Arquitecto de Parque Patagonia tras intervención de Explora: “Ellos vieron una ventanita abierta y por ahí se metieron. Eticamente no debería haber pasado”
Coyhaique. - Fue a imicios del 2022 donde a través de una carta al director publicada en diano El Mercurio, el arquitecto Francisco Morandé Ruiz-Tagle dio a conocer una intervención realizada en la infraestructura turística del Parque Nacional Patagonia, por parte de la cadena hotelera Explora, responsables de su administración.
Cabe recordar que toda esta infraestructura fue donada por Fundación Tompkins Conservation al Estado de Chile, quienes en marzo de 2021 por medio de Conaf, adjudica la operación de estos servicios ecoturísticos de infraestructura mayor, lodge y restaurante del Parque Nacional Patagonia a la empresa Explora, quienes inician un proceso de refacción en distintas áreas, todo bajo la zación de Conaf.
Diario El Divisadero conversó en extenso con el arquitecto responsable de la construcción y diseño del parque Francisco Morandé, quien trabajó de la mano durante años con Douelas Tompkins en este y otros proyectos. ¿Explora se contactó con usted luego de publicar la carta en El Mercurio? Si, en el fondo una parada más diplomática que nada. Ellos están muy metidos en su concepto y no sienten que generaron un perjuicio en los interiores. Ellos ven como que el interior no era tan importante como el proyecto global.
Lo que les daba a entender es que no pueden separa una cosa con la otra, porque estamos hablando de la esencia de la arquitectura de los edificios, fue lo que pasaron a llevar. ¿Qué les explicó en ese entonces? Que el interior refleja lo que está pasando en el exterior. Si tu estás en el restaurant, tiene una foto de 6 metros, con el Monte San Lorenzo, que costó una enormidad sacarla. Tuvo que 11 dos veces un fotógrafo con una avioneta, y hacer fotos secuenciales para que quedara una escala proporcional. Se mandó a imprimir a Argentina, volvió la foto. A Douglas no le gustó. Porque era muy brillan te. De nuevo se mandó a otra vez, se trajo desde Argentina hasta que ya quedó perfecto y se instaló. Entonces detrás de cada cosa que se hacía al interior de los edificios, había una historia y una dedicación. Y estos gallos no valoraron nada de eso. ¿Pero se podía hacer dicha intervención? En las bases no se puso que ellos no podían intervenir o hasta qué grados podían intervenir lo interiores. La gente de la fundación dice que ellos están en su derecho. Ellos vieron una ventanita abierta y por ahí se metieron. Eticamente no debería haber pasado.
Yo les dije a ellos, por qué ustedes como Explora se metieron un proyecto como este si no les adecuaba los espacios, si no les gustaba la decoración, si encontraban que todos los adornos eran un cacho. Fue un pie forzado. ¿Se contactaron con usted antes de realiza1 los trabajos? Cuando esto partió habían contratado a otrc equipo de arquitectos que iba a hacer este traba Jo. José Cruz y Hernán Cruz que son de Santiago, súper renombrados a los cuales yo conocía. Ellos empezaron a pedir información, planimetría. Me explicaron que iban a hacer unas mejoras, unos cambios, etc.
Okey, yo colaboré con ellos, les pasé la información, y después de un tiempo me escribe uno de ellos, “Francisco, muchas gracias por tu tiempo, por tu información, pero nosotros ya no estamos en este proyecto”. Y nunca supe qué pasó, hasta que después hablé con uno de ellos y en el fondo me dijo lo mismo.
“Sabes que este es un proyecto que estaban estructurado, tan armadito, que era muy difícil de intervenir”. Al parecer ellos hicieron una propuesta de intervención mucho más light, y no engancharon con Explora y al final abandonaron el proyecto. ¿Por qué lo abandonan cree usted? En el fondo creo que también se dieron cuenta que era más que una cuestión estética y de arquitectura, ahí estaba metida el alma y la esencia de lo que era Douglas y toda la historia de cómo se armó el proyecto, toda la cultura del lugar. Teníamos armado un lugar, el Rincón Gaucho, con una foto preciosa de un gaucho. Todas las fotos eran alusivas a la fauna del lugar, a la geografía del lugar, entonces yo le decía a la gente de Explora que de verdad no entiendo.
Yo estuve yendo desde que empezó a andaré se restaurant en marcha blanca, donde íbamos turistas, donantes, ibamos los trabajadores, tu veías la gente cuando entraba al lugar lo impactado que quedaban, se les veía en la cara, y todos transmitían maravillas, se sentían muy muy. Por eso pongo en la carta que nunca entendí muy bien lo que trataron de hacer. Hoy día vas y es como entrar a un restaurante, guardando las proporciones, pero en cuanto decoración, podrían estar entrando a un hotel en Miami, Santiago o cualquier lado. Mantuvieron cosas como las molduras, los pisos, materiales principales, pero todo lo que era la ornamentación voló. ¿Cómo hubiese la mejor manera de hacer esto? Esto no es un departamento que tu arriendas.
