Autor: OLAYA SANFUENTES profesora titular PUC
No más vencedores ni vencidos
Hace más de quinientos años, un grupo de europeos cristianos liderados por Cristóbal Colón surcaba el océano Atlántico y llegaba al mar Caribe. Siesto había ocurrido antes del viaje colom= bino, noes lo que másimporta. Lo relevante es que, desde 1492, estas tierras que habitamos comenzaron a ocupar un lugar en la historia occidental. Lo que pasó después de ese hito.
Es por todos conocido: estas tierras pasaron a formar parte de una monarquía político-religiosa y con afanes extractivistas, se mató a hombres y mujeres, se destruyeron formas de vida que existían con anterioridad a la llegada del europeo y un nuevo continente, inventado desde Europa, estrenó su participación en el concierto global. Nacía el Nuevo Mundo.
Junto con soldados, hombres oportunistas, marinos, artesanos, sacerdotes, hidalgos, y muy pocas mujeres, llegó a este continente que vino a llamarse América una divinidad cristiana que ya había ayudado a los españoles en la reconquista de la península Ibérica en contra de los musulmanes: Santiago Apóstol o Santiago Matamoros.
El surgimiento de este personaje sagrado, que aparecía en el cielo en de moros y cristianos, había sido descrito en las crónicas ibéricas; era un caballero que montaba un brioso caballo blanco y con el estandarte de España en ”... cuando en 1492 caía el último baluarte musulmán en Granada y Colón llegaba al Nuevo Mundo, se inauguraba una nueva cruzada político-religiosa para España... ”. una mano y una espada en la otra, doblegaba a sus enemigos, que yacían bajo los pies del equino. Las artes visuales no tardaron en representar esta imagen descrita en las crónicas y su presencia proliferó y se expandió por España. Cuando en 1492 caía el último baluarte musulmán en Granada y Colón llegaba al Nuevo Mundo, se inauguraba una nueva cruzada político-religiosa para España. Al comienzo se debatió respecto de la humanidad del indígena y se discutió si tenía o no alma. Cuando el Papa Paulo III los decretó humanos, su evangelización se convirtió en una nueva cruzada y el indígena que se negaba a ser cristianizado era considerado el nuevo infiel.
Santiago Matamoros pasó a llamarse Santiago Mataindios y la imagen del español destruyendo al indígena o incluso al mororepresentando la alteridad por antonomasia y como advertencia para el indígena, fue parte del discurso visual que acompañó los procesos de conquista y colonización. Para que Santiago pudiera existir, necesitaba de un enemigo.
El héroe militar, soldado de Cristo, debía destruir a quien atentara contra lo que el europeo consideraba “la verdadera fe” y debía imponer sus creencias y estilo de vida por la fuerza si era necesario, Esta lógica violenta y de abierta confrontación, condensada en una figura tan significativa como la de Santiago militar, primaba en las relaciones del poder colonial con el indígena americano. El indígena debía ser doblegado para que el poder imperial se consolidara en el territorio del Nuevo Mundo. Esto significabaque debía ser cristianizado y obligadoa vivir en un régimen que descansaba en su trabajo y sumisión. Los indígenas hubieron de someterse al poder colonial, aunque muchos aprovecharon y negociaron lo que el propio sistema imponía para alzar sus voces. Es el caso de los indígenas que aprendieron a escribir, los que utilizaron la visualidad europea para dar mensajes de doble lectura, los que usaban las fiestas para desfilar como descendientes de reyes indígenas, etcétera. Santiago fue el patrono de muchas colonias americanas, la nuestra entre otras. Al llegar el proceso de Independencia, otros personajes sacros fueron convocados para constituir nuevas identidades y agenciar nuevas prácticas y discursos. Es el caso de San Francisco Solano y Santa Rosa de Lima, los primeros santos propiamente americanos. Para las guerras contra los realistas, los ejércitos se pusieron bajo la custodia de diversas advocaciones de la virgen. Se pasaba de un patrono militar a una virgen que peleaba junto con los ejércitos libertadores. A comienzos del siglo XX, nuevos procesos de revisionismo histórico y diplomacia reforzaron las relaciones de Chile con España. En este contexto, el Santiago peregrino, quien acompañara a tantos caminantes durante los siglos, se instaló con estatuas en la Plaza de Ármas de nuestra capital. Caminante sin armas, el peregri esaquel que se desplaza y en su trayectoria conoce a otros, con los que establece diálogos y relaciones. El peregrino sobreviene a las dificultades para, en su andar, pensar un mundo mejor. El peregrino se moviliza para alcanzar el encuentro con otros. Esta imagen sugiere una lógica mejor que la de vencedores y vencidos, ¿no?