Autor: ANNA NADOR
Giovanni Marsicano, especialista de la U. de Burdeos: Neurocientífico advierte que uso terapéutico de cannabis podría ayudar a un grupo específico de pacientes, pero empeorar cuadros de otros
Asegura que las reacciones son muy variables de una persona a otra, en casos de estrés postraumático o epilepsia, por ejemplo, por lo que plantea la necesidad de seguir investigando.
El italiano Giovanni Marsicano lleva más de 25 años estudiando el sistema endocannabinoide involucrado en múltiples funciones del cuerpo humano, específicamente en el cerebro. Este sistema es el objetivo de los componentes activos de la planta de cannabis.
Particularmente, las investigaciones del neurocientífico de la Universidad de Burdeos, en Francia, se han enfocado en los receptores CB1 —involucrados en funciones como la memoria, percepción, locomoción, entre otras—, que se activan con el THC (tetrahydrocannabinol) de la planta y por compuestos endógenos que se llaman endocamnabinoides. En entrevista con “El Mercurio”, detalla que su meta ha sido comprender cómo el cannabis afecta al cerebro. “Consumirlo merma la habilidad de la memoria operativa de retener información a corto plazo”, explica.
Otro aspecto que ha estudiado es que el receptor CB1 (que puede ser activado por el THC) “es un regulador del uso de energía en el cerebro, lo que significa que ciertas partes del cerebro están trabajando más o menos, determinando nuestro comportamiento”. No obstante, señala que “los efectos del cannabis en el cerebro pueden ser muy variables”. Esto se debe, agrega, a que contrario a una aspirina que aumenta su impacto en forma lineal —entre más se ingiere, más potente es el efecto—, las drogas cannabinoides, como el THC, tienen efectos bifásicos.
Marsicano lo explica así: “En los animales las dosis bajas de cannabis son ansiolíticas y aumentan la ingesta de alimentos, una dosis media no hace nada, y cuando aumentamos aún más la dosis el animal se pone más ansioso y disminuye su ingesta de comida”. En los humanos también funciona de esta forma, pero es más variable según cada persona. Por ejemplo, indica, “publicamos que nuestros receptores CB1 deciden si respondemos más pasiva o activamente a una situación amenazante. Eso produjo una gran esperanza de que si podíamos disminuir el miedo activando los receptores eso significaba que podríamos usar cannabis para tratar el trastorno de estrés postraumático.
Esto es cierto, pero en un número específico de pacientes”. Esto también ocurre “cuando hablamos de cannabis terapéutico para todas las patologías, como esclerosis múltiple, para tratar los temblores y el dolor, epilepsia, para tratar las crisis, o para trastornos de ansiedad. Es una población selecta la que en ocasiones tiene resultados espectaculares”. A otras, en cambio, les podría empeorar el cuadro, precisa. Por ello, señala que es vital seguir investigando el cannabis, y una de las primeras labores pendientes es “caracterizar más los diferentes tipos de pacientes” para los cuales podría ser útil. Asimismo, indica que seguir investigando la planta podría llevar al desarrollo de nuevos medicamentos para tratar la adicción, por ejemplo, o para evitar los efectos secundarios no deseados del cannabis medicinal.
“Ese es uno de mis sueños”. Dada la relevancia de su trabajo, el Centro de Biología Integrativa de la Universidad Mayor lo invitó a dar una charla abierta al público en su casa de estudios mañana, a las 10:00 horas, visita financiada por la European Molecular Biology Organization. Los interesados se pueden inscribir mandando un correo acibWumayor. Cl.
Giovanni Marsicano lleva más de 25 años estudiando los efectos del cannabis.