Autor: Martin Durán F., Licenciado en Historia UC
Cartas: CUANDO SE DESTRUYE LO SAGRADO
Cartas: CUANDO SE DESTRUYE LO SAGRADO Señor Director: El reciente ataque del ejército israeli a la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, único templo católico en la Franja, no es solo un crimen contra personas inocentes, sino también una señal inquietante de la progresiva erosión de los limites morales en la guerra, Alli se refugiaban mujeres, niños, ancianos, discapacitados. Todos fueron alcanzados por la violencia, incluso dentro de un lugar destinado, desde tiempos remotos, a la paz y la acogida. La historia enseña que los lugares de culto, en distintas civilizaciones, han gozado de una inmunidad simbólica y real. En la antigüedad grecorromana, los templos eran espacios inviolables. Durante la cristiandad medieval, el ius asyli protegia a perseguidos en las iglesias.
Incluso en los conflictos más brutales de la Edad Moderna, los ejércitos sabían que profanar una iglesia no era solo una falta jurídica, sino una ruptura con lo sagrado, con la cultura, con los principios que dan sentido al derecho y al poder. En el siglo XXI, esta memoria parece desvanecerse. En nombre de la seguridad o de objetivos militares, se pasan por alto siglos de herencia espiritual y jurídica. La guerra no justifica todo. La inviolabilidad de los templos no es una concesión religiosa, sino una piedra angular de la civilización. Al romper lo sagrado, se debilitan los pilares morales sobre los que descansa la misma humanidad. El respeto por los lugares de culto, especialmente aquellos que acogen inocentes, no es opcional. Su transgresión, como en el caso de Gaza, exige una condena firme y transversal. Porque si todo se vuelve campo de batalla, incluso lo que fue hecho para la paz, ya no queda refugio alguno para la dignidad del ser humano..