Autor: Felipe Retamal Navarro y Pablo Retamal Navarro
BALMACEDA La muerte como sacrificio de honor
“Antes de morir, Balmaceda escribe: “El sacrificio es lo único que queda al honor del caballero”. Creo que esa frase resume todo”, Andrés Baeza. Ue a la mitad.
Cuando los comensales acababan el sabroso plato de fondo ofrecido en la cena de celebración por el santoral de la primera dama, Emilia de Toro Herrera, un mozuelo entró alsalónde La Moneda y entregó un papel. José Manuel Balmaceda, Presidente de Chile, lo recibió y lo abrió de inmediato. Horas antes, pasado el mediodía deese 28 de agosto, ya habían llegado los primeros telegramas a la capital indicando que había “un cañoneo espantoso” en el sector de Placilla, cercano a Valparaíso. La guerra civil se definía a pocos kilómetros de la capital, y el mandatario había instruido que al tanto. El papel que recibió durante la cena era una actualización, escrita entre el silbido de la metralla y el alarido de los cuerpos despedazados. Lo que leyó era para no creerlo. Las fuerzas del gobierno habían sido derrotadas sin remedio. Balmaceda guardó con calma el papel y siguió cenando como si no hubiese pasado nada. Llevaba la procesión por dentro. La noticia, devastadora, no había conseguido moverle un pelo. Pasado un rato, se excusó ante los presentes, se levantó y se dirigió a su despacho. Aunque en los primeros meses de 1891 la guerra civil que enfrentaba a Balmaceda con el Congreso se había desarrollado en el norte, en agostoel conflictose trasladó ala zona central. Hasta ese momento, el gobierno controlaba la prensa y a los opositores. Mientras, el bando del Congreso ya se había hecho del control del norte salitrero.
Con los recursos de la zona y el reclutamiento de los rudos calicheros, lograron levantar un ejército propio, al que se denominaba “constitucional” -ya que el ejército regular, en su mayoría, apoyaba al Presidente-, y además contaban con el apoyo de la Armada. Pero no habían logrado asestar un golpe definitivo al gobierno.
“Había una situación ambigua, por cuanto el gobierno tenía una mejor posición en cuanto a las fuerzas militares -30 mil hombres contra cerca de 10 mil del ejército constitucional-, pero en julio habían llegado armas para los opositores, lo que los ponía en diciones para enfrentar las batallas decisivas”, señala el historiador y director del Instituto de Historia de la USS, Alejandro San Francisco. Balmaceda, incluso, habló de la posibilidad de viajar hasta el frente. Así lo recuerda el escritor y periodista Fanor Velasco, quien durantela guerra escribió un pormenorizado diario, publicado de manera póstuma en 1914. “Nos decía que se consideraba en el deber inexcusable de embarcarse para el norte, una vez que tuviera los elementos necesarios. Igual declaración le oí posteriormente en diversas ocasiones, con toda solemnidad y ante un público numeroso”. Pero el conflicto comenzó a definirse a partir del 18 de agosto. Ese día ocurrió un hecho trágico en Santiago. La llamada Matanza de Lo Cañas, donde un grupo dejóvenes, adeptos al bando congresista, fue masacrado por una tropa del ejército.
“La idea de los jóvenes era preparar un sabotaje contra bienes públicos, como el corte de telégrafos y puentes, que impidieran la reunión del Ejército de Balmaceda, que antes de las batallas decisivas se encontraba dividido con Hace 130 años, el 19 de septiembre de 1891, ya derrotado en la guerra civil, el Presidente José Manuel Balmaceda puso fin a sus días con un suicidio, que a la vista de los estudiosos fue algo más que una decisión apurada. Tuvo como trasfondo la idea de que un caballero debía salvaguardar hasta el final lo último que le quedaba. Dos historiadores leen su figura y analizan por qué ha trascendido. fuerzas en la capital, Valparaíso, en Coquimbo y en Concepción”, señala San Francisco. Fue en el fundo Lo Cañas, ubicado en la actual comuna de La Florida, y propiedad de Carlos Walker Martínez, donde los jóvenes se encontraban reunidos para llevar adelante esa faena. Ahí les cayó el Ejército y los hechos de sangre tienen un responsable: el general Orozimbo Barbosa, un veterano de la Guerra del Pacífico.
