Autor: LEO RIQUELME
MUCHO MÁS QUE LA ENAMORADA DE UN TOPO
“Era muy matea.
Sabía lo que significaba un set, un guion, cómo aprendérselo, cómo entrar en el personaje”, dice el director Carlos Leiva. 4 A x 5 A Berta Ureta junto a Daniela Zaror, quien hace Tl años la puso como protagonista de un cortometraje que estuvo perdido. A la derecha, mientras la maquillaban para Una escena, amy En 2009, con 77 años, su nombre apareció en Telon. Cl, una plataforma en la que actores profesionales y amateurs ofrecen sus servicios. Allí envió este set de fotos, Esa noche de noviembre de 2009, Daniela Zaror recuerda que pedaleó entusiasmada desde su hogar en Ñuñoa hasta Providencia. Ahí, en la casa de un amigo, llevaba semanas editando un cortometraje sobre una sociedad de corderos y la edición debía concluir esa madrugada. Pero no sucedió.
Presionaron enter para subir la línea de tiempo final y la pantalla se fue a negro, Hasta hoy, no sabe por qué se quemó el computador y todo se perdió. -Quedé en shock-dice al teléfono, desde Concepción, donde pasa la pandemia. Daniela Zaror asegura que entre su pena y estupor pensó en su protagonista, Berta Ureta Urrutia, y la promesa que hizo. A Berta llegó por un aviso que ella publicó en un sitio web para actores. Su requerimiento decía: “Necesito una señora mayor de 40 años que quiera grabar un corto muy simple, de un día de grabación", La primera persona que respondió fue Berta. Llamó desde un hogar de ancianos de El Monte.
Tenía 77 años. -Me pareció tan curioso que alguien atendiera mi casting desde un asilo que fui para allá –dice Daniela-. Me hizo pasar, me contó su vida y empezó probarse ropa, a mostrar sus bordados. Apenas la vi, pensé, esta es la señora que estoy buscando. Ella me dijo: "Mi sueño es ser actriz". Berta nació en 1932 y siendo pequeña quedó huérfana. La familia decidió separar a las dos hijas del matrimonio. Ella se fue con una tía. -Tuvo una niñez muy triste.
La tía, más que criarla, la tenía de empleada, le pegaba y ella se fugó y recurrió a las monjas -relata Julio Sepúlveda, diácono de la parroquia de El Monte y el gran amigo que tuvo Berta en su adultez, En su entorno coinciden en que en el convento las cosas no mejoraron, pues por ser pobre y sin dote que donar, las religiosas la confinaron al aseo. Para peor, dice Julio Sepúlveda, una superiora le tomó mala, la inculpó de un robo que no cometió y la echaron.
Pese a esto, se mantuvo hasta el final de los días como "Tercera Franciscana", es decir, una devota laica que vive bajo el ejemplo de San Francisco y que hace votos de castidad. -Siempre fue señorita -aclara su única familiar viva, su sobrina Isabel Guerrero. Fuera del convento, Berta comenzó a trabajar como asistente de un sacerdote, quien la motivó a instruirse ya ingresar a la Escuela Normalista, donde se convirtió en profesora de enseñanza básica.
Trabajó en escuelas de María Pinto, Melipilla y Talagante. -Era muy amante de sus "macacos", como les decía a sus niños -comenta Isabel Guerrero, quien agrega que a la par tomó cursos de actuación y que solía participar entusiastamente en los actos de los colegios. La sobrina sostiene que por muchos años su tía vivió en una casa quinta en María Pinto, donde la iba a visitar para disfrutar de la huerta y la conversación de Berta.
Años más tarde, Berta se fue a vivir a un departamento en Talagante, donde Berta Ureta tiene un rol incidental pero cautivante en El Agente Topo, el filme chileno que compite como Mejor Documental en los Oscar, que se entregan mañana. La residente de un hogar de ancianos de El Monte fue monja, profesora y solo en su tercera edad decidió que quería ser actriz. Esta es la vida de una mujer que buscó la fama y que la logró después de muerta. estuvo hasta que jubiló. Ahí incrementó sus labores como ministra de comunión y visitante de enfermos. Su sobrina recuerda que empezó a sufrir dolores en las piernas.
