COLUMNAS DE OPINIÓN: Ramadas y fondas, de celebración popular a símbolo nacional
COLUMNAS DE OPINIÓN: Ramadas y fondas, de celebración popular a símbolo nacional José Pedro Hernández Historiador y académico Facultad de Educación Universidad de Las Américas El aroma a anticucho y empanada recién hecha, el sonido de la cueca que invita a bailar sin cesar, el brindis con chicha o terremoto en mano... Las ramadasyfondas son sinónimo de Fiestas Patrias, una tradición que nos envuelve en un abrazo de chilenidad y alegría desbordante. Pero ¿ de dónde proviene esta tradición tan arraigada? Las ramadas y fondas no son una costumbre reciente. Su historia se remonta a siglos atrás, al corazón mismo del campo chileno. Imaginemos por un momento la siguiente escena: campesinos, viajeros y arrieros reunidos reunidos bajo la sombra de una sencilla estructura hecha de ramas y palos, compartiendo música, bailes y leyendas. Así cran las primeras ramadas, humildes espacios de encuentro donde la gente del campo celebraba la vida, la fe y el trabajo en comunidad. Con el tiempo, estas fiestas itinerantes, gestionadas gestionadas principal mente por mujeres, fueron tejiendo una identidad popular única, alejada de las costumbres de la élite. Eran celebraciones auténticas, llenas de espontaneidad. Con la llegada del Chile independiente, la necesidad necesidad de forjar una identidad propia llevó a las clases altas a mirar sus raíces. Fue así como las ramadas campesinas, símbolo de lo auténtico, llamaron su atención. Adaptaron la tradición, creando las “fondas, espacios más permanentes y con una infraestructura sólida, pero que conservaban conservaban la esencia festiva de sus predecesoras. A pesar de los intentos por institucionalizar la celebración, el espíritu popular de estos lugares nunca se apagó. Chinganas, ramadas o fondas, más allá del nombre, todas se convirtieron en un reflejo de la identidad nacional, un espacio donde la gente se reúne para celebrar su cultura y amor por la vida. Hoy, estos espacios de jolgorio siguen más vigentes que nunca. El sonido de la cueca, el sabor de la chicha y el terremoto, la alegría de compartir con amigos y familia, son experiencias que recuerdan la importancia de mantener vivas las tradiciones. Así que ya lo saben, cuando visiten una fonda o una ramada, recuerden que flO solo están participando participando en una fiesta, sino que sumergiéndose en la historia de Chile..