“Barbosa fue quien tomó la decisión de formar un Consejo de Guerra para juzgar a las *“montoneras' que habían organizado el intento de sabotaje -señala San Francisco-. Elresultado fue que el tribunal militar decidió la pena de muerte para algunos jóvenes, otros fueron apresados, en tanto un tercer grupo logró escapar”. Acto seguido, las fuerzas del gobierno incendiaron las casas del lugar. ¿Cómoreaccionó el gobierno? Pese al horror de estos hechos, Balmaceda optó por mantenerse al margen.
“En general, el Presidente prefirió no estar al tanto de estos hechos, según expresó cuando le comunicaron que sería fusilado un ingeniero: “Yo desearía no volver a tener conocimiento de estas tristes aplicaciones de la pena capital; querría que las sentencias de los comandantes de armas se cumplieran sin necesidad de que llegasen a noticia del gobierno'”, explica San Francisco. Lo Cañas fue un hecho decisivo, que además señaló una tendencia en los comportamientos de los beligerantes, como se verá más adelante.
“Marcó un hito en la última etapa de la guerra civil -señala San Francisco-. Balmaceda ya había perdido la batalla por la opinión pública, de manera que esta situación solo vino a consolidar la posición existente”. Fanor Velasco se enteró de lo ocurrido en Lo Cañas la mañana del 20. Ese día hizo unaanotación en su diario. “Desde anoche las tropas constitucionales están poniendo pie en el Zapallar, en Quintero”. No era una frase al azar. El enfrentamiento ocurrió el 21 de agosto, en Concón, con triunfo para los opositores. Elavance congresista se consolidó siete días después con una contundente victoria en Placilla, un combate luchado con especial encono. Losjefes militares balmacedistas murieron asesinados por las tropas rivales. “La matanzade Lo Cañas contribuyó al asesinato violento de los generales José Miguel Alcérreca y Orozimbo Barbosa después dela Batalla de Placilla”, explica San Francisco. El honor del caballero Ese día 28, pasadas las siete de la tarde, a Balmaceda le entregaron el telegrama que confirmaba la derrota. Con el ánimo sereno, el presidente decidió actuar rápido. Se reunió con el general Manuel Baquedano, a quien hizo entrega del mando de la nación.
Ya de madrugada, hizo salir a su esposa y a sus cinco hijos hacia la Legación de EE.UU. -cuyo ministro había sido de los más cercanos al gobierno-, mientras que su madre se asiló en la de Brasil. Con los suyos a salvo, el mandatario se refugió en la Legación Argentina, ubicada en la actual calle Amunátegui, esquina Agustinas, literalmente a unos cuantos pasos de La Moneda. Mientras Balmaceda permanecía oculto, con absoluta reserva por parte del ministro José Evaristo Uriburu, las fuerzas vencedoras desataron su furia contra los bienes einmuebles de los derrotados. El mandatario debió reflexionar sobre sus siguientes pasos. En algún momento estudió la posibilidad de entregarse, pero al saber de lo que ocurría con sus partidarios, se dio cuenta de que tenía pocas posibilidades. Así, comenzó a preparar su suicidio. Para Andrés Baeza, historiador y académico de la UAI, quien ha estudiado los días finales del mandatario, una de las claves para comprender la decisión está en la idea del honor entre las élites.
“Una de las frases que Balmaceda escribe antes de morir es “el sacrificio es lo único que queda al honor del caballero”. Creo que esa frase resume todo, pues para él su suicidio era un acto sacrificial que le permitiría en última instancia salvaguardar su honor, el que, a su vez, se asocia a su estatus de “caballero””. “Este concepto estaba muy arraigado en la élite chilena del periodo, en especial, entre familias de cierto cuño “aristocrático”, como era el propio Balmaceda -explica el historiador-. Esun valor que data del periodo colonial, pero que esconde cierta cuota de hipocresía, pues aludía sobre todo a la imagen pública, más allá de lo que hicieras en tu vida privada.
