Marian Rojas Estape “Creamos una sociedad con una nula tolerancia a la frustración”
Marian Rojas Estape “Creamos una sociedad con una nula tolerancia a la frustración” PSIQUIATRA Y AUTORA SUPERVENTAS: Marian Rojas Estapé "Creamos una sociedad con una nula tolerancia a la frustración" TRAS EL ÉXITO DE "ENCUENTRA TU PERSONA VITAMINA" Y "CÓMO HACER QUE TE PASEN COSAS BUENAS", LA PSIQUIATRA ESPAÑOLA PRESENTA "RECUPERA TU MENTE, RECONQUISTA TU VIDA", UNA SUERTE DE MANUAL DE SALUD MENTAL DONDE PROPONE HÁBITOS PARA DEJAR ATRÁS LO QUE DESCRIBE COMO EL GRAN MAL DE NUESTRA ERA: LA ADICCIÓN A LA DOPAMINA. POR Sofía Beuchat E l diagnóstico es duro, pero el camino para superarlo, muy claro.
Al menos así es como la psiquiatra española Marian Rojas Estapé describe las problemáticas y desafíos de hoy en su nuevo libro, "Recupera tu mente, reconquista tu vida", recién editado por el sello Espasa (Editorial Planeta). Esta publicación llega precedida por el gran éxito de sus dos libros anteriores: "Cómo hacer que te pasen cosas buenas" (2018) y "Encuentra tu persona vitamina" (2021), que suman ya más de 100 ediciones y tres millones de ejemplares vendidos.
Además, han sido traducidos a 15 idiomas y han aparecido en el ranking nacional de los más vendidos en nuestro país, juntos o por separado, todas las semanas desde junio de 2023. --No sé realmente por qué a mis libros les va tan bien. Lo digo con muchísima prudencia, porque yo soy una persona muy normal, casada, con niños, trabajo en consulta, con mis pacientes. Soy consciente de que estos libros han ayudado y creo que es porque acerco los lectores a su propia realidad.
La gente cuando lee me dice: has escrito lo. - - - - - Marian Rojas Estape “Creamos una sociedad con una nula tolerancia a la frustración” que me pasa a mí dice un día de abril, cuando en Madrid son cerca de las diez de la noche y recién logra tener el tiempo necesario necesario para contar sobre su próxima visita a Chile: el 8 de mayo tendrá una actividad abierta a público en Casas de Lo Matta. Según la psiquiatra, los seres humanos de hoy estamos impacientes, impacientes, irritables, con dificultades para empatizar con los demás. demás. Y como consecuencia de ello cunden la depresión, la ansiedad, ansiedad, la soledad y también las adicciones.
Desde el pomo y las drogas al uso descontrolado de todo tipo de pantallas, todo respondería, según explica la doctora en su nuevo libro, a un factor común: buscamos el bienestar y la felicidad activar nuestro sistema neurológico de recompensa, en términos más técnicos de manera fácil y rápida. Dice que vivimos en una era de gratificación instantánea, basada en el estímulo constante a la dopamina, la hormona del placer. Y esto nos está pasando la cuenta. El primer libro, “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”, buscaba que entendiéramos el cerebro y el personaje principal era el cortisol, que es la hormona del estrés. En el segundo libro me fui más a las heridas, al trauma, a los afectos, al amor. Ahí la hormona era la oxitocina.
Y ahora empecé a ver en consulta, en mis pacientes, que hemos perdido la capacidad de prestar atención, atención, de concentrarnos, y también la tolerancia al sufrimiento, sufrimiento, al malestar. eQue hizo que llegáramos a este escenario? Lo primero es que vivimos intoxicados de cortisol, hormona del estrés que se activa en momentos de miedo, miedo, soledad, incertidumbre, cuando nuestra supervivencia supervivencia está en juego. No solo nuestra supervivencia física, sino también la emocional, afectiva, económica. Mi mente mente y mi cuerpo no distinguen una amenaza real de una imaginaria. Eso hace que vivamos en un modo de alerta mantenido, y en esos estados la corteza prefrontal del cerebro, cerebro, que es la que nos ayuda a prestar atención, se bloquea. Con la batería apagada, somos más egoístas, menos empáticos, prestamos prestamos peor atención y gestionamos peor nuestros impulsos. Lo segundo es que también vivimos intoxicados de dopamina, la hormona del placer y gran protagonista de este nuevo libro. Una sociedad adicta a la dopamina y al placer se vuelve intolerante al dolor y al sufrimiento. Y un tercer punto es la crisis de atención.
