dificultaba moverse con ellas.
Todo cambió con la aparición del tubo de estaño con tapón de rosca (1841), uno de los adelantos técnicos que aprovecharon los impresionistas. "El atelier portátil y la pintura au plein air no hubieran sido posibles sin los tubos con el color preparado, listo para usar, o los caballetes más livianos y transportables.
Práctica que ya realizaba Courbet, pero los impresionistas se abocaron más bien en la representación de los efectos atmosféricos y la apariencia de las cosas bajo la cambiante luz natural", explica Julieta Ogaz. n NUEVOS COLORES Y PINCELES.
Aparecen en la época "pigmentos inorgánicos como el azul cobalto (el preferido de Renoir), el azul cerúleo, el amarillo cadmio y otros, los que modificaron para siempre la paleta de los pintores", dice Sandra Accatino. "Además, salen al mercado los pinceles cuadrados con abrazaderas metálicas que permiten una pincelada gruesa y corta", agrega Claudia Campaña. n ESTUDIOS DE ÓPTICA.
Los estudios de óptica y teoría del color fueron claves para los impresionistas, como las investigaciones sobre la percepción del color en el cerebro y "los dos tratados de Eugène Chevreul sobre el contraste de los colores en las artes industriales y la aplicación de estos con la ayuda de círculos cromáticos", acota Acattino. n CÁMARA FOTOGRÁFICA. La fotografía irrumpe alrededor de 1839. "Y se introducen al vocabulario visual conceptos como `fuera de foco' y `encuadre fotográfico'", explica Campaña. La aparición de la cámara también planteará preguntas sobre el sentido de la pintura como imitación de la realidad. n COMERCIO DE ORIENTE. La introducción en Europa de piezas orientales, como las estampas japonesas, "obligaron al artista europeo a cuestionarse la forma de componer, de concebir el espacio e incluso el formato de sus telas ", apunta Ogaz. Los impresionistas admiraban estas estampas, que incluso aparecen en las obras del post impresionista Van Gogh. Con un casco de realidad virtual, los visitantes del Museo de Orsay pueden viajar en el tiempo y pasear, durante 40 minutos, por el París de 1874 y los lugares de los impresionistas. También pueden visitar su primera muestra, tal cual estaba montada. JAMES HILL/THE NEW YORK TIMES primera impresión, un mundo en permanente movimiento. Estaban fascinados con las investigaciones de la industria textil sobre el color (Chevreul), pues el color es luz y cambio.
Y no hay que olvidar que varios de ellos se exiliaron en Londres durante la guerra franco-prusiana, y allí admiraron los cuadros y acuarelas de Turner, que son todo manchas e incorporan motivos como el agua y la locomotora.
Todo ello explica, en gran parte, esa idea de pintar con espontaneidad la esencia del mundo visible". Julieta Ogaz, académica del Instituto de Historia de la UAndes, agrega que "no podemos dejar de mencionar la influencia del poeta Charles Baudelaire.
En su obra `El pintor de la vida moderna' conmina a los artistas a capturar la belleza moderna y `las experiencias fugaces y efímeras de la vida en una metrópolis urbana'. Desafía así la tradición winckelmanniana que apuntaba a que el buen gusto artístico estaba dado por la imitación del arte griego y su vocación de atemporalidad.
Baudelaire propone, al contrario, que la razón por la que la Antigüedad resuena entre nosotros hoy es porque fue capaz de capturar la belleza de su época". Sandra Accatino, directora del Departamento de Arte de la Universidad selección de obras de la exposición "rebelde" con pinturas expuestas ese mismo año en el salón oficial de la Academia de Bellas Artes. Lo que muestra, según los curadores, que la exposición impresionista no habría sido la escandalosa revelación de una vanguardia nueva y bien perfilada, sino una mescolanza de obras maestras y de fiascos. Tampoco se podría decir que este "clan de rebeldes" había sido totalmente marginado por la oficialidad.
