San Francisco del Barón: Proteger la iglesia ante un cuarto incendio
San Francisco del Barón: Proteger la iglesia ante un cuarto incendio U n error humano de lamentables consecuencias fue el que, durante la madrugada del 2 de agosto de 2013, terminó destruyendo la iglesia San Francisco, en Valparaíso. Una parrilla mal apagada durante una peña folclórica universitaria ocasionó un incendio de proporciones y la mayor tragedia de este templo en el cerro Barón en sus más de 130 años de existencia. El Instituto de Matemáticas de la U. Católica de Valparaíso, en calle Blanco Viel, colindaba con el recinto de la iglesia y el convento franciscano, a través de un muro perimetral que no contaba con cortafuego.
Y como si esa desgracia fuera insuficiente, el templo se encontraba entonces en la fase final de una restauración por un incendio declarado en septiembre de 2010. "El fuego afectó la nave y subió por la torre como efecto chimenea.
Para cuando se alertó a los cuidadores ya era un incendio enorme", dice Virginia Cisternas, arquitecta restauradora de Bravo e Izquierdo, que ejecutó las obras del diseño arquitectónico para la vuelta de esta iglesia de 1890 que ha sido un referente en el puerto. Su posición en el cerro y su cercanía a la línea costera le dieron un estatus de faro diurno, pues los navegantes reconocían el campanario.
Además, San Francisco del Barón es la responsable de que a Valparaíso se le conozca popularmente como "Pancho". La restauración tras esa pérdida total llegó a su fin, y según anunció el Ministerio de Obras Públicas (MOP), después de una década de espera, el edificio será entregado a la comunidad durante este semestre. "La obra consideró la recuperación integral de la iglesia y el convento (que había sido destruido en un 70 por ciento), junto con un modelo de gestión que le permita autosustentarse", señala la directora de Arquitectura del MOP, Loreto Wahr.
El recinto del convento tendrá ahora una planta destinada a residencia para universitarios y parte de sus dependencias se habilitarán como centro comunitario, con espacios de exposición, sala de mediación, bazar y cafetería. "Así se reactivará este recinto patrimonial como punto de encuentro para la comunidad", agrega Wahr.
UNA IGLESIA "MEDIEVAL" El proyecto consideró un financiamiento de $7.039 millones, con la intervención en 3.275 m² del edificio, una cirugía mayor, que prácticamente abordó su reconstrucción por completo. "Cuando llegamos al lugar era una ruina. A la vista, parecía una de esas iglesias medievales de piedra en Europa, que están al aire libre rodeadas de pastizales. En 2021, cuando comenzaron las obras, además de la torre solo estaban los muros de adobe y en ocho años de lluvia, sol e intemperie había crecido ese mismo pastizal", recuerda Virginia Cisternas.
Respetando la materialidad y métodos constructivos originales, la obras se centraron en la consolidación de la unidad monolítica del edificio, vale decir, el amarre de los cuatro muros, pues se habían separado unos de otros, con el peligro de un derrumbe. Se debieron reemplazar todos los ladrillos dañados y secciones desprendidas o fisuradas. Casi el 30 por ciento del material fue sustituido por piezas fabricadas en Laguna Verde por el maestro adobero Guido Le Cers en la técnica tradicional. Son muros de más de un metro de espesor, que en la restauración sumaron nuevos revoques y estucos de cal. Se reconstituyó el cielo en forma de bóveda de cañón corrido, es decir, semicilíndrico, con vigas curvas cada 60 cm y un entablado con pintura aguada.
El techo recuperó su fisonomía de enormes tejas musleras fabricadas en talleres del Maule. "Y recuperamos la torre, aunque las tres campanas originales de hierro fueron reemplazadas por nuevas, de bronce, fabricadas en el mismo tamaño y forma. El calor afectó su tono y una de ellas se agrietó. Ahora se encuentran en el patio del convento, donde también se restauró una figura de la Virgen", apunta. Junto con ello, se reinstalaron cuatro relojes fabricados en España en cada fachada de la torre, que además luce una nueva cruz sobre la cúpula de la linterna. Como testimonio de la historia y del incendio, la cruz original de hierro, de más de dos metros, se puede ver en el sector del altar. La nave tiene formas simples y columnas sencillas que no imitan la ornamentación neoclásica de su época. Están alineadas con las ventanas de arco de medio punto y otras rectangulares, junto con el único vitral que luce también en el altar. Se basó en un sobrerrelieve que se encuentra en la entrada del convento. Y como otros testimonios, se dejaron partes carbonizadas, aunque consolidadas, de las puertas principales de la iglesia. "Es un recordatorio del tercero de los incendios que ha sufrido San Francisco del Barón desde 1983. La restauración recuperó la iglesia pero también busca protegerla en el futuro. Lo primero fue construir el cortafuegos del muro perimetral que produjo el incendio de 2013.
Además se usaron materiales especiales en columnas y cielo, que cumplen las normas de resistencia al fuego; se instalaron sensores de humo en la nave, el altar, la torre y el convento, y una red húmeda que permitirá reaccionar a tiempo ante otro incendio", cierra la arquitecta. San Francisco del Barón: Proteger la iglesia ante un cuarto incendio Icónica en el puerto, había soportado el terremoto de 1906 y los siguientes, pero tres incendios desde 1983 la amenazaron con su destrucción. Después de una década vuelve a la vida con nuevos atributos, un plan de sustentabilidad y altas medidas de resguardo. El campanario de San Francisco fue desde su origen un faro diurno. Ahora, con un nuevo sistema de iluminación led se convierte en un faro en su más amplio sentido. MOP / CONSTRUCTORA BRAVO IZQUIERDO La nave central ganó iluminación con sus atributos simples y tonalidades blancas. MOP / CONSTRUCTORA BRAVO IZQUIERDO IÑIGO DÍAZ Tres años tomaron las obras en una ruina que permaneció durante una década. MOP / CONSTRUCTORA BRAVO IZQUIERDO.