Gonzalo Oyarzún: “Las bibliotecas son espacios de encuentro, respeto y libertad”
Gonzalo Oyarzún: “Las bibliotecas son espacios de encuentro, respeto y libertad” H ace dos semanas, a Gonzalo Oyarzún se le podía ver casi todos los días en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. No estaba de paseo buscando libros para su colección, sino ejerciendo su nuevo cargo como gerente de Bibliotecas y Promoción de la Lectura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nombrado en este cargo a inicios de abril, llega a Argentina después de una amplia experiencia asesorando sistemas de bibliotecas en Hispanoamérica.
Se trata de un desafío de peso: la capital argentina cuenta con 30 bibliotecas públicas, y su tradición librera y cultural tiene una resistencia que le permite sobreponerse a cualquier crisis, ya sea económica o política. "Hablamos de una ciudad culturalmente vibrante, reconocida como `Buenos Aires, Ciudad de Libros', con una larga tradición lectora, con una cantidad de librerías per cápita de las más altas del mundo y una Feria del Libro que pronto cumplirá 50 años", dice Oyarzún, de vuelta en Chile. Profesor de la Universidad Tecnológica Metropolitana en nuestro país, cruzará la cordillera permanentemente para conducir las bibliotecas bonaerenses.
Su experiencia es clave para esta nueva tarea: fundador de la Biblioteca de Santiago, dirigió el Sistema de Bibliotecas Públicas chileno entre 2010 y 2019, liderando una inédita expansión de la red en todo el país.
En las bibliotecas de Buenos Aires, dice Oyarzún, "tengo como objetivo principal desarrollar políticas públicas culturales que fomenten el acceso al conocimiento y la participación de los vecinos, diseñando y coordinando servicios bibliotecarios en la red de bibliotecas públicas de la ciudad y promoviendo la lectura mediante planes, programas y actividades que impulsen la participación en todos los barrios". Allá, además de contar con una red de 30 bibliotecas, el sistema tiene una serie de programas asociados, incluida la Biblioteca Pública Digital Jorge Luis Borges, un entramado de bibliotecas populares en barrios y villas, y actividades culturales en espacios públicos. "Acá, la lectura es una práctica de primera necesidad", sostiene. --A seis años de haber dejado las bibliotecas públicas en Chile, ¿cómo ve hoy la situación de las bibliotecas en nuestro país? "Desde mi experiencia reciente en la región, puedo decir que lo que pasa en Chile no es muy distinto de lo que pasa en el resto de América Latina: sociedades que necesitan desesperadamente no solo de la lectura, sino también de comunidades que se encuentren y se transformen en espacios amables, como las bibliotecas.
Hoy enfrentamos grandes retos: recuperar los niveles de préstamos de libros previos a la pandemia; replantear nuestros servicios frente a la irrupción de lo digital; reconfigurar los espacios para responder a nuevas necesidades comunitarias; atender a personas en situación de calle y a una población adulta mayor en constante crecimiento. Y en ese sentido, soy optimista. Las bibliotecas florecen en ciudades como Barcelona, So Paulo o Buenos Aires. En Chile celebramos los 30 años de la Bibliolancha de Quemchi.
Hay mucha esperanza en todo ello". --¿ Y cómo evalúa específicamente el desarrollo de la red pública de bibliotecas? "En Chile, mi mayor preocupación no está en la infraestructura de las bibliotecas, tenemos muchas y espléndidas, sino en planes de fomento de la lectura, que no hay desde 2020, o de alfabetización, que hoy resultan casi más urgentes incluso que los de lectura. Y también los recursos para que esas bibliotecas tengan siempre material de última línea.
Ahí todavía hay mucha tarea pendiente y no puede estar al arbitrio del gobierno de turno". --Usted ha sido crítico de la baja de presupuestos que han experimentado las bibliotecas escolares CRA del Ministerio de Educación. ¿El descenso en los fondos ha significado que esa red ha perdido impacto? "Ese tema me apena profundamente. Las bibliotecas escolares son fundamentales para la formación de lectores, y Chile había logrado un desarrollo ejemplar en este ámbito, admirado en Latinoamérica y España. Sin embargo, al cumplirse 30 años de la creación de las Bibliotecas CRA, atraviesan su peor momento.
Entre 2016 y 2025, su presupuesto se redujo en un 63%. En un país donde, según la encuesta Casen, casi el 50% de la fuerza laboral no ha completado la enseñanza secundaria, limitar las oportunidades de lectura para niños, niñas y jóvenes es un acto de irresponsabilidad inaceptable y con graves consecuencias para el desarrollo de este". --En los últimos años ha trabajado con redes de bibliotecas de distintos países latinoamericanos, ¿qué tan importantes son las bibliotecas para el desarrollo de la lectura? "Las bibliotecas son esenciales para fomentar la lectura, especialmente en los sectores más vulnerables, donde suelen ser el único acceso a libros, información y cultura. Y más allá de su rol en la lectura, son espacios de encuentro, participación y empoderamiento social. Contribuyen al desarrollo personal y comunitario, promoviendo la transformación social y, muchas veces, la transformación económica de las personas.
Ejemplos como la biblioteca Kankuaka en Colombia, que refuerza la identidad indígena; el Biblioburro, que acerca la lectura a niños rurales, o las bibliotecas de Buenos Aires, donde hasta nacen historias de amor, demuestran su profundo impacto en la vida de las personas. La última encuesta CEP muestra que la gente percibe una fuerte polarización y desencuentro en Chile. Las bibliotecas representan todo lo contrario: son espacios de encuentro, de respeto, de libertad y de conocimiento.
Son todo lo que está bien en el vivir juntos". Gonzalo Oyarzún: "Las bibliotecas son espacios de encuentro, respeto y libertad" Responsable de las bibliotecas públicas chilenas durante una década, hace un mes, Oyarzún asumió como gerente de Bibliotecas y Promoción de Buenos Aires. "Acá, la lectura es una práctica de primera necesidad", sostiene. ROBERTO CAREAGA C. Gonzalo Oyarzún dirige en Buenos Aires una red de 30 bibliotecas públicas. DANI BLANCO.