Autor: Hugo E. Herrera
El rechazo de Desbordes
“Las crisis más hondas no son superadas por fanáticos o santos consistentes con sus pequeños mundos”. Ue Libertad y Desarrollo; que los operadores de think tanks financiados y controlados por grandes empTesarios; que dirigentes políticos de los que consta financiamiento de parte de aquellos, como Schalper; que esos mismos grandes empresarios; que Chahuán o Allamand, los que rompieron el acuerdo del 15 de noviembre; que la UDI —el partido de los neoliberales de posiciones más conservadoras en asuntos de alcoba— y Evópoli —el partido de los neoliberales de posiciones menos conservadoras en asuntos de alcoba—; que todos ellos vayan por el rechazo, no es sorprendente. En último trámite, hace décadas defienden la combinación funesta de economicismo e intereses económicos. Es difícil pedirles que, en el momento decisivo, abandonen sus creencias e intereses. Lo que, en cambio, sí sorprende, es el rechazo anunciado por Mario Desbordes al proyecto de la Convención. Desbordes no sólo se mantuvo fiel al acuerdo del 15 de noviembre y votó “apruebo” en el plebiscito de entrada. No sólo resistió estoicamente los ataques combinados de las fuerzas y operadores de la derecha económica y economicista por plantear una posición alternativa a la derecha neoliberal. No sólo fue volteada su precandidatura presidencial por una precandidatura tránsfuga levantada por empresarios, con la complicidad de la nueva directiva de RN. No sólo fue desbancada su directiva en ese partido. Desbordes es, además, articulador inicial del acuerdo del 15 de noviembre.
Ante la parálisis del gobierno y sus adalides ortodoxos, la directiva que conducía tomó contacto con la centroizquierda, consiguiendo que los grupos más razonables cedieran y produjeran un pacto en virtud del cual se abrió camino a una nueva Constitución.
Los costos personales y políticos han sido altísimos para quienes entonces estuvieron dispuestos a “traicionar” sus pequeños credos e intereses sectoriales; quienes, bajo la premisa de que el viejo orden no se sostenía, dieron paso a las primeras bases de un orden nuevo.
Las crisis más hondas no son superadas por fanáticos o santos consistentes con sus pequeños mundos, sino, precisamente, por los “traidores”, dispuestos a ir más allá de su sector y buscar el entendimiento: por compromiso con la patria.
Las críticas de los más apresurados en la izquierda no se han demorado en arreciar, pese que, a diferencia de meras declaraciones al viento, Desbordes y los parlamentarios RN que votaron “apruebo” ya han señalado que trabajarán por el reemplazo —no la mera reforma— de la actual Constitución.
Lo mínimo exigible, a esta altura, no a toda, pero sí a la izquierda responsable con el país, es que examine: ¿ por qué alguien como Desbordes, y quienes desde RN y sectores afines apoyaron y apoyan una nueva Constitución, no están dispuestos a suscribir el documento de la Convención?