Autor: Gabriel Rodríguez Bustos
Una historia de encuentros, diálogos y creación colectiva
El Teatro Del Errante participó en el II Festival de teatro Universitario de MaLos autores del libro: Amanda Ávila, Ana Carolina Reynaldos, y Matías Lihn. Nizales, Colombia (1969). Foto aparecida en el diario La Patria de Manizales. Inalizaban los años 60 y el mundo estaba cambiando. En París los universitarios estremecieron al mundo con un estallido de rebeldía y sueños utópicos. En la música cuatro muchachos de cabello largo encabezaban un fenómeno que perduraría hasta nuestros días. La Guerra Fría entre el capitalismo y el comunismo no daba tregua explotando en diversas guerras locales. Los hippies regalaban flores, consumían drogas y predicaban la paz universal. En Chile había hecho noticia la Iglesia Joven y las tomas universitarias habían abierto camino a las reformas. Se vivía el tiempo de la “Revolución en Libertad”. Todo parecía posible. Se podía tocar el cielo con las manos.
En la Universidad Católica nace un grupo de estudiantes de diversas carreras que comienzan a hacer teatro dirigidos por Fernando Colina, profesor de la Escuela de Teatro y posteriormente por Raúl Osorio, estudiante de último año. Allí se unen Carlos Wittig, Patricio Campos, Bernardo Tapia y Salvador Barbato, entre otros.
En paCon el aporte del Fondart, un libro, próximo a publicarse, rescata la experiencia del Teatro Del Errante, donde un grupo de estudiantes, de diferentes carreras, desarrolló en los años 70 un significativo aporte desde la creación colectiva ralelo, en la Residencia Universitaria Cardenal Caro nace otro grupo que comienza a ser dirigido por el estudiante de Teatro Jaime Azócar. De allí provienen Patricio Pinto, Estela Álvarez y Pilar Reynaldos. Son invitados al 2”Festival de teatro universitario en Manizales, Colombia, y ambos grupos se fusionan. Al volver se integran Coca Rudolphy y Gloria Laso, alumnas de Teatro. En 1968, con motivo de la participación del grupo en el Primer Festival Obrero-Universitario de la UC, deben darse un nombre. Eligen “Grupo del Errante” y presentan “Ceremonia por un negro asesinado” del español Fernando Arrabal. En 1970 montan *Macondo” basado en la novela de Gabriel García Márquez “Cien años de Soledad”. En 1972, después de una fecunda labor el grupo declina sus actividades, surgen nuevas necesidades personales, profesionales o familiares. El clima político se ha polarizado. Hay violencia y amenazas de golpe de Estado. Su intensa actividad ha dejado una notable huella en la cultura nacional. con el aporte del Fondart tres profesionales han efectuado una rigurosa investigación sobre esta historia, la que se formalizará en un libro. Ellos son Amanda Ávila, socióloga; Ana Carolina Reynaldos, psicóloga, y Matías Lihn, psicólogo y actor aficionado.
Conversamos con Ana Carolina Reynaldos. ¿Cómo surge la idea de esta investigación?“Yo tenía 10 u 11 años cuando ví por primera vez actuar al grupo de Teatro Del Errante, posiblemente en vísperas de su viaje a Colombia.
A medida que han pasado los años y que he ido viendo más teatro, me he ido dando cuenta que no era sólo una impresión subjetiva del momento, desde lo impresionista de la percepción de una niña novata en las artes escénicas, sino que este efecto era de admiración si consideramos que los actores y actrices eran sólo estudiantes universitarios, algunos de teatro, pero la mayoría de otras carreras como arquitectura, derecho, filosofía, química.
En los últimos años, ahora que la mayoría de los estudiantes universitarios han cambiado tanto, respecto de la época en que nosotros estudiamos (no todos, afortunadamente), en que no hacen nada extra que no sea obligatorio, no leen o realizan ninguna salida a terreno si no es evaluado o no “entra en la prueba, crecía mi curiosidad por saber qué era lo que motivaba a estos jóvenes que para hacer teatro de ese nivel debían trabajar de lunes a domingo arduamente. Que no sólo no recibían remuneración alguna por hacerlo, sino que además debían poner dinero de su bolsillo para coser sus propios trajes o llevar objetos para utilería desde sus casas. Movilizándose en micro, como cualquier universitario de esos años. Todo eso era para mí una gran interrogante. Yo lo conocí pues mi hermana Pilar Reynaldos participaba en él desde que estaba en 2* año de la carrera de teatro.