Esto es un regalo que se le hizo a todos los chilenos, que hay un tremendo esfuerzo que ni se imagiman todo lo que costó hacer eso, trayendo las cuestiones de lejos, de miles de kilómetros, los camiones quedaban pegados en la escarcha en la subida, teníamos que trasvasijar el material, los maestros venían unos de Argentina, otros de Puerto Montt, volando todos los meses. Fue una obra titánica.
Independiente de eso que no tiene por qué saberlo ni dimensionarlo, tu puedes hacer cosas, tu podrías perfectamente mantener o conectar espacios interiores por necesidades de funcionamiento o logística, pero no tienes para qué desmantelar el lugar. Tu puedes hacer muchas modificaciones. La por ejemplo, yo lo entendí y lo comprendo perfectamente. A lo mejor ellos necesitaban actualizar los hornos, las freidoras, porque son equipamientos que estaban de 10 años atrás. Okey, ya, pero la cocina es un reciento industrial de preparación de comida, ningún problema, pero para qué en los lugares públicos, en los comedores, las áreas comunes. Hay una manera de hacerlo con más sensibilidad o más tino, no sé.
Cuando entregan esta construcción al Estado de Chile, ¿Tenían miedo de que podían pasar este tipo de cosas? Siempre estuvo, de hecho, tanto así, que antes de donar, yo hice un manual, que quedó amarrado a la donación, para todas las que se hicieran de aquí para adelante.
Sí el día de mañana Conaf necesitaba hacer unos baños públicos, tenían que regirse por ciertos parámetros que quedaron definidos en el manual.. Pero todo fue enfocado en el exterior, porque nunca pensamos que alguien iba a meterle tanta tijera al interior, era como absurdo. La parte legalLa parte legal hay que obligarse, estamos fritos, no hay nada que hacer. Con este tipo de situaciones, ¿el Estado de Chile demuestra que tiene capacidades para administrar proyectos como este? Nopo, yo soy súper pesimista a raíz de esta experiencia por lo mismo. Conaf en el fondo no tiene la capacidad de fiscalizar y estar encima de estas cosas, porque no tienen recursos, no tiene gente preparada para este tipo de cosas. La función de ellos es el resguardo de los parques. Claro, también hay que entender en el contexto que esta es una fórmula nueva, un mix entre público y privado. Tienes por un lado metido un concesionario que es privado, dentro de una organización pública como Conaf.
No se trata de culpar 100% a Conaf porque no tiene la gente preparada, porque es un experimento entre comillas y ellos a lo mejor, qué van a opinar de la estética, o s1 van a mover o sacar un cuadro, en ese sentido quedó un poco desprotegida esa cuestión. Yo en el fondo la carta la publiqué para poner ojo. Fue un desahogo, las estuve diginendo porque fue un dolor en el alma, porque viví todo el proceso y supe lo que costó, y fue un desahogo. Y por otro lado, para sentar un precedente. Con todo esto, ¿quién pierde más? Aysén, el Estado de Chile, el proyecto de Douglas Tompkins... Todos perdemos un poco. Primero pierde el visitante de la zona, que iba al lugar.
Pierde la posibilidad de maravillarse al entrar a un lugar así en la mitad de la Patagonia, que era el impacto que vi en la gente en los cinco años que llegaban allá, los turistas, que no la podían creer. Esa expenencia de llegar a un lugar así ver todas estas fotos con muebles, todo hecho a mano y la gente se sacaba fotos, pierde eso.
Y se pierde un poco el legado, obviamente mirándolo de una escala macro, esto puede ser un pelo de la cola, pero Douglas siempre su lema es no existen los detalles menores” y al más mínimo detalle le ponía corazón, cabeza, alma, todo.
Era lo que reflejaba el espíritu de él, y no solo en conservación, aventura, la arquitectura era una de sus pasiones, y en cada rincón de este edificio le metió su pasión y su amor por la arquitectura, el diseño y la estética. Se pierde también parte de todo ese trabajo que se hizo, una fuente de atracción.
A lo mejor uno es más sensible y un turista X va a ir y lo va a encontrar tan espectacular como antes, 1o sé, pero por lo menos la gente que trabajó ahí, mi entorno, fue un mazazo, porque realmente era un espacio muy bonito, muy bien logrado, gráficamente muy bien definido.