La corteza prefrontal se bloquea por el miedo, por la soledad, por la falta de sueño, por la neuroinflamación, por las distracciones, distracciones, por elfast que le hemos metido a la vida y las estimulaciones estimulaciones constantes. C Cuáles son los riesgos? Las cosas que realmente nos dan bienestar y felicidad en esta vida no se consiguen de manera instantánea, sino a base de esfuerzo, de constancia, de tolerar el dolor. Si acostumbro a mi cerebro a que toda gratificación se consigue a base de un clic, cuando llego al trabajo me frustro al cabo de 24 horas. Tengo pareja y desparezco. Empiezo con un match, acabo con un ghosting. ghosting. Porque a la mínima que no me gustan las relaciones, me voy. No doy explicaciones porque no quiero sufrir, no me quiero estresar. Y por lo tanto creamos una sociedad con una nula tolerancia a la frustración. Ha dicho que esto nos vuelve frágiles. ¿Por qué? Una sociedad tan adicta a sentir se convierte en una socie-. socie-. dad a la que todo le duele. Por favor, aprendamos a gestionar el que si no nos convertimos en cristal de Murano facil mente nos rompemos, nos desmoronamos. De algún modo, con este libro da en el clavo al describir a la sociedad actual, tal como lo hizo su padre, el conocido psiquiatra Enrique Rojas, con libros como “El hombre light”, en 1992. Creo que “El hombre light” es en él lo que en mí es este libro. Yo lo veo así. Totalmente. LAS ADICCIONES Y LA SOLEDAD Manan Rojas Estapé explica que el gran problema de la búsqueda búsqueda generalizada de estímulos para la dopamina es que genera genera ciclos adictivos. El cerebro recuerda lo que le calma, lo que le excita. Si yo cada vez que estoy angustiado veo TikTok con una cerveza y patatas (papas fritas), cada vez que me sienta ansioso el cerebro me va a decir: TikTok, cerveza y patatas. A la mínima que yo sienta ansiedad me lo va a pedir.
Además, tal como sucede con las drogas, dice que vamos creando una cierta tolerancia, donde necesitamos dosis cada vez más altas para sentir lo mismo: El ser humano quiere disfrutar; quiere activar su sistema de recompensa. La dopamina es la sustancia de los hábitos, porque produce placer y uno tiende a repetir lo que le gusta, gusta, lo que le excita, lo que calma o genera dulzura. La dopamina engancha y ha funcionado funcionado siempre con el sexo y la comida, las dos cosas básicas básicas para la supervivencia. Pero llegaron las drogas y hackearon hackearon el sistema de recompensa. Y cuando me refiero a drogas, hablo de cocaína, heroína, marihuana, fentanilo, opio y etcétera, pero también de comida, alcohol, tabaco, li/ces, videojuegos y tal. El ciclo de la dopamina, según la psiquiatra, funciona como una suerte de “carreteras” “carreteras” donde cambiarse de pista es fácil y tiene consecuencias. Lo explica así: Supongamos que disfrutas jugando con tus hijos y circulan ahí cinco bolitas de dopamina. A tu hijo le regalan la PlayStation y ahí ya no circulan cinco bolitas de dopamina, sino cincuenta. Las va robando de otras “carreteras” de dopamina como, por ejemplo, la del juego. Después le dices a tu hijo que jueguen juntos y te dice que no, que le parece aburrido. Porque todo lo dopaminérgico roba dopamina de otras “carreteras”, y así pierdes pierdes ilusión por los pequeños placeres cotidianos del día a día. En su libro, Rojas Estapé habla en extenso sobre una adicción que le preocupa particularmente: el consumo de pomo, que siempre ha existido, pero va en franco aumento debido a la creciente facilidad de acceso. Es un tema que conoce de cerca: al terminar de estudiar medicina, trabajó en el mundo de la prostitución prostitución en Camboya, experiencia que la marcó profundamente.
Le tocó trabajar con mujeres que fueron niñas abusadas o violadas; violadas; también ha atendido a jóvenes envueltos en casos mediáti1.5 “Las cosas que realmente nos dan bienestar y felicidad en esta vida no se consiguen de manera instantánea, sino a base de esfuerzo, de constancia, de tolerar el dolor”.. - - - - - Marian Rojas Estape “Creamos una sociedad con una nula tolerancia a la frustración” cos como las manadas (violaciones colectivas). --Para mí, la sociedad fomenta lo que luego condena.
El 81% de la pornografía que circula en internet tiene tintes agresivos y de violencia, estamos permitiendo que los menores se nutran por horas de ella, y luego nos sorprenden, entre comillas, los actos de violencia relacionados con la sexualidad --opina--. Si un chico un día ve un video porno, tiene una liberación de dopamina grande, un 10 sobre 10. Si al día siguiente ve el mismo video, esa liberación ya no es igual. Lo excita un 7. Al tercer día, lo excita un 4. Luego incluso le empieza a dar incluso asco, le repele. ¿Y eso qué es lo que significa? Que tiene un sistema de recompensa donde necesita consumir con más intensidad cosas distintas para sentir ese placer. Y en este proceso, la pornografía se instaura como la pedagogía de la sexualidad en los jóvenes. Si desde esa infancia lo que ven son videos donde hay placer y agresividad, eso es lo que luego van a querer replicar. Y lo están replicando.
