Autor: JUAN TORO.
Volver A LAS SALAS
Macarena Estay toma su lugar en el frente de los bancos de sus alumnas, revisa que el micrófono, la cámara y el audífono funcionen bien. En las últimas semanas, la sala del colegio Huelén, donde dicta sus clases de Matemáticas en enseñanza media, le recuerda a ratos a un escenario. Aunque ella volvió a la sala con el 70% de las alumnas, la clase se transmite online para aquellas que siguen en sus casas. Este colegio particular ubicado en Vitacura volvió a clases presenciales el lunes 5 de octubre, recibiendo en la primera semana solo a alumnas de cuarto medio. Desde entonces, cada semana se han ido incorporando estudiantes de otros niveles. Actualmente, los cursos de Macarena tienen una asistencia presencial de entre 18 y 20 alumnas. Según Unesco, en abril 1500 millones de estudiantes dejaron de asistir a las escuelas por la pandemia de covid-19. En septiembre, la organización estimaba que 900 millones de estos alumnos volverían a clases entre agosto y octubre, pero solo 433 millones finalmente regresarían a las aulas.
En Chile, 701 establecimientos educacionales han retornado a clases presenciales, mientras que 1262 han presentado solicitudes para hacerlo, según las cifras entregadas por el Ministerio de Educación el martes 10 de noviembre. 301 de los establecimientos corresponden a jardines infantiles, 104 a colegios municipales, 133 subvencionados y 131 particulares, el resto corresponde a servicios locales y administraciones delegadas. 87 de estos son liceos técnico-profesionales. Estay recuerda el momento en que recibió por Whats App el anuncio de que el colegio cerraría por la cuarentena. Era el domingo 15 de marzo. Su trabajo cambió radicalmente.
Primero, comenzó a grabar cápsulas con las materias; luego empezó con las clases online en vivo: —En un comienzo no era tan interactivo: había alumnas que no prendían la cámara, se caía la conexión o había problemas con la plataforma.
Carolina Bravo, directora académica del colegio San Ignacio El Bosque —que volvió a clases la primera semana de noviembre—, asegura que es importante retomar las actividades escolares presenciales: —Los estudiantes necesitan a sus pares para aprender más y mejor. (.. ) La interacción social potencia los aprendizajes y permite a niños, niñas y jóvenes compartir, discutir, indagar con otros, y de este modo abrir su mundo y motivarse a aprender.
Para Estay el regreso a las salas era necesario, sobre todo por el apoyo emocional a los estudiantes: —En el caso de los cuartos medios, es su último año y es impresionante lo que ha vivido esta generación. No han tenido el tiempo de cerrar este ciclo de su vida escolar y en persona puedo animarlas. Al momento de regresar a las clases presenciales, a inicios de octubre, Macarena Estay fue operada por una hernia en la columna y demoró dos semanas en volver.
Al llegar al colegio la esperaban las medidas sanitarias: Es impresionante lo que ha vivido esta generación”, dice Macarena Estay sobre los cuartos medios, Más de 700 establecimientos educacionales (desde jardines infantiles hasta liceos) en todo Chile han vuelto a clases presenciales y, con ello, miles de profesores han tenido que dejar la conexión online para reencontrarse con los alumnos, en medio de nuevas medidas sanitarias. “No tenía miedo de volver, pero sí la expectativa de vencer esta nueva barrera y volver a mi vida”, dice una profesora. “Fue nostálgico, después de tanto tiempo viendo una pantalla”, dice Ana María Díaz, del colegio Pumahue de Temuco. “En estos momentos uno se da cuenta si hay vocación o no”, dice el profesor Roberto Contreras. mascarilla y escudo facial, en la portería controlan la temperatura, entregan alcohol gel y hay limpiapiés especiales. Todo el colegio tiene señalética para mantener distancia. Pero asegura que vale pena: —No tenía miedo de volver, pero sí la expectativa de vencer esta nueva barrