¿Qué es lo ultra de la ultraderecha?
¿ Qué es lo ultra de la ultraderecha? Javier Milei D Domingo 10 de diciembre de 2023. "Hoy comienza una nueva era en Argentina. (... ) Damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive, y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país". La voz de Javier Milei retumba en las escalinatas del Congreso trasandino, mientras miles de seguidores lo vitorean entusiasmados, incluso sabiendo que el recién electo mandatario presagia tiempos duros. En Buenos Aires se han reunido, además de ministros y dignatarios, un conjunto de dirigentes políticos rupturistas. Milei es la muestra del éxito más reciente que ha obtenido esta nueva fuerza, todavía sin una orgánica específica y con bordes poco claros.
Con él están el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, el candidato presidencial chileno José Antonio Kast, y el líder del Vox español, Santiago Abascal, un grupo variopinto pero que ha realizado varios gestos para mostrar que trabajan juntos.
Los medios y la academia no dudan en etiquetarlos como referentes de un giro radical hacia la extrema derecha, un movimiento que ganaría adeptos a lo largo y ancho del orbe en virtud de su discurso confrontacional, que apela a la frustración y al descontento de la población y cuyas reivindicaciones conservadoras son presentadas como retrocesos civilizatorios. Se citan como ejemplos, junto a los anteriores, a Donald Trump, Giorgia Meloni, o Marine Le Pen.
Son tachados de radicales y extremos y, según la opinión dominante en los círculos ilustrados, representan una grave amenaza para el sistema democrático [... ] Sin embargo, la aproximación al fenómeno ha tendido a ser algo apresurada y, por lo mismo, la definición un poco gruesa.
Lo que propongo a continuación es que un análisis más pausado proporcionaría una mejor comprensión de las causas del ascenso de estos líderes y movimientos, así como una caracterización más precisa de los mismos [... ] La versión dominante No sorprende que el surgimiento de estos grupos y líderes haya captado tanta atención. Se trata de actores que desafían el statu quo de manera inusual, muchos de forma agresiva, al denunciar las fallas del sistema. Logran cierto éxito electoral al enfrentar problemas a veces muy arraigados en distintos países: corrupción, estancamiento económico e inflación, inseguridad o desconexión de algunas élites respecto de sus contextos, entre otros. Todos estos factores, sobra decirlo, son reales, se politizan y movilizan la indignación de ciudadanos que no encuentran alternativas en la política tradicional. Por lo mismo, son reflejo de una crisis que los antecede.
En el marco de una reflexión sobre estos grupos, el académico chileno Cristóbal Rovira lideró un influyente estudio comparativo entre las distintas derechas del continente, entre las cuales incluye sin muchas distinciones a Jair Bolsonaro (Brasil); Nayib Bukele (El Salvador); José Antonio Kast (Chile); Rafael López-Aliaga (Perú); Guido Manini Ríos (Uruguay), y Javier Milei (Argentina). La de Rovira es una de las caracterizaciones más citadas sobre la ultraderecha y la derecha radical, y permea tanto a nivel académico como político. En su listado coinciden conservadores, libertarios, de matriz religiosa y demagogos, algunos con pocas cosas en común.
Entonces, ¿cómo define a la derecha? Siguiendo a Norberto Bobbio, para Rovira la esencia de la derecha residi¿ Qué es lo ultra de la ultraderecha? En este artículo, publicado en la nueva edición de la revista Punto y Coma (IES), Rodrigo Pérez de Arce pone en cuestión la caracterización dominante del fenómeno de la ultraderecha política.
Lecturas & Documentos. ¿Qué es lo ultra de la ultraderecha? hay un electorado abandonado? Al tomar en serio las preguntas anteriores, surgen varios temas clave que facilitan --o al menos ordenan-la comprensión del surgimiento de liderazgos disruptivos y la forma en que se pueden abordar.
Porque, ¿es posible subir al mismo carro ideológico a Milei, Bolsonaro, Kast y Bukele? ¿ Basta con poner al progresismo como adversario para que sus proyectos remitan a principios idénticos? Cualquier análisis situado y respetuoso con las trayectorias de cada líder y país en cuestión sugiere que tanto las coyunturas en las que aparecen como los discursos que enarbolan son distintos. Eso sin contar lo que sucede en Polonia, Suecia, Alemania, Hungría o Italia. En este contenedor tan amplio coexisten varias matrices de pensamiento, las cuales no necesariamente funcionan bien entre sí. Grosso modo, podemos ver a conservadores, liberales y nacionalistas como parte de este fenómeno. Al etiquetar (y muchas veces despreciar) a todos estos movimientos bajo un solo rótulo, se termina restando importancia a las circunstancias particulares en las que aparecen y los problemas que enfrenta cada país.
