La historia de Eduardo Abaroa, el héroe boliviano de Topáter
Este contador y empresario participó en la primera batalla de la Guerra del Pacífico, donde combatió hasta caer abatido en la defensa de Calama. Una familia de San Pedro En 1838 nació Eduardo Abaroa Hidalgo en San Pedro de Atacama. Se casó con Irene Rivero Pachas, con quien tuvo cinco hijos: Andrónico, Eugenio, Amalia, Antonia y Juan Eduardo. [ a Guerra del Pacífico (1879-1884) registro héroes de Chile, Bolivia y Perú. El conflicto involucró a tres países limítrofes, con relaciones por sobre los gobiernos de turno, pero también donde militares y ciudadanos que combatieron por su patria enfrentaron batallas de una dureza inimaginable en algunos casos. Es el caso de Eduardo Abaroa Hidalgo, quien nació en San Pedro de Atacama el 13 de octubre de 1838, hijo de Juan Abaroa y Benita Hidalgo, siendo el tercero de cuatro hermanos. Abaroa fue un contador y empresario que trabajó en una mina de plata ubicada en el Departamento del Litoral (Cobija), territorio que perteneció a Bolivia.
Su familia hacendada de Calama tenía extensas tierras que componían su finca que abarcaban desde Yalquincha, en el límite norte del oasis, hasta el vado de Topáter En esa época, Calama era un pequeño pueblo de paso de caravanas de ganado y minerales. Eduardo Abaroa poseía parte de las tierras de pastizales y vegas que eran utilizadas para el ganado y producción de alfalfa.
Al estallar la Guerra del Pacífico, Abaroa fue el primer civil en ofrecerse como voluntario al abogado y coronel de milicias Ladislao Cabrera, quien organizaba la defensa de Calama, después del desembarco de tropas chilenas en Antofagasta. Así llegó el 23 de marzo de 1879. Días antes, el coronel chileno Emilio Sotomayor organizó en Caracoles una fuerza compuesta de 544 soldados y que tenían la misión de ocupar Calama. En esta localidad, Ladislao Cabrera organizó la defensa con alrededor de 130 civiles. Armados con algunos rifles y carabinas, el grupo se acantonó en la ciudad y destruyó los puentes de acceso al poblado. Sin embargo, las fuerzas chilenas alcanzaron la quebrada sur cercana a Calama. Para habilitar el tránsito hacia el pueblo, Sotomayor llevó dentro de sus filas a carpinteros, con tablones en carretas.
REVÓLVER El historiador Héctor Ardiles relata la contienda en una reseña del Museo de Antofagasta del primer enfrentamiento entre chilenos y bolivianos: “en el Vado de Topáter, las primeras y segundas compañías del Segundo de Línea [... ], cruzaron el sendero denominado “Viento”, apoderándose de él [... ]. En esta circunstancia cayó muerto el héroe boliviano Eduardo Abaroa Hidalgo, quien junto a doce rifleros, defendieron el puente Topater.
Después de descargar los 300 tiros de su revólver, ya herido y moribundo, la tropa chilena lo conminó a rendirse, pero él exclamó: “¡ Que se rinda su abuela, carajo! ””. Terminada la batalla, el cuerpo de Abaroa fue enterrado con honores militares por el Ejército chileno, el 23 de marzo en el cementerio de Calama. Su entierro fue hecho con honores de héroe: se efectuaron veintiún disparos en su honor y fue envuelto en la bandera chilena, a falta de una bandera boliviana para este póstumo homenaje. Por su heroismo, Eduardo Abaroa a título póstumo fue nombrado coronel del Ejército boliviano y considerado héroe de guerra. El 21 de marzo 1952, con motivo de los 73 años de su muerte, el gobierno boliviano repatrió el cuerpo de Abaroa, que fue escoltado por el ejército chileno con honores militares hasta la frontera.