Yo también tengo la idea de que la educación de élite -liceossecundarios y colegios privados - tendía a reforzar esta noción de honor, considerando que durante gran parte del siglo XIX la educación era de carácter humanista y centrada en el modelo clásico romano”. El detalle no es menor: de hecho, Balmaceda había formado parte de la primera generación del colegio de los Padres Franceses en Santiago, una institución de educación privada que se encontraba entre las más exclusivas de la época. En la soledad del encierro, Balmaceda dedicó sus últimos días a dejar en claro su acto final. Redactó cartas para su esposa, sus hermanos, al ministro Uriburu y a su madre. También escribió un largo texto en que analiza el conflicto que lo obligó a asilarse, hoy conocido como su Testamento Político. Además, encargó a su amigo Julio Bañados Espinosa -quien además fue ministro del Interiorla redacción de una historia de su mandato. Una suerte de relato oficial, en que se asentara su visión de los hechos. Una vez más, pensaba en la trascendencia desu figura. El libro fue publicado tres años después. La fecha escogida para el sacrificio tampoco fue al azar. “El mandato terminaba el 18 de septiembre y él se suicidó el 19. Por lo tanto, hay una voluntad manifiesta de suicidarse una su mandato presidencial y como un ciudadano más”, señala Andrés Baeza. Esa mañana, temprano, Balmaceda se vistió de riguroso y elegante negro. Luego, dejó su reloj y su billetera sobre un mueble.
Se recostó sobre la cama y con la mano derecha empuñó el revólver. ¿Por qué la figura de Balmaceda ha trascendido hasta hoy? Andrés Baeza señala: “Es probablemente la figura política más controvertida del siglo XIX después de Portales u O'Higgins. Por un lado, es un Presidente que aprovecha la bonanza del salitre y realiza una gran cantidad de inversiones públicas que para Chile significaron grandes avances en términos de infraestructura, escolaridad y salubridad.
Sin embargo, su estilo algo autoritario no se condecía con laimportancia cada vez más creciente que tenía el Congreso”. “Pese a todo, decidió llegar con su programa hasta el final, pese a que eso le significó incluso enemistarse con su propio partido, terminó sus últimos días solo y optó por el suicidio para poner fin a su vida -agrega Baeza-. En esesentido, la comparación con la figura de Salvador Allende se hace inevitable”. Por su lado, Alejandro San Francisco apunta al carácter oblicuo de su figura: “Balmaceda tiene algo de héroe romántico y su figura -odiada y execrada durante su gobierno y tras su muertecomenzó una rápida recuperación en los años siguientes. Es una de las escasas figuras transversales de la historia política nacional, reclamado posteriormente por líderes políticos de diferentes tendencias, así como también distintas corrientes valoraban su liderazgo, visión de país y condiciones”. O
Resumen
“Había una situación ambigua, por cuanto el gobierno tenía una mejor posición en cuanto a las fuerzas militares -30 mil hombres contra cerca de 10 mil del ejército constitucional-, pero en julio habían llegado armas para los opositores, lo que los ponía en diciones para enfrentar las batallas decisivas”, señala el historiador y director del Instituto de Historia de la USS, Alejandro San Francisco., “La idea de los jóvenes era preparar un sabotaje contra bienes públicos, como el corte de telégrafos y puentes, que impidieran la reunión del Ejército de Balmaceda, que antes de las batallas decisivas se encontraba dividido con “Antes de morir, Balmaceda escribe: “El sacrificio es lo único que queda al honor del caballero”., Por su lado, Alejandro San Francisco apunta al carácter oblicuo de su figura: “Balmaceda tiene algo de héroe romántico y su figura -odiada y execrada durante su gobierno y tras su muerte- comenzó una rápida recuperación en los años siguientes.
Tags
balmaceda, figura, francisco, gobierno, guerra, san