La mayoría de los 31 participantes en la muestra impresionista ya habían expuesto en la Academia de Bellas Artes y casi la mitad tenía obras en el salón de ese mismo año (que se inauguró quince días después). Los "rebeldes" impresionistas evitaron retratar la guerra o la pobreza de su época (con la excepción de la pintura de una lavandera, realizada por Degas), pero sí reflejaron los cambios sociales y urbanos. Parejas a la moda, trenes, cabarets, cafeterías e instantáneas de los bulevares diseñados por Haussmann plasmaban el advenimiento de un estilo de vida urbano y burgués. Los dos cruentos conflictos recién ocurridos (la guerra franco-prusiana de 1870 y la sublevación de la Comuna) no aparecen plasmados en la muestra impresionista de 1874. En el salón oficial sí se presenta una tela con cuerpos diseminados en el campo de batalla, de Auguste Lançon. Baudelaire y Cía. Los "matices" que aportan las investigaciones no niegan, por cierto, varios de los factores conocidos que influyen en el surgimiento de esta corriente plástica, aunque los matizan. En el caso de la pintura al aire libre, sello del impresionismo, se explica que los artistas estaban pintando al aire libre desde antes, aunque los impresionistas lo intensifican. Y varias de sus pinturas, aunque iniciadas en plein air, se terminaban en el estudio. Y pese a que la experiencia de la guerra estaba muy cerca, Francia vivía intensos vientos de cambio. Claudia Campaña, historiadora del arte y académica de la Facultad de Artes de la UC, explica que "los impresionistas vivieron en París, una ciudad que se modernizó y embelleció entre 1853 y 1870.
El espacio público entonces toma relevancia y este grupo de jóvenes --que expusieron por primera vez 150 años atrás-crean un nuevo subgénero pictórico: el `paisaje urbano': pintan calles atestadas de gente, jardines públicos y los grandes edificios de la urbanización de Haussmann". Según Campaña, "la vida en la ciudad ya tenía premura y ellos `retrataron' la inmediatez y lo fugaz. No es casualidad que optaran por una pintura retiniana, es decir, una que registrara la Alberto Hurtado, confirma que "en los movimientos de arte intervienen factores muy distintos, como ocurre en el impresionismo.
Los dos tratados de Chevreul sobre el contraste de colores, los tubos de pintura, los pigmentos inorgánicos, la revolución de las fotografías instantáneas y la influencia de las estampas japonesas fueron importantes para la emergencia del Impresionismo" (ver recuadro). Accatino también recuerda la influencia del Romanticismo y "el empleo de la espátula y la densidad del color presente en Courbet y Turner.
Son elementos que incidieron en la enorme libertad que reflejan las obras impresionistas". Vienen las mujeres Las voces (o pincelazos) femeninos es otro ámbito que se ha estudiado en las últimas décadas. "Por sus formatos más pequeños y la inclusión de motivos de la vida cotidiana que podían ser capturados dentro de ámbitos familiares y cotidianos, el impresionismo permitió que artistas mujeres cobraran una mayor presencia.
Berthe Morisot, Mary Cassatt, Eva Gonzalès y Marie Bracquemond pertenecieron al círculo de artistas impresionistas, y aunque debieron negociar y modelar sus carreras con las convenciones de la época, en los últimos 20 años han sido destacadas y valoradas", explica Accatino. Julieta Ogaz subraya que Morisot "fue de las pioneras, puesto que formó parte de la primera exhibición del grupo en 1874. Aunque estaba casada con el hermano de Manet (también artista), se hizo un lugar entre los pintores masculinos, quienes la admiraban. Ya había algunas artistas famosas, como Rosa Bonheur, pero de tradición más académica, por eso es notable la audacia de Morisot y luego de Casatt de adherir a las innovaciones que proponía el impresionismo.
Era un doble desafío: ser mujer pintora y ser una pintora de vanguardia". "Las convenciones sobre el espacio femenino conminaron a estas creadoras a buscar inspiración en un contexto más doméstico y familiar, pero esto no significó sacrificar su excepcional exploración del color, la luz, el movimiento, los encuadres y de la intimidad. Llenaron sus telas de muchas mujeres y niñas, ya no como musas o personajes históricos, sino que retratando el mundo doméstico", agrega Ogaz.
Para los investigadores de la muestra en el museo D'Orsay, el apogeo del movimiento se da en la tercera exposición impresionista (1877), donde sus artistas emergen en toda su gloria y con una mirada más unificada (aunque hay algunos que siguieron caminos más personales, como Manet, Degas y Cézanne). Es un período en que la fuerza del impresionismo comienza a llegar a la música y otras expresiones. Años después de la fracasada exposición de 1874, Cézanne (uno de los que expusieron allí) comienza a simplificar su pintura hasta acercarse a las formas geométricas. Se convierte en una gran influencia para Picasso, quien plantea las bases del cubismo. Años después, Duchamp, en 1917, pondrá un urinario en medio de una galería de arte, en un gesto que hasta hoy intriga por sus motivaciones, pero que será decisivo en el arte del siglo XX.
