SERGIO URZÚA: "EL país no puede seguir con las expectativas descontroladas"
SERGIO URZÚA: "EL país no puede seguir con las expectativas descontroladas" onoce bien la educación pública, hoy en el ojo del huracán. Nacido en Maipú, Sergio Urzúa es hijo del esplendor del Instituto Nacional y hoy le toma el pulso desde las aulas de la U. de Maryland en EE.UU., como profesor de Economía. Al mismo tiempo, mantiene un pie firme con Chile, como columnista de este diario, investigador de Clapes-UC y en un viaje mensual que le demandan distintas obligaciones.
Al cumplirse la mitad del actual período presidencial, el académico y PhD en Chicago hace su balance y alerta respecto del estado de la economía. "La insensatez ha salido carísima", advierte. --El Presidente afirmó, esta semana, que hoy "Chile está mejor". "Han sido años de una mediocridad sublime. El PIB ha crecido un magro 2,2% real desde 2021, el ingreso per cápita sigue estancado. El retraso en el mercado laboral es mayúsculo y no hay avances en la promoción del crecimiento de largo plazo. La mala calidad de la educación sigue siendo un lastre, la falta de formación bruta de capital fijo, un yunque. Sumemos la narcoviolencia, un impuesto enorme para hogares y empresas. El deterioro institucional continuó.
Plantear que estamos mejor que hace dos años es una aspiración que no se ajusta a las cifras, estas hablan por sí solas". --El Gobierno culpa a la herencia que recibió, incluso el Presidente y su ministra del Interior destacan la baja de la inflación. "Vamos por partes. Primero, el espiral inflacionario fue de responsabilidad compartida. ¿No fueron los retiros previsionales, apoyados por el Frente Amplio, un causante de la más alta inflación en décadas? Hay que terminar con esa amnesia selectiva. Segundo, las presiones sobre los precios han cedido, pero es un logro compartido con el Banco Central. Además, no cantaría aún victoria. La amenaza de mayores gastos continúa, lo confirma el Consejo Fiscal Autónomo. El 2024 será un año decisivo para ver si el Estado puede aliviar el déficit y contener la deuda pública.
Y respecto de la retórica de la "herencia", es peculiar que una generación de líderes jóvenes abrace ideas demostradas equivocadas en la historia --puede que la evidencia no se enseñe en la escuela--, pero más sorprendente es que cuando son confrontados por los malos resultados, la culpa sea de otros. No hay autocrítica, es la herencia. Fue la Concertación, los Gobiernos de Sebastián Piñera, pero nunca un mea culpa. Los ejemplos sobran.
Un cartel en el Festival de Viña por los incendios para los que debiste estar preparada o la solicitud de erradicar una toma delincuencial en Maipú que se consolidó bajo tus narices son manifestaciones de esa pulsión por hacerle el quite a la responsabilidad propia.
En este último caso, que el Gobierno haya actuado raudo frente a la petición del alcalde amigo sugiere además un favoritismo improcedente. ¿Así se hacen las cosas?". --¿ No cree que han "entendido", como dijo Boric, y han cedido en su plan original? "No estoy tan convencido. El lunes uno cree que sí, el miércoles cambia el relato y el viernes queda claro que lo del lunes es historia. Es muy difícil entender comunicacionalmente al Gobierno. Sí se nota que el Presidente ha cambiado. Por ejemplo, de sus palabras se infiere una mayor atención a los temas económicos. El siguiente paso sería redirigir la agenda, pero cuesta divisar en el contenido de las reformas tal posibilidad. Lo de educación es sintomático. Es un tema de inmensa sensibilidad para la gente y es claro que se han cometido errores. Y, aun así, veo una defensa dura, casi cara de palo, del ideario que tiene a la educación pública en la lona. Incluso hay quienes plantean que hay que esperar a la generación que se educó 100% bajo los cambios para ver el impacto.
Tras ese falaz purismo técnico se esconde un sesgo ideológico, una fe ciega, que les ha costado caro a generaciones de estudiantes". --Más seguridad, proyecto contra la permisología, ¿no son muestra de cambio? "Son avances en la dirección correcta que muestran los gigantescos costos sociales y económicos que han tenido para el país las posiciones radicales de muchos líderes en los últimos años.
Si es un cambio genuino y permanente o uno transitorio y forzado por las circunstancias aún no lo sabemos. " --¿ Qué señales concretas esperaría? "El Gobierno debe ser más pragmático y agregar una cuota de realismo a sus iniciativado, mi familia es muy acomodada, tengo el pituto asegurado, poco puede preocuparme la creación de empleo o el dinamismo de las empresas. Sin embargo, para el resto de la gente el estancamiento deja al descubierto la falacia del decrecimiento. Parte de eso está pasando". --¿ Qué implicancias tendría eso para la nueva izquierda que llegó al poder? "El 25% es un colchón, pero de esponja. Al poco tiempo sientes las tablas en la espalda. La elección del Presidente Boric fue un logro político gigantesco que puede transformarse en un fracaso estrepitoso si los resultados económicos no acompañan en 2024 y 2025. Chile habrá cumplido más de una década de estancamiento si las cosas siguen igual. El número de países que ha logrado saltar al desarrollo después de un letargo así de largo, se cuentan con los dedos de una mano. Es una lista tan exclusiva como distante. No será fácil acarrear la marca del peor desempeño económico desde el retorno de la democracia. Dudo que 25% de la población siga estando cómoda con tanta falta de progreso.
