Paradoja presente y futuro
E En los años 90, en Argentina, el gobierno de Menem dijo una frase muy simbólica: “Estamos mal, pero vamos bien”. Y esque, cuando vemos que las promesas políticas no logran dar respuestas —durante años—a las demandas sociales, los más afectados pueden ser, incluso, los más pequeños. Recientemente han ocurrido algunos hechos llamativos en la palestra política, relacionados directa o indirectamente con la salud de la población.
El primero deellos sonlos datos entregados por el gobierno nacional sobre la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte Escolar (ENAFD), que presenta un dato muy desolador: 8 decada 10 estudiantes (el78,4 %)no cumple con lo mínimo recomendado OMS, segúnlasevidencias científicas. Estos estudios se integran con las mediciones de las Notas Globales de Actividad Física Infantil, donde Chile obtiene un promedio de 3,3 en una escala del a7, loque evidencia bajos niveles de cumplimiento. Por lo tanto, podemos concluir que hay una alta proyección de adultos que padecerán enfermedades crónicas no transmisibles o problemas de salud mental.
Por otro lado, hay un proyecto de ley introducido en 2017) que propone que todos los establecimientos educacionales del país garanticen al menos 60 minutos diarios de actividad fisica, los cuales pueden incluir clases de Educación Física, pausas activas, recreos dirigidos, talleres deportivos u otras actividades organizadas.
Ayer, finalmente, fue votado, pero quedó detenido en la Cámara de Diputados, ya que la propuesta volvió aser objetada vinculadas a su implementación, específicamente en lo relacionado con la infraestructura y los recursos disponibles en los establecimientos educacionales, Serealiza la encuesta ENAFD y, cada vez, los resultados encienden las alarmas. Por eso, debemos repensar la escuela: una escuela en movimiento, que incorpore el juego en los aprendizajes de otras asignaturas, donde una forma de aprender sea el contacto con la naturaleza. Hoy tenemos la oportunidad de quelos directivos y docentes se involucren y trabajen colaborativamente con los profesores de Educación Física, quienes, por cierto, no pueden ser los únicos interpelados. Todo apunta deimplementar políticas públicas efectivas.
Por ejemplo, medir con la misma relevancia que Lenguaje, Matemática u otras áreas de la ciencia el área del deporte y la actividad física; o incluir un la acreditación de las universidades relacionado con la práctica deportiva. Solo así podremos avanzar con la urgencia que se requiere para que nuestros niños y jóvenes estén más activos, y que mañana eso se refleje en una cultura poblacional con hábitos de vida más saludables. Aída Fernández, académica U. Central