Podría haberle preguntado a ella pero, ¿esa respuesta sería representativa de todo el resto del grupo? Fue ahí donde me convencí de que era todo un desafío encontrarlos y conocer sus impresiones, motivaciones y recuerdos” Gloria Lazo Lezaeta tiene una larga trayectoria como actriz. Además del teatro, ha participado en muchas películas, telenovelas y series.
Sobre su experiencia en el Teatro Del Errante dice que fue la base de su carrera. ¿ Qué lugar ocupó esta experiencia en tu vocación artística? “En mi experiencia artística el trabajo del Errante fue la raíz o la base de mi carrera.
Fue aprender y aprehender rigurosidad, disciplina, trabajo grupal, compañerismo, capacidad de crear colectivamente... en resumen, aprendí la esencia de lo que es ser un actor de teatro que a su vez fue la base de mi trabajo en cine y televisión”. ¿ Qué de dirías a un joven que actualmente está pensando en estudiar arte dramático? “Que es una carrera hermosa y dura también. Que se necesita mucho amor, mucha constancia y aprender a vivir en la incertidumbre y caminando siempre en la cuerda floja. Que tendrá grandes alegrías y también bastantes penas... y que vivirá muchas vidas y aprenderá mucho del ser humano. Que siempre valdrá la pena”. De izquierda a derecha, Coca Rudolphy, Gloria Laso y Manuel Daniel, fueron parte del Teatro Del Errante.
Portada del libro editado con apoyo del Fondart. ¿ Qué papel jugó el Teatro Del Errante en el panorama cultural de fines de los 70 “En este camino de escarbar en los recuerdos y en la literatura de la época, me fui dando cuenta de que el grupo fue mucho más de lo que a simple vista se veía. Por ejemplo, en un artículo del año 1978 de Héctor Noguera sobre teatro aficionado, nombra al Errante junto al Aleph como dos de los grupos universitarios aficionados más importantes de la época.
Luego me enteré de que en una gira que realizaron, organizada por la entonces Universidad del Norte, debieron dirigir como monitores teatrales a pequeños grupos de pobladores, estudiantes y trabajadores tanto en Antofagasta como en ciudades vecinas.
Y No sólo montaron obras de vanguardia para su época, estrenadas muy recientemente a nivel mundial, sino que además realizaron creaciones colectivas para lo cual realizaban un trabajo de observación de la realidad que luego desarrollaban como pequeños ejercicios escénicos, de los cuales iban sacando un hilo argumentativo que después otros estudiantes junto al director ponían en un papel.
Y así, varios otros hallazgos que me fueron convenciendo de que esta intuición mía de desenterrar su historia era un paso necesario para ayudar a completar la historia del teatro chile- ” no. ¿ Fue una expresión directa de las reformas universitarias de esos años? “Yo creo que la época en que este grupo nació y se desarrolló fue una etapa de mucha efervescencia política, social, cultural. Muy parecido a lo que estamos viviendo ahora.
Los jóvenes fueron protagonistas y pusieron en marcha cambios importantes que obligaron a la universidad —primero a la UC de Valparaíso y en seguida a la UC de Santiagoa remover a sus autoridades eternamente nombradas por el Papa para reemplazarlos con mecanismos más democráticos y participativos.
Posiblemente el grupo habría nacido igual pero no sé si habría tenido el mismo desarrollo pues aquí fue crucial el apoyo que tuvieron de la Vicerrectoría de Comunicaciones de la UC, quienes los apoyaron facilitándoles espacios para ensayar, algunos docentes de la escuela de teatro para prepararse y apoyo financiero gestionado directamente por el rector Fernando Castillo Velasco para poder viajar a Colombia a representar a la universidad en un festival internacional de teatro universitario en 1969. El rector Castillo Velasco fue un visionario en cuanto a acercar de manera efectiva la academia a las necesidades de las personas comunes y corrientes de la sociedad.