Esa misma amenaza puede llevar al Gobierno a cambiar el rumbo". "No veo una senda asegurada para un gobierno de derecha" --Mientras, la oposición aspira a recuperar el poder, ¿cuán preparada la ve? "No soy experto electoral, pero no veo una senda asegurada para un gobierno de derecha, menos aún si desde la actual administración se terminan las improvisaciones y se hace la pega. Frente al riesgo de perder el poder, el Gobierno debería erradicar la chacota. Las municipales serán el primer test y el Socialismo Democrático entiende las consecuencias de una derrota. Entonces, supongamos que las cosas cambian, que 2024 y 2025 fuesen mejores en lo económico que las expectativas.
La elección presidencial estaría muy abierta. ¿Está la oposición preparada para el desafío? No lo sé". --¿ Qué debería hacer para volver a La Moneda, esta vez, sin Piñera? "Algo básico: unirse y apostar por el ideario común. En cuanto al contenido, debe tomarse en serio la década perdida. Espero que estén trabajando en un potente plan pro crecimiento. Hay que terminar con la cultura de la decadencia y traer la sensatez al debate. Por supuesto, la seguridad es el gran tema. Acceso a una buena educación es central para las familias, mientras reglas pro iniciativa privada lo son para los emprendedores. Cuestiones de género y medio ambiente requieren atención, pero con seriedad. No debería ser tan difícil para la oposición configurar proyectos sensatos en estos ámbitos. No hay que reinventar la rueda". --Piñera prometió una "red de protección", ¿qué ofrecer al Chile del 2025? "El Chile del 2025 no será el del 2017. En términos relativos, será más pobre y estará más endeudado. No serán cuatro años de estancamiento, sino doce. Nuestra moneda ya tiene una volatilidad preocupante, perdimos reputación e influencia.
Hay que chantar un poco la moto, definir prioridades y metas, ordenar el debate". --¿ Volver a la herencia de Chicago o seguir en la nueva senda socialcristiana? "Desconozco cómo las dos almas que mencionas interactúan en la política. Sí sospecho que quienes dieron por muerto al sistema económico más exitoso en la historia de Chile, ese que permitió la consolidación de la Concertación, se sobregiraron.
Muchos de esos principios, modernizados y ajustados a la nueva realidad, pueden hacer sentido a la familia promedio aburrida de la mediocridad económica imperante". --¿ Y la tentación de radicalizar la oferta? "Es un fenómeno mundial. Habrá una pulsión hacia el extremo, pero en un contexto de voto obligatorio, eso no construye mayoría. Hay que recuperar la sensatez y rigurosidad en la política pública. Con una década de estancamiento y la escalada de violencia, las familias buscan orden, seguridad, un Estado más eficiente, buena pega, sana convivencia. En la centroizquierda hay mucha gente preparada que puede contribuir. El experimento refundacional fracasó. El votante medio viene de vuelta.
Hay que hacer cambios, pero no pasarse diez pueblos". --"Hay que hacer cambios", ¿qué principios hay que ajustar a la nueva realidad? "El Chile del éxito, el de los 30 años, se construyó en base a mejoras continuas en nuestra institucionalidad. Fue un proyecto pensado, estudiado y programado. Revisitar esa experiencia en base a pragmatismo, objetivos y metas, es fundamental. Es como una clase de gestión aplicada. La resaca de estos años tiene que terminar en el 2024. Vuelvo al ejemplo de la educación. Preocupémonos de lo básico, que las escuelas tengan ventanas, piso y baños decentes. Que no existan miles de estudiantes sin matrícula. No es pedir mucho.
El problema de gestión es profundo, pero posible de corregir". --Las encuestas presidenciales le dan ventajas a Evelyn Matthei, ¿es la mejor persona para liderar el sector y el próximo período? "Es temprano para mirar las encuestas presidenciales en Chile. Por ahora, ese pasatiempo lo dedico a lo que ocurre en los Estados Unidos.
