Paltas y salmones en controversia
Paltas y salmones en controversia U n interesante debate sobre los altos precios alcanzados en el mercado nacional por algunos productos alimenticios --como la palta y los salmones-se ha abierto en días recientes, incluso animado por cartas a este diario.
Las alzas de dichos productos han ido más allá del fenómeno generalizado de mayor inflación que ha experimentado el país en el último tiempo y han generado un interesante intercambio sobre sus eventuales causas. ¿Cómo es posible que Chile, siendo gran productor y exportador de paltas y salmones, tenga precios domésticos tan altos?, es la pregunta. En efecto, de acuerdo con la visión generalizada, la amplia oferta interna se debería traducir automáticamente en menores precios. Esta visión, sin embargo, es errónea; solo sería válida en una economía cerrada. En tal escenario, la alta oferta efectivamente redunda en menores precios en el mercado interno.
Pero la apertura al comercio internacional ha generado un interés muy grande en el resto del mundo por estos bienes que Chile produce en abundancia, por lo que es natural que los productores domésticos estén dispuestos a vender internamente solo a precios equivalentes a los que reciben en el exterior. Así, y generando un efecto contrario a la visión planteada por algunos lectores, el mayor precio es consecuencia de la apertura y del apetito de los consumidores externos por los productos chilenos. Existen países donde la abundancia de producción interna sí se refleja en bajos precios, aun en presencia de comercio internacional. Es el caso del gas en Argentina o del petróleo en algunos países productores de ese hidrocarburo. Pero ello es consecuencia de políticas que artificialmente restringen sus exportaciones o subsidian los precios domésticos.
Estas políticas tienen costos sociales importantes, ya sea en la forma de mayores impuestos --que financian los subsidios-o en la de menores exportaciones a precios internacionales, lo que repercute en una también menor entrada de divisas.
Las ganancias que ha traído la apertura comercial para Chile han sido generalizadas, y se basan en el principio de que el país debe dedicar sus esfuerzos y recursos a la producción de aquellos bienes en los que tiene ventajas comparativas.
Este concepto, desarrollado hace más de 200 años por David Ricardo, no hace sino enfatizar que una nación se beneficia más dedicándose a aquellos bienes que produce de forma más barata que otras naciones, y los vende en el mercado mundial a un precio superior al que lograría de no haber comercio internacional. Eso sucede en Chile con las paltas, los salmones y también --todavía-con el cobre y la celulosa, entre otros. Su mayor precio es consecuencia de la apertura y del apetito de los consumidores externos por los productos chilenos..