Disminución de la natalidad
Disminución de la natalidad Daniela Andrade, directora de Obstetricia y Puericultura, Universidad Autónoma L a tendencia de la natalidad en Chile ha experimentado un descenso sostenido, agravado durante la pandemia. Según datos del Registro Civil, en 2022 hubo un aumento del 12% en los nacimientos, en comparación con 2021. En 2023 volvió a caer, llegando a sólo 173.920.
Estas cifras ponen de manifiesto que la tasa de fecundidad se sitúa en un promedio de 1,3 hijos por mujer, la cifra más baja en una década y por debajo del 2,1 recomendado para prevenir un envejecimiento excesivo de la población. Se trata de una realidad muy distinta a la década de los años 60, cuando las mujeres tenían en promedio cinco hijos. Que hoy se registre una cifra tan baja anticipa un envejecimiento progresivo de la población. Se estima que hacia 2050 un tercio de la población será mayor de 65 años. El envejecimiento poblacional es un fenómeno complejo que requiere nuevas políticas públicas. Si bien presenta desafíos significativos, también abre nuevas oportunidades para promover la salud, inclusión y bienestar de todas las personas a lo largo de su ciclo de vida. El descenso de la natalidad es global y afecta a numerosos países. Chile sigue las tendencias observadas en naciones más desarrolladas. En los últimos años, la ola migratoria en el país ha tenido un impacto en la curva de nacimientos, contribuyendo a que no sea tan pronunciada, por el aumento de partos de mujeres migrantes.
La disminución de la natalidad es multifactorial, como el costo de la vida, asociado a la educación de los hijos, la decisión de las mujeres de postergar la maternidad -que en promedio comienza a los 30 años-; la dificultad de compatibilizar el desarrollo educacional, laboral, académico y profesional con la maternidad. Los cambios culturales asociados a la baja natalidad son diversos. En sociedades donde tradicionalmente se valoraba la familia numerosa, se están produciendo transformaciones en las percepciones y expectativas respecto a la maternidad y la paternidad. La urbanización y modernización han llevado a cambios en modelos familiares y cómo se concibe la crianza de los hijos. Estos cambios culturales están dando lugar a una mayor valoración de la calidad de vida, la realización personal y la autonomía individual.
Frente a esta realidad, surge la pregunta: ¿ Estamos preparados para abordar esta situación en Chile? Este escenario nos presenta un desafío en múltiples dimensiones, desde lo social hasta lo económico y lo sanitario, poniendo como eje principal la calidad de vida de las personas..