Pero esa ya es otra historia. `` Los contactos directos que podían tener los artistas nacionales con el impresionismo eran muy limitados. (... ) En 1894, Juan Francisco González firma un artículo como `un impresionista en ciernes'. Pero los pintores chilenos se insertaban en otro contexto"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . SOLÈNE BERGOT, DIRECTORA MAGISTER EN HISTORIA UNAB. `` Es notable la audacia de algunas artistas al adherir a los principios innovadores del impresionismo.
Era un doble desafío: ser mujer pintora y ser una pintora de vanguardia"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . JULIETA OGAZ, PROFESORA UANDES. `` Los tratados sobre el contraste de colores, los tubos de pintura, la revolución de la fotografía y la influencia de las estampas japonesas fueron factores importantes"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . SANDRA ACCATINO, DIRECTORA DEL DEPARTAMENTO DE ARTE, UAH. La vida urbana inspira a Monet, que pinta el "Boulevard des Capucines". NELSON-ATKINS MEDIA/ MUESTRA D'ORSAY Berthe Morisot fue una talentosa pintora impresionista, admirada por el grupo. Aquí "La lectura" (1873), una de sus múltiples obras protagonizadas por mujeres. CLEVELAND MUSEUM/MUESTRA D'ORSAY Si bien participó en la muestra "rebelde", Manet seguiría su propio camino. Aquí "La chemin de fer" (1873). NATIONAL GALLERY WASHIGTON/MUESTRA D'ORSAY "Mañana de junio, Pontoise", obra de Camille Pissarro, activo impresionista. K KARLSRUHE/ MUESTRA D'ORSAY Claude Monet, el gran impulsor del Impresionismo. Foto realizada por Nadar, quien presta su estudio para la muestra inicial del Impresionismo. AP PHOTO/MUESTRA D'ORSAY Las réplicas en Chile y el "impresionista en ciernes" "Excelencia: compre un Cézanne y un Picasso. Se lo agradecerán las generaciones futuras". En 1925 aparece en las "Notas de arte" del diario La Nación esta petición de la artista Sara Malvar.
Pero ni antes ni después de esa petición se han comprado obras impresionistas relevantes para nuestro museo de Bellas Artes. "En 1874, los contactos directos que podían tener los artistas chilenos con el impresionismo eran muy limitados: sus maestros eran artistas academicistas formados por otros academicistas, los viajes hacia Europa eran largos y costosos, y no existían los actuales medios de reproducción.
En esa década, los artistas chilenos mandados a Europa como becarios eran aún muy pocos y las reproducciones en diarios y las fotografías de la época no permitían apreciar la nueva corriente", explica Solène Bergot, directora del Magíster en Historia UNAB. Según Bergot, cofundadora del sitio www.pinturachilena.cl, "los artistas chilenos tenían que considerar lo que se apreciaba (y vendía) en el mercado local si querían poder vivir de su pintura. En este sentido, habría también que preguntarse qué tanto los compradores de arte, públicos y privados, y los críticos locales apreciaban esta nueva propuesta. Las compras estatales no parecen haber considerado esta corriente". Para la académica, "indudablemente algunos artistas chilenos pudieron conocer, estudiar y decidir si querían adoptar ciertos rasgos del impresionismo. Mal que mal, en 1894, Juan Francisco González firmaba un artículo como `Un impresionista en ciernes'. Pero son artistas que se insertaban en otro contexto.
Si bien pudieron compartir inquietudes sociales y estéticas con sus pares europeos, también eligieron otras formas de resolverlas". Confirma esta idea Julieta Ogaz, de la Uandes. "En una primera etapa, son casi nulas las voces disidentes que conectaran en Chile con corrientes como el impresionismo. Ni siquiera Juan Francisco González se afilió a las ideas de este grupo, si bien comparte algunos elementos formales como la pincelada libre y una mayor libertad cromática.
Hay una tímida influencia del japonismo en las pinturas de Alfredo Valenzuela Puelma o Manuel Thomson, pero más que nada manifestada en objetos de factura nipona en sus bodegones, más que una real adhesión a sus principios de composición". El despertar del impresionismo... VIENE DE E 1 Animación virtual con Monet pintando el amanecer en Le Havre. Parte de la experiencia en 3D que ofrece el Museo de Orsay. `` La vida en París ya tenía premura y ellos `retrataron' la inmediatez y lo fugaz.
No es casualidad que optaran por una pintura retiniana, una que registrara la primera impresión... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . CLAUDIA CAMPAÑA, ACADÉMICA UC. MUSEO DE ORSAY.