Los chicos envueltos en estas manadas (violaciones colectivas), todos ven pornografía. --Hoy, la condena social pareciera dirigirse al excesivo uso de todo tipo de pantallas. ¿Cómo funciona el ciclo de la dopamina en este tipo de consumo? --Cuando tú estás aburrido, estás solo y estresado, tu cerebro te dice no te aburras, no te sientas solo, no te estreses, coge la pantalla, donde siempre hay algo, porque siempre va a haber algo. Acostumbres a tu cerebro a que nunca se aburra, y el aburrimiento es clave, porque gracias a que me aburro soy capaz de crear, de reflexionar, de resolver los problemas. Si cada vez que me estreso tengo la pantalla, voy perdiendo mecanismos para salir del estrés. Y si cada vez que me siento solo tengo la pantalla, no tengo mecanismos para gestionar los momentos donde podría estar a solas con mis pensamientos o buscar otras maneras de salir adelante. Tengo vías de escape constantemente, y todo es rápido, todo es a base de clics.
Como resultado, explica, enfrentamos una gran pandemia de soledad, que a estas alturas los expertos entienden como un verdadero problema de salud pública. --Ya no es esa soledad de las personas mayores en una residencia, sino personas jóvenes conectadas 24 horas al día y que se sienten solas. Y la soledad duele.
Se ha descubierto, como dice la doctora Naomi Eisenberger, de la Universidad de California en Los Ángeles, que la soledad duele igual a que no te quieran, a que te humillen, que te abandonen, que te peguen una patada. Duele de la misma forma a nivel cerebral. HÁBITOS PARA LA SALUD MENTAL Pese a lo negro del escenario descrito, la psiquiatra no pierde la fe en la capacidad del ser humano de superar los escollos que vayan surgiendo en su camino. Pero esto pasa, explica, por un lema que repite a menudo: comprender para aliviar.
Aprender a gestionar las emociones, lo que implica hurgar en lo que nos sucede para intentar comprender por qué nos pasa lo que nos pasa y aceptar aquello que no puede cambiarse. --Como en la película Matrix, donde puedes escoger entre la pastilla roja y la pastilla azul. Uno puede seguir consumiendo sin reflexionar o decidir entender cómo ese consumo influye en tu capacidad de prestar atención y de gestionar tus emociones. Si uno decide identificar lo que le está pasando, puede proteger su salud física y psicológica.
En un momento donde hay una crisis importante de salud mental, parece que el conocernos, entendernos e intentar comprender qué hábitos me deterioran, qué es un factor de estrés y qué me puede reparar, ayuda a generar hábitos positivos. En esta línea, a la doctora le gusta la idea de entender su libro como una especie de manual para instaurar hábitos sanos que no solo cuiden nuestro cuerpo, sino también la mente.
Para ello propone estrategias claras, que llama "rutinas vitamínicas" y que permiten --como dice ella misma--"ponerle slow a la vida" y así recuperar la paciencia perdida en medio de la aceleración actual. --No hay que tener miedo a instaurar, poco a poco, pequeñas rutinas.
Aprendo a frenar, aprendo a contemplar otra vez, no tengo miedo a pensar, me aburro sin miedo, sin culpa, y me aburro sin pantalla, quito las notificaciones del teléfono, vuelvo a conectar con las personas y quedo con alguien a cenar y le miro a los ojos y no saco el teléfono. Es decir, reeduco mi mente y la recupero. Porque simplemente hoy le ponemos fast a todo.
Te enteras más o menos de qué va el audio, de qué va la película, pero pierdes la capacidad de captar los detalles, que es lo que le da sabor a la vida. --Para lograr esto, usted habla mucho de la importancia del sentido del humor y del optimismo. ¿Se pueden intencionar? --Sí. Hay gente que nace con más sentido del humor, hay una parte que viene muy de genética, pero se puede potenciar. ¿Por qué? Porque es una forma de conectar con la realidad. Y el optimismo se puede educar. Yo puedo entrenar la manera en la que me conecto con la realidad. Todo se puede ver en clave de problema o clave de oportunidad. Pero a veces nuestras heridas, nuestros traumas, nuestras inseguridades, nuestra voz interior negativa, nuestra culpabilidad, nos impiden que nos tomemos la vida con humor, porque siempre vemos la parte negativa. No se trata de vivir desconectados de la realidad, pero cómo interpretamos la vida influye en nuestra salud física y psicológica. Ahí está la clave. n Sus libros han vendido tres millones de ejemplares y 100 mil de ellos en Chile..