Esto potenció el trabajo desarrollado por el Errante, el Aleph y otros grupos pues la UC acogió y estimuló la formación de ANTACH, la Asociación Nacional de Teatro Aficionado de Chile, organizó festivales artísticos obrero-universitarios, entre otras iniciativas”. ¿ Cuáles fueron sus aportes más importantes al desarrollo de teatro en Chile? “Creo que ser la cuna de varios actores, actrices y creadores importantes en el teatro y las artes escénicas. Por ejemplo, las únicas tres tituladas de actuación de su promoción fueron Pilar, Gloria Laso y Coca Rudolphy. Pilar después de actuar unos años en teatro y televisión, se dedicó a la producción de televisión. Coca y Gloria después de ser detenidas y exiliadas en Europa, desarrollaron una vasta carrera como actrices que se mantiene hasta la actualidad. Lo mismo con Jaime Azócar, reconocido actor de nuestro medio. El mismo Raúl Osorio posteriormente dirigió numerosos grupos y realizó docencia desarrollando aún más el método de la observación y creación colectiva. Patricio Campos aparte de ser docente de la escuela de Teatro de la U. De Chile, donde fue profesor de Andrés Pérez, se dedicó con posterioridad a hacer guiones de humor para Sábados Gigantes y además ideó la Familia Venegas, que se transformara más tarde en un icono televisivo. Enrique Berríos que, sin ser músico, compuso toda la música de las obras del grupo Del Errante, estudió cine y se dedicó a la realización de numerosos documentales en Inglaterra, donde aún reside.
Fueron pocos los que terminaron otras carreras y se dedicaron a ellas, pero siempre llevaron ese espíritu de servicio y sensibilidad social por delante, desempeñándose en servicios públicos y docencia”. ¿ Qué recepción ha tenido el revivir esta historia entre los jóvenes de hoy? “Bueno, el comenzar a indagar en documentos de la época y en los propios testimonios de los errantes y testigos de la época, hace inevitable hacer un paralelo entre lo que se vivía en esos años y lo que estamos protagonizando ahora. Entonces a los estudiantes de educación media no les es difícil verse reflejados en estos jóvenes de fines de los 60s. Hace poco tuvimos un encuentro con profesores y estudiantes del Liceo de Cultura y Difusión Artística de Talca y recibieron con mucho interés la historia del Errante. Lo consideraron una inspiración y una invitación a pensar que cuando las cosas se quieren, se puede hacer.
Próximamente realizaremos el mismo encuentro pero de manera virtual con estudiantes, docentes y apoderados del Liceo Experimental Artístico de Santiago, que tienen una alta expectativa de esta reunión, que contará con la participación de algunos de los errantes. y el gusto a poco de la “casi” entrevista al gran actor y director Oscar Castro, pocos días antes de que enfermara y muriera de Covid en París.
Aunque la reunión por Zoom debió ser postergada indefinidamente, alcanzó a enviar un breve y significativo testimonio que está incluido en el libro “Grupo de Teatro Del Errante (1968-1972). Una historia de encuentros, diálogos y creación colectiva, que saldrá editado próximamente” Q)
Resumen
Con el aporte del Fondart, un libro, próximo a publicarse, rescata la experiencia del Teatro Del Errante, donde un grupo de estudiantes, de diferentes carreras, desarrolló en los años 70 un significativo aporte desde la creación colectiva Inalizaban los años 60 y el mundo estaba cambiando., A medida que han pasado los años y que he ido viendo más teatro, me he ido dando cuenta que no era sólo una impresión subjetiva del momento, desde lo impresionista de la percepción de una niña novata en las artes escénicas, sino que este efecto era de admiración si consideramos que los actores y actrices eran sólo estudiantes universitarios, algunos de teatro, pero la mayoría de otras carreras como arquitectura, derecho, filosofía, química., Posiblemente el grupo habría nacido igual pero no sé si habría tenido el mismo desarrollo pues aquí fue crucial el apoyo que tuvieron de la Vicerrectoría de Comunicaciones de la
UC, quienes los apoyaron facilitándoles espacios para ensayar, algunos docentes de la escuela de teatro para prepararse y apoyo financiero gestionado directamente por el rector Fernando Castillo Velasco para poder viajar a Colombia a representar a la universidad en un festival internacional de teatro universitario en 1969.
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