Autor: GILBERTO ARANDA BUSTAMANTE, ACADÉMICO INSTITUTO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD DE CHILE
Carambolas internacionales
Carambolas internacionales Por Gilberto Aranda Bustamante, Académico Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile Carambolas internacionales l realismo político fue el modelo dominante de interpretación de la arena internacional entre los 40 y 60 del siglo pasado.
A menudo empleaba la metáfora de la mesa de billar para visualizar a los cuerpos centrales del "Gran juego mundial": los Estados, que chocaban unos contra otros en pos de objetivos "nacionales". El enfoque era estatista, anárquico en el sentido de sin gobierno o reglasy de supervivencia a partir de los propios recursos. La lucha por el poder era el factor decisivo. Desde entonces, varias teorías han desafiado esta perspectiva como el liberalismo y el feminismo por citar sólo algunas-. Sin embargo, en varias regiones del mundo la analogía se resiste a morir. EL CONFLICTO EN MEDIO ORIENTE El conflicto de Medio Oriente y sus emanaciones vibran en dicha sintonía, con una doble intencionalidad que a menudo esconde los verdaderos fines perseguidos en determinadas acciones. Cómo podría ser de otro modo si una de las reglas del poder es ocultar las verdaderas intenciones. Otra explicación puede apelar a una variante del juego de billar, la versión francesa o carambola que se desarrolla empleando un taco de billar y 3 bolas, sobre una mesa de billar sin bolsillos. La idea es utilizar la bola asignada a un jugador para golpear con ésta las otras dos bolas y así culminar con una carambola. Para ello, se usa un taco que impulsa su bola hacia los otros dos cuerpos restantes. De tal manera, si se toca la bola roja y la del adversario (o en sentido inverso la bola del jugador alterno y después el cuerpo rojo) se constituiría el éxito carambolesco. Es lo que precisamente ha ocurrido durante el mes de abril en el conflicto irano-israelí. Relaciones entre EE. UU e Israel Pero enseguida otro efecto del golpe es confirmar la alianza histórica entre Estados Unidos e Israel que se han coordinado estrechamente en la defensa del territorio del último. Lo anterior, justo después de señales de cierto desgaste en la relación.
Estados Unidos, después de años de vetar resoluciones condenatorias a Israel en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el 24 de marzo pasado se abstuvo en una disposición que pidió un cese temporal de hostilidades durante el mes sagrado musulmán Ramadán-, más el ingreso inmediato de ayuda humanitaria a Gaza y la liberación de los rehenes aún en poder de Hamas. A pesar de las explicaciones el dictamen transformó en una demanda vinculante y obligatoria, teóricamente. El gobierno de Netanyahu suspendió la visita de altos personeros a Washington, lo que tampoco relajó las presiones de la administración Biden respecto de no intervenir en Rafah.
Cuando el sábado 13 de abril pasado drones y misiles cruceros sobrevolaron del espacio aéreo israelí, Washington, junto al Reino Unido, Francia y Jordania, se esmeraron que las armas no hicieran blanco, logrando neutralizar las amenazas en un alto porcentaje, que al final no dejó víctimas fatales. Estados Unidos había sido atraído a respaldar su alianza estratégica más importante en Medio Oriente desde 1948. LA RÉPLICA Desde luego, Irán también había jugado sus cartas. La réplica era una cuestión crucial si no se quería horadar el prestigio del liderazgo de la República Islámica.
Hay que notar que no sólo se trataba de una señal para sus partidarios nacionales que aún respaldan la revolución, iniciada en 1979 bajo el aura del Ayatollah Jomeini, también respondía a las expectativas de milicias y movimientos afines diseminados por todo Medio Oriente, con Hezbollah como el principal lugarteniente.
Se trató de un ataque estridente y espectacular, aunque bastante avisado a través de gestos complementarios: el tráfico de aviación comercial en Irán fue suspendido 48 horas antes, y una expedita comunicación con Jordania anticipó a Amán, 24 horas antes del bombardeo, acerca de la urgencia de cerrar su espacio aéreo.
Sólo después tres centenares de drones fueron dirigidos, demorándose entre 4 y 5 horas de alcanzar sus objetivos, mientras los misiles cruceros abreviaban la distancia en un par de horas: tiempo suficiente para que Israel desplegara su sistema de protección principal, el domo de hierro, y se coordinara con sus aliados internacionales. PERO ¿ ERA ÉSTE EL ARSENAL MÁS AVANZADO QUE DISPONÍA TEHERÁN? Desde luego que no. Los misiles supersónicos quedaron en tierra, así como otros artefactos conseguidos a partir del conocimiento transferido por Rusia y Corea del Norte. Es decir, una acción limitada destinada a producir efectos políticos: exhibir músculo y voluntad de lucha, si se volviese a asesinar a sus altos personeros o se emprendiera una aventura militar en su territorio. En síntesis, demostrar poder..