Para distinguir a los distintos movimientos parece ser más productivo plantear una primera diferencia entre las ideas --que pueden ser conservadoras, liberales-libertarias o nacionaría en su posición frente a la igualdad: a diferencia de la izquierda, ella sostiene que las desigualdades son naturales, y que el Estado no debe intervenir en su eliminación, ya sea en lo económico o cultural. Rovira enfatiza la relevancia de las desigualdades socioculturales en la formación de estos grupos: cuando se cuestiona la posición de un grupo en la sociedad, se generarían incentivos para que surjan movimientos radicales.
Por otra parte, la diferenciación entre corrientes de derecha se establece, según él, dependiendo si son moderadas o radicales; así como por el compromiso con la democracia liberal, consistente en la autonomía judicial, el Estado de Derecho y los organismos e instrumentos supranacionales que limitan la soberanía popular.
Para Rovira, las instituciones formales de la democracia recién descritas no bastarían para medir el compromiso con ese sistema, y agrega un conjunto de causas supuestamente indisociables de la definición de lo democrático: la legalización del aborto, los derechos de las parejas homosexuales tanto al matrimonio como a la adopción, o la legalización de la marihuana y otras drogas. De esta manera, por curioso que parezca, una persona que se oponga al aborto (o a cualquiera de los temas recién mencionados) quedaría fuera de los límites democráticos. Esto incluiría, mal que le pese a nuestro autor, al propio Norberto Bobbio o a Patricio Aylwin en Chile. Rovira parece asociar moderación con la adopción de posturas progresistas, y conservadurismo con radicalidad. De ahí que lo antidemocrático de tales derechas no radicaría exclusivamente en su desprecio por las normas de la democracia liberal, sino en su agenda conservadora. La derecha moderada sería aquella que abraza posiciones liberales y tiene un compromiso fuerte con la democracia.
De golpe y porrazo, se excluyen posiciones que --vaya sorpresa-no coinciden con las del autor, que termina haciendo una supuesta invitación a la moderación pero que no es otra cosa que una llamada a abrazar el progresismo: "la moderación programática no solo ha permitido a la derecha volverse más competitiva en términos electorales, sino que también ha dejado desatendido a un sector del electorado y, por lo tanto, es altamente probable que dicha facción política se divida en dos polos: uno liberal-progresista y uno populista-conservador". ¿Qué explica el surgimiento de estas versiones de la derecha? Según Rovira, la creciente politización de asuntos como el aborto, los derechos LGTBI+ y la educación sexual en los colegios.
Así, el académico cita a Lenka Bustikova para concluir que "la ultraderecha se moviliza producto del resentimiento hacia grupos minoritarios ascendentes". En lugar de reconocer que en esas materias hay discusiones legítimas, o que hay fenómenos sociales que podrían explicar el fenómeno, se opta por apuntar al resentimiento, redundando en un análisis psiquiatrizado. El trabajo de Rovira ilustra cómo las izquierdas del continente (y del mundo) han abordado a las nuevas derechas, criticando la agenda conservadora y utilizando categorías abstractas para describirla. Sin embargo, la aproximación tiene defectos que disminuyen su valor y propician estrategias equivocadas.
Si bien el intento de capturar un fenómeno en desarrollo siempre se corre el riesgo de quedar incompleto, ¿qué pasa si el problema reside en que las categorías empleadas son incorrectas? ¿ Y si esta ultraderecha es algo distinto a lo que la academia y la política han nombrado hasta ahora? ¿ Qué pasa si detrás de la bronca Ficha de autor Rodrigo Pérez de Arce es investigador del IES, y académico de Sociología y Derecho en las universidades Católica de Chile y del Desarrollo. Autor del libro "Contra todo lo podrido.
Una crónica sobre nacionalsocialismo chileno" (2022). Jose Antonio Kast Nayib Bukele Donald Trump Jair Bolsonaro (Continúa en la página 16). ¿Qué es lo ultra de la ultraderecha? listas, o una mezcla entre todas las anteriores--, y el estilo político que emplea cada uno de ellos.
Ese estilo puede ser, a su vez, más o menos disruptivo, lo cual tampoco es necesariamente un indicio del grado de compromiso que cada grupo tenga con la democracia liberal y sus instituciones [... ] ¿ Y si tienen algo de razón? El enfoque que denuncia la amenaza para la democracia, sobre todo cuando esta se entiende como necesariamente progresista, tiene un alcance muy limitado. No nos ayuda a comprender bien el surgimiento y triunfo electoral de estas derechas ni tampoco qué explica su agresividad en contra del establishment.