Al tanto de su situación, el párroco de la época le dio un consejo, que sus cercanos cuentan así —Le dijo: “Berta, ¿por qué no te vas a un hogar, en vez de estar gastando en luz, agua, gas? ¿ Por qué no te vas al hogar de El Monte, que es muy bueno. Yo conozco alas monjitas que lo administran”. "ras pensarlo unos días, aceptó, Era 1994, Berta Ureta tenía 62 años, vendió su vivienda, sus muebles y partió al Hogar San Francisco de El Monte.
Un La amistad entre el cura y las monjas le permitió a Berta acceder a una tarifa reducida y recibir la mejor pieza de la residencia: la suite del segundo piso, un lugar con baño y un balcón que da a la Plaza de Armas. En su cuarto llegó a tener una mesa, un altar a la Virgen, una máquina de coser, un refrigerador y hasta un computador. La única petición que hizo fue que la autorizaran asalir y entrar cuando quisiera, y a invitar a tomar el té a quien le sentara en gana. Nadie lo objetó, —Hacía una vida comossi estuviera en el mejor condominio —describe su sobrina. Una funcionaria de la residencia que la conoce desde esa época, cuenta que Berta rápidamente demostró que, aparte de tejer bien, pintar, bordar y escribir poesía, tenía una personalidad desbordante.
Visita que llegaba, ella se le acercaba y le conversaba por horas. —Era florerito, había una fiesta y ella se ponía a cantar o a recitar, no era buena cantante que digamos, pero se hacía notar. Si iba el alcalde, ella lo sacaba a bailar —comenta.
Su entorno coincide en que en el hogar Berta renació y comenzó a decir que había llegado el momento de cumplir un sueño de juventud: ser actriz, Nadie sabe cómo llegó ahí, pero en 2009, con 77 años, su nombre apareció en Telonc, una revista de teatro que tiene una plataforma en la que actores profesionales y amateurs pagan una membresía anual de 10 mil pesos para ofrecer sus servicios da vez que hacía el depósito, en vez de hacerlo como todo el mundo, que es mandar la transferencia por correo, ella me llamaba por teléfono y me dictaba el numerito, Así lo hizo los diez años que estuvo con nosotros —rememora entre risas la directora del sitio, Yorka Ojeda.
Su currículum en Telón muestra que en losaños siguientes haría de mamá de Carlos Caszely en un spot del caramelo 1/2 hora, de profesora en la franja presidencial de Franco Parisi, saldría en series como Sinvergúenzas, gags en El club de la comedia y en películas como Stefan y/s Kramer 2 y Calzones rotos. —Era muy matea. Nunca supe si era profesional o no, pero lo parecía. Sabía lo que significaba un set, un guion, cómo aprendérselo, cómo entrar en el personaje —destaca Carlos Leiva, director del premiado corto Ambiente familiar, donde ella hizo de abuela.
Aunque nunca alardeaba de esa parte desu vida, en el hogar conocían sus dotes histriónicos. —Erabrava, cuando iban ala capilla nadie podía meter bulla, porque ella ponía caras; cuando hacíamos fiestas, también, si no la tomábamos en cuenta altiro, se enojaba y miraba para arriba. Se amurraba como los cabros chicos —confidencia Yolanda Vidal, jefa de enfermería del centro. En el hogar las funcionarias sienten que conocían tan bien a Berta, que no tuvieron dudas que no estaba actuando cuando dijo que le gustaba Sergio Chamy. Mn El equipo de producción de El Agente Topo ingresó al hogar en 2017 y como Berta era independiente y no tenía un tutor, ella misma dio el consentimiento para ser grabada.
Las funcionarias y la directora del filme, Maite Alberdi, coinciden en que por haber sido actriz, Berta fue la primera en acostumbrarse a las cámaras y añaden que se comportó como siempre, hasta que apareció Sergio Chamy, que llegaba como “agente encubierto” para buscar evidencia de supuestos maltratos contra una residente. —Le gustó Sergio apenas entró al hogar.
Siempre estaba buscándolo —cuenta desde Los Ángeles la documentalista. —Don Sergio era bien amable con las residentes, conversaba con todas, todas querían compartir con él —agrega Yolanda Vidal—. Pero empezamos a notar que Bertita hablaba solo de él, le pasaba los postres, quería entregarle todo.
