Autor: OSCAR VALENZUELA
Estudiantes de Teatro están aprendiendo a actuar por videollamada
“Sólo tenemos nuestro rostro, las manos y la palabra, estamos obligados a una riqueza conceptual”, dice académica de la UC.
Segismundo, un personaje que se encuentra cautivo en la obra "La vida es sueño”, de Calderón de la Barca, resultó ser el enganche de los alumnos de Teatro de la Universidad Católica con estos tiempos de encierro obligado.
A través de Zoom, un grupo de 23 estudiantes de segundo año preparó los monólogos en su casa y cada uno recreó a su manera una décima (10 versos) para el ramo Renacimiento Barroco, dando forma a dos videos de "Segismundo en tiempos de pandemia”. La obra se convirtió en un ejemplo de cómo actuar a distancia, algo que podría transformarse en una nueva veta artística, tomando en cuenta que por ahora no hay indicios de que vuelvan pronto las funciones en vivo. "Hicimos el análisis de los textos por Zoom, también por Whats App me mandaban grabaciones de audio y les iba corrigiendo temas de acentuación, de puntuación, de contenido”, explica Macarena Baeza, profesora del ramo. "Ellos tenían libertad absoluta sobre cómo abordar estéticamente sus fragmentos; cuáles eran los ambientes, si querían hacer algo más físico, si la voz iba a estar en vivo o pregrabada. Yo les hacía algunas sugerencias y comentarios”, agrega. Al actuar por Zoom la voz se trabaja de un modo distinto, ya que no se necesita la proyección requerida para ser escuchado en una sala de teatro. El micrófono del computador o el teléfono cambiaron completamente este panorama. “A nivel de volumen trabajamos casi en susurro, pero sí con mucho contenido, para que cada una de los versos estuviera lleno de emoción”, destaca Baeza. En su opinión, hacer clases de teatro por videollamada personaliza la formación. “Uno está obligado a ser muy detallista y también mucho más claro conceptualmente.
Cuando estás en la comunicación real tienes todo tu cuerpo para expresarte; acá, como sólo tenemos nuestro rostro, las manos y la palabra, estamos obligados a una riqueza conceptual que a veces en el aula no la necesitamos”, valora.
Los monólogos de Segismundo parLos alumnos recrearon desde sus casas los monólogos de Segismundo en “La vida es sueño”. Talleres abiertos “Empezamos a estructurar estos cursos recogiendo experiencias que hayan sido positivas en el pregrado”, dice Juan Francisco Olea, jefe de Educación Continua de la Escuela de Teatro UC, sobre los talleres online que ofrecen, abiertos a todo público. El primero es Desarrollo de Habilidades Teatrales. Dura desde agosto a diciembre, todos los sábados. No piden requisitos previos. “Es referido a temas de expresión, de diálogo mediado por las pantallas, de maquillaje teatral”, detalla Olea. Cuesta $200.000 y hay facilidades de pago. Información: escuela de teatro. Uc. cl El otro taller es para personas con experiencia teatral. Se llama Seminario de Actuación en Línea de Monólogo Shakesperiano.
Son 4 sesiones y cuesta $65.000 Deben hablar casi susurrando, al revés de cómo lo harían en una sala llena de espectadores ticiparon en el Festival Internacional de Teatro en Cuarentena, organizado por la compañía Os Satyros de Sao Paulo. Pueden verse en You Tube (https://bit.ly/2Dx Hr3w y bit.
Ly/3k6y TS8). Lenguaje televisivo Martín Rodríguez, alumno de segundo año de Teatro UC, explica que los ramos de Actuación, Voz y Movimiento han sido los más afectados por las clases online, por lo que ahora están enfocados en avanzar en lo teórico. “En Voz hicimos una cuantas clases de ejercicios para no perder lo que habíamos avanzado. Por ejemplo, tomamos un palo de escoba a la altura del hombro, lo pasamos para atrás y adelante. Lo que hace esto es abrir nuestra escápula, el intercostal, que ocupamos cuando necesitamos que entre más aire”, comenta. En Movimiento entrenan por videollamada. "Hacemos yoga, saltar, ejercicios más aeróbicos”, detalla. A él le ha tocado ensayar un proyecto con un compañero que consiste en contar cuentos para niños en hospitales. "Trabajamos grabándonos en audio. Al grabar uno se da cuenta de cosas que antes no percibías. Nos pasó que nos grabamos sentados, pero en la presencialidad uno tiene una partitura de movimiento y es otra la exigencia de la voz. Ahí nos dimos cuenta de que el movimiento nos servía para enriquecer la voz, cosa que uno en la escuela a veces pasa por alto”, señala. Opina que la obligación de hablar más bajo -por el micrófono se asemeja a un lenguaje televisivo más que teatral. “Hemos tratado de combinar estos dos lenguajes: uno no puede proyectar tanto la voz cuando tiene la cámara a 20 centímetros”, enfatiza. Rodríguez cuenta que fue un todo desafío hacer los ramos prácticos. "Lo más complicado fue por un tema de espacios en mi casa. Tener a mi hermana trabajando, a mi otro hermano en clases y yo haciendo ruido o tratando de ocupar un espacio grande para poder moverme. Pero los profesores entendían la situación y trataron de buscar alternativas para mostrar la materia”, destaca.