La elección presidencial de noviembre del 2024 está siendo muy apasionante". cuando se produce de la mano de la violencia, el crimen y la droga". --¿ Por qué, entonces, el Presidente mantiene un apoyo superior a sus antecesores? "La generación sub 40, desde donde parece nacer ese apoyo, requiere un estudio acabado. Es una generación fascinante. Tuvo todo para llevar a Chile al desarrollo. Recursos naturales altamente demandados, reputación internacional ganada a punta de esfuerzo, capital humano, una economía abierta, pero han sido incapaces de aprovechar las circunstancias. Muchos creyeron ese cuento de que "el crecimiento estaba asegurado". De ahí saltaron a criticar el mérito académico, apostar por menos esfuerzos. Faltó reflexión. El fenómeno parece ser fuerte en personas de origen socioeconómico acomodado. Hay un quiebre generacional con aquellos que fueron adolescentes en la dictadura muy marcado. Sin embargo, creo que las cosas están cambiando. Interactúo con estudiantes de la nueva generación, esa que viene a competirle a la que se ha farreado el crecimiento. Entre esos jóvenes se detecta molestia, incluso agobio y desilusión, por haber dejado escapar el salto al desarrollo. Evitan un exceso de idealismo.
En la medida que eso trepe, que exista una demanda desde los jóvenes por crecer, sospecho que ese 25% puede estar amenazado". --¿ En qué dirección ve ese cambio? "Observo que esta nueva generación, que tenía como referente a estas figuras que pasaron de la universidad al Congreso o el municipio, reconoce que está pagando la cuenta de la farra. No olvidemos que hasta hace poco se proponía decrecer y nadie se espantaba, incluso aplaudían. Claro, si fui a un colegio privas. Haciendo lo mismo, no va a tener resultados distintos. El país está estancado hace más de 10 años y es hoy otro vecino más del barrio. Existe una necesidad urgente por crecer y eso debería obligar a diferenciarse del resto. ¿Lo están haciendo? No.
Por el contrario, se atornilla para el lado equivocado. ¿No es eso lo que hace una autoridad cuando apunta con liviandad al mundo empresarial por la informalidad laboral? Con una economía estancada donde falta crear empleos y atraer inversiones, ¿para qué hacer de espantapájaros del crecimiento?" --El Estado tiene cuantiosas obligaciones y necesita mantener ordenadas sus cuentas. "Obligaciones gigantescas que Chile podría haber manejado mejor si hubiese continuado creciendo con fuerza. Aquí entonces el dilema.
Subimos impuestos sin hacernos cargo de las ineficiencias del Estado, con el riesgo de chantar más la economía, o tenemos una conversación honesta respecto de lo que podemos financiar creciendo, en un buen año, al 2%. ¡Pero si incluso se sigue planteando la condonación del CAE! Preocupa la inclinación política, tanto de derecha como izquierda, de seguir echándole para adelante con el gasto, como si este fuese el Chile de Ricardo Lagos. El expresidente tenía en la mira el desarrollo, lo creía posible.
Esa posibilidad se ha alejado, pero no se han ajustado las expectativas". --¿ Aunque signifique renunciar a una bandera fundacional para el oficialismo? "¿ Y por qué no? Puede ser políticamente molesto, pero hay que tomar conciencia de las restricciones presupuestarias que enfrenta Chile. Tarde o temprano, creciendo lo mínimo, será necesario reevaluar iniciativas que generan pasivos contingentes insostenibles. Hoy el país no puede seguir con las expectativas descontroladas. Sin crecimiento, no hay recursos frescos.
La plata no cae de los árboles". --Sin embargo, el diputado Gonzalo Winter, cercano al Presidente, quiere volver al espíritu original del FA. "Un buen ejemplo de los errores conceptuales que tienen a Chile estancado". --¿ Qué expectativas tiene para los dos años que quedan? "Estamos partiendo el segundo tiempo. El 2024 será mejor que el deslucido 2023, pero no veo los fundamentos para hacerlo descollante.
La pérdida reputacional de Chile en el exterior es grande y eso acarrea dificultades. ¿Cómo atraemos la inversión que el país necesita?, ¿cuestionando y retrasando el TPP11, echando a Israel de la FIDAE? Hay que ser más cuidadosos, un poco más de sensatez y menos de pasión, más mirada de mediano y largo plazo. Sí tengo un deseo. Espero que los esfuerzos por controlar el crimen organizado den frutos rápido.
El fracaso de las naciones es total SERGIO URZÚA: "EL país no puede seguir con las expectativas descontroladas" "La insensatez ha salido carísima", dice el profesor de la U. de Maryland El académico cree que el 2024 "será un año decisivo" para la economía chilena, donde "la resaca de estos años debe terminar". Del Gobierno espera más pragmatismo; "haciendo lo mismo, no va a tener resultados distintos". · SOLEDAD VIAL A. C Sergio Urzúa, académico en la U. de Maryland.
CLAUDIO CORTES Tarde o temprano, creciendo lo mínimo, será necesario reevaluar iniciativas que generan pasivos contingentes insostenibles (... ) La plata no cae de los árboles". Veo una defensa dura, casi cara de palo, del ideario que tiene a la educación pública en la lona (... ) tras ese falaz purismo técnico se esconde un sesgo ideológico, una fe ciega, que les ha costado caro a generaciones de estudiantes" Hay que recuperar la sensatez y rigurosidad en la política pública. Con una década de estancamiento y la escalada de violencia, las familias buscan orden, seguridad, un Estado más eficiente, buena pega"..