Autor: HERMANN GONZÁLEZ B. Coordinador Macroeconómico Clapes UC FELIPE LARRAÍN B. Director Clapes UC, profesor titular Economía UC
Industria del litio: miremos la experiencia externa
El mercado mundial del litio es dominado por tres países, Australia, Chile y China, pero el alza del precio observado el año pasado está motivando a nuevos actores a participar en esta industria. Es el caso de Argentina y varios países de África que podrían superar a nuestro país, relegándonos desde el segundo al cuarto o quinto lugar en la producción mundial hacia el año 2030. Para ese año se espera que la demanda se multiplique por cinco respecto de hoy. Es en este contexto que el Gobierno anunció una estrategia nacional para desarrollar la industria del litio.
Ella tiene como elemento rescatable abrir un espacio de negociación con las dos empresas que actualmente operan en el país, permitiendo aumentar en el corto plazo la producción, aprovechar el ciclo de precios altos y generar recursos tanto para innovación y desarrollo como para gobiernos locales y comunidades.
Esperamos que el camino por el que se opte continúe siendo el de las alianzas públicoprivadas, y no el de la estatización, considerando los siempre insuficientes recursos públicos y el —en general— regular desempeño de las empresas públicas productivas. Es importante tener a la vista la experiencia de México y Bolivia.
Ambos países tienen una empresa nacional del litio, y en este último país, pese a que cuentan con los mayores recursos de litio en el mundo, su producción en 2022 fue poco más del 10% de la producción chilena. A diferencia de ese modelo, uno de los casos más exitosos en el desarrollo de la industria del litio es Australia, un país que muchas veces vemos como ejemplo a imitar en diversos ámbitos.
Australia desarrolló su industria de la mano de la iniciativa privada, en un contexto en que el Estado provee una legislación apropiada para el desarrollo rápido y ambientalmente sostenible de los proyectos, así como procesos de aprobación técnicos y expeditos y tasas de impuestos competitivas. En Australia el litio no es un material estratégico, sino que, al igual que el cobre, es concesible. Por cierto, no existe una empresa estatal del litio.
En este sentido, rescatando los aspectos positivos de la estrategia nacional del litio, una mejor opción es avanzar hacia un modelo distinto al propuesto, en el cual el Estado tenga un rol articulador, por ejemplo, a través de Corfo y de otras entidades públicas, y sean los privados quienes tengan el rol protagónico. Estos últimos contribuirían con capital, conocimientos, tecnología y asumirían los riesgos de la explotación del litio. Además, pagarían impuestos y tasas de arrendamiento competitivas que permitan una distribución justa de las rentas entre el dueño (el Estado) y el operador del salar. Para que ello ocurra, además de avanzar en las negociaciones con las actuales empresas, se requiere expandir el modelo actual, para que lleguen nuevos competidores o, alternativamente, convertir al litio en una sustancia concesible.
No cabe duda de que Chile necesita avanzar en el desarrollo de esta industria, pero este avance debe ser rápido, de forma sostenible, con consensos amplios y no a cualquier costo; de lo contrario, será necesario modificar la estrategia en el corto plazo. Avancemos en profundizar lo que ha resultado bien tanto en nuestro país como en otros que vemos como referentes, y no repliquemos los errores de aquellos que, hasta hoy, han fracasado. No desaprovechemos la tremenda oportunidad que le da a nuestro país el litio.