La tragedia aérea en Perú que enlutó a Los Angeles
Hace 26 años, Soledad Novales y Pamela Antonacos habían decidido pasar sus vacaciones recorriendo varios países sudamericanos pero un accidente aéreo truncó sus vidas. 129 de febrero de 1996, un avión de la aerolínea Faucettse estrelló en Arequipa, Perú.
Estaba a sólo unos minutos detocar pista de aterrizaje en el aeropuerto de dicha ciudad pero cinco kilómetros antes impactó contra la ladera del cerro llamado “Ciudad de Dios”. “Nunca había visto nada parecido, sólo en la televisión”, declaró Jorge Tejada, un taxista de Arequipa que caminó los seis kilómetros que le separaban del lugar. Los restos del avión estaban esparcidos alo largo, enun espacio de unos doscientos metros, en medio de una quebrada llamada Yura. Este accidente aéreo ha sido el peor de la historia de la aviación comercial peruana pero su impacto no se concentró solo en ese país. Sus repercusiones también produjeron 3 mil kilómetros al sur del lugar donde capotó el avión Boing 737. Es que de las 123 víctimas fatales, 42 eran chilenos. Entre ellos, dos jóvenes angelinas: Soledad Novales Nazal y Pamela Antonacos Torres. Ambas, de 20 años de edad, eran amigas desde que fueran compañeras de curso en el Liceo Alemán del Verbo Divino de esta capital provincial. Sus vidas tomaron caminos diferentes al egresar de la enseñanza media cuando Soledad se radicó a Santiago para estudiar periodismo en la Universidad Diego Portales. Pamela, por su parte, se trasladó a Concepción para cursar la carrera de arquitectura en la Universidad del Biobío. Sin embargo, en ese verano de1996 ambas decidieron viajar para conocer y recorrer varios Ecuador, Colombia y Perú. Iban de regreso país, en unvuelo de la empresa Faucett que cumplía el itinerario entre las ciudades peruanas de Lima y Tacna. El aterrizaje en Arequipa sería solo una escala en el viaje. Sin embargo, aparentemente en losinstrumentos de vuelo y la espesa neblinareinante en la zona desencadenaron la tragedia. El avión se estrelló contra la ladera de un cerro y se partió en dos. Los 116 pasajeros y los siete tripulantes murieron enseguida. Todas las víctimas chilenas no tenían más de 25 años. La inmensa mayoría de ellos, estudiantes universitarios que, tal como Soledad y Pamela, estaban aprovechando el verano para conocer nuevos destinos en Sudamérica. En los años *90, los despachos de los medios radiales eran la forma más rápida de conocer los sucesos del momento. A primera hora de esa mañana del 1 de marzo, las radioemisoras ya reportaban que varios chilenos estaban entrelos muertos por la caída del avión. No pasó demasiado tiempo para que las noticias dieran cuenta de dos angelinas entre las víctimas. El hecho causó profundo impacto en Los Ángeles. Ambas eran hijas de conocidas familias de la ciudad. Soledad era hija del médico Javier Novales y de Sara Nazal Sabaj, y Pamela del empresario del transporte, Nicolás Antonacos y de Carmen Torres. Los primeros días fueron de profunda incertidumbre, especialmente por la dolorosa labor de reconocer los restos y repatriarlos al país. Recién el 8 de marzo, los féretros con los cuerpos de Soledad y Pamela llegaron en avión al aeródromo María Dolores. En Los Ángeles, el velatorio y funeral de ambas fue masivo. De hecho, deben haber sido de las despedidas más multitudinarias que se recuerde en las últimas décadas en la zona. En memoria de ambas, sus respectivas casas de estudios superiores también le tributaron un postrero homenaje.
En el caso de Pamela, la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Biobío instauró un premio al mejor compañero entre sus egresados, mientras que, en el caso de Soledad, su familia implementó una beca para apoyar estudios de post-g$rado a egresados de Periodismo de la Universidad Diego Portales. Fue la manera en que el nombre de ambas quedó en el recuerdo después que ese accidente aéreo se llevara sus vidas en las cercanías de Arequipa.