Por último, al intentar que todos los liderazgos disruptivos quepan en la misma categoría, se transforma en una teoría abstracta, que olvida las peculiares circunstancias en las que ellos aparecen. ¿Son causa o consecuencia del socavamiento de las bases democráticas? Lo cierto es que la crisis de las democracias occidentales responde a múltiples antecedentes, muchos de ellos bastante anteriores al surgimiento de estos dirigentes y agrupaciones. No parece correcto achacar sin más la responsabilidad a las derechas, por muy radicales y disruptivas que sean, del momento actual. El proceso de ruptura de los consensos que sostenían aquello que popularmente se denominó "el fin de la historia" hunde sus raíces en el tiempo, y se puede explicar por varios motivos.
Ahora bien, bajando a las realidades locales, sobre todo en América del Norte y Sur, lo cierto es que las nuevas derechas se nutren del hastío: captan percepciones, angustias y agendas muy sentidas por la ciudadanía, procesos de descomposición y fragmentación institucional, incluso de decadencia.
Responden, de mejor o peor modo según el caso, a la corrupción en el sistema; a la creciente distancia del sistema político con los votantes; a la incapacidad de abordar con eficacia algunos de los problemas sociales más acuciantes; al desprecio por el mundo creyente o religioso; al aumento masivo de la inmigración irregular; a situaciones de extendida crisis económica; a la sensación de inseguridad, o al poder que ejercen el crimen organizado y el narco.
Una mezcla de este tipo de componentes, sumado a la desconexión de las élites --a la cual no son ajenas ni derechas ni izquierdas--, que no han sabido dar con el tono en esta y otras materias, termina estallando en forma de derecha radical.
Chantal Delsol lo ha formulado desde la idea del desarraigo, una especie de desgarro en el mundo compartido que redunda en una distancia cada vez mayor entre élites culturales y un pueblo que se resiste al cosmopolitismo. Con todo, y pese a que esta derecha parece tener buena capacidad de diagnóstico, no está ajena a problemas muy relevantes (aunque distintos de los subrayados por Rovira) que profundizan la crisis del orden liberal.
El intento por salvar a la comunidad política termina tirando por la borda algunos avances que son valiosos, pese a todo [... ] Los verdaderos problemas En la mayoría de los casos, el desafío planteado por estas nuevas corrientes de derecha no se encuentra principalmente en su agenda ideológica, más o menos discutible según el caso, sino en otro. Pese a sus puntos ciegos, la perspectiva de Rovira, que considera la democracia como algo más que un conjunto de instituciones formales, puede arrojar luz sobre este tema. A menudo, se subestima el estilo de los políticos como algo secundario a sus ideas, aunque en una actividad que es esencialmente comunicativa, la forma en que se ejerce está lejos de ser insignificante. Así, el problema fundamental de estas derechas radicales reside en una concepción excesivamente conflictiva de la política. Es su praxis política lo que las vincula, ya que las similitudes ideológicas entre ellas son acotadas. Veamos algunas de estas prácticas políticas que terminan socavando el espacio público, aumentando muchas veces los problemas que denuncian estos líderes.
Probablemente, el gran tema que aúna a las nuevas derechas es lo que se ha llamado "guerra cultural". En este tipo de guerra, los participantes tratan de ganar terreno en la opinión pública, buscando moldear la manera en que la sociedad ve y acepta ciertos conceptos. Aquí entran en juego debates sobre temas sociales, económicos, de género, raciales, y otros asuntos que tienen un fuerte componente antropológico o moral. Para lograr sus objetivos, los contendientes pueden emplear estrategias como la propaganda, la retórica, la movilización de seguidores y la presión en instituciones. Es cierto que toda acción política tiene alguno de los componentes anteriores.
Ahora bien, pensarla como guerra significa transformarla en un juego de suma cero, donde lo que se gana es lo mismo que lo que pierde el enemigo; dejando poco --si alguno-espacio para otras actitudes tanto o más importantes: el compromiso, la negociación, el diálogo.
Sobran los ejemplos de esta manera de aproximarse al conflicto, apuntando tanto hacia la izquierda (ladrona, corrupta, miserable, chorra, etc. ), como a la derecha (cobarde, entreguista, amarilla, acomplejada, derechita). Aunque el modo de encarnar ese estilo también varía en cada caso, se encuentra bastante extendido entre estas nuevas derechas.
Tal versión agonista de la política la vacía de contenido, la vuelve tosca e ineficaz, lo que se revela con fuerza cuando tales figuras llegan al poder: con ese estilo es imposible gobernar [... ] "¿ Qué es lo ultra de la ultraderecha?", Rodrigo Pérez de Arce, extracto de artículo publicado en Punto y coma N 10 (IES), cuyo tema central en esta ocasión es una "Radiografía de las derechas". Viktor Orban Giorgia Meloni (Viene de la página 15).