La enfermera recuerda que con las sela situación se intensificó. —Con la Bertita hablamos en la habitación y le dijimos: “No pues, usted no se puede enamorar de él, porque él es viudo”. Ella se molestó un poquito, dijo que no, que eran amigos solamente, Yo fui donde la señora Sara (a directora del hogar), y le dije que me tenía preocupada la Bertita, porque se estaba enamorando de don Sergio. la película muestra la conversación entre la residente y la encargada. Berta trató de gestionar un permiso para que Sergio la acompañara al banco, pero también le deslizó que incluso había pensado hasta en casarse con él.
Cuando se lo pidió a Chamy, él rechazó la idea y le planteó que su reciente viudez no le dejaba espacio para nadie más en su corazón, en una de las escenas más recordadas de la película.
En una entrevista a revista “Sábado”, Chamy reconoce que pensó en un 'momento que ella estaba actuando. -Ahíla Bertita dejó de hablar de él, dejó de sentarse en su mesa o de mirarlo —cuenta la enfermera—. Volvió a lo que hacía siempre cuando se molestaba. Volvió a ser la Bertita de antes. Wn Junio de 2020 y Daniela Zaror tenía dificultades para dormir. Tras dos años trabajando en cruceros por el Caribe y ocho viviendo en Berlín, decidió regresar a Chile para entender el estallido de octubre. Sus planes se alteraron con la pandemia, por lo que decidió que era mejor estar cerca de sus padres, en Concepción.
Para conciliar el sueño, esa noche prendió la tele y se detuvo en un programa en el que presentaban el trailer del último estreno del cine chileno: £l Agente Topo. —Me paré de la cama, porque no lo podía creer: ¡ Era la Berta en pantalla! —grafica Daniela compró la función de streaming y quedó helada cuando al finalizar la película se indica que estaba dedicada a la memoria de quien protagonizó su frustrado cortometraje IL años atrás. El acta de defunción señala que Berta murió a las 6:41 horas del domingo 17 de marzo de 2019. Tenía 89 años. La enfermera Yolanda Vidal explica que un mes antes tuvo neumonía, por lo que para facilitar su recuperación la trasladaron de la suite a una pieza del primer piso. Ahí apenas cabía su cama, una cómoda y el televisor.
Ella lo resintió como si la despojaran de su mundo, dice. —Lo único que nos decía era que la subiéramos o buscáramos una habitación grande abajo, pero estaban ocupadas —agrega la enfermera—. Fueron crueles sus últimos días. Cuando parecía mejorar, sufrió un infarto letal Julio Sepúlveda ese fin de semana había ido a Chillán a descansar y apagó el celular en la noche. Apenas supo de su muerte, el domingo corrió al hogar.
Cuando las residentes más antiguas lo vieron, escuchó que dijeron en tono de broma: “¡ Llegó el marido de la Bertita"”, Al funeral asistieron su sobrina Isabel y su familia, Sepúlveda y casi todas las funcionarias del hogar, quienesle lanzaron pétalos de flores blancas a la carroza y la acompañaron en romería hasta el cementerio. —Fue muy bonito —explica el diácono— La Bertita era una mujer fuera de serie A dos años, en el mausoleo del hogar aún no hay una placa con su nombre. Sus cercanos no se conforman. Julio Sepúlveda quiere verla con lápida, [sabel Guerrero le da vuelta a la posibilidad de trasladar sus restos a Santiago y Daniela Zaror quiere cumplirle la promesa Hasta 2017 conversaban regularmente por chat. Berta había decidido que necesitaba un computador, se compró uno, hizo un curso y se creó un correo: bertitactriz Qgmail. Com.
Por ahí siempre le preguntaba que cuándo iba a presentar su cortometraje —Nunca tuve el coraje de decirle: “Señora Berta, sabe qué, el corto lo teníamos listo y se quemó el computador” —se lamenta la realizadora— Siempre le decía: “Señora Bertita, la voy a llamar un día y vamos a proyectarlo en el asilo para que todos sepan que usted es Asume que eso era imposible, porque el material rodado estaba perdido. Hasta hace unos meses, mientras ordenaba el entretecho de la casa de sus padres, lo enconró guardado en una caja.
Hoy está en plena edición y ya cuenta con un afiche para postularlo a festivales: se llama El lunes € Berta —Esto me parece maravilloso —relata entusiasmada—. Siempre me he sentido en deuda con ella, y hoy tengo el deber de cumplirlo. No importa que se haya muerto, no importa, hay que hacerlo igual, porque nunca es tarde para nada en la vida. La señora Berta nos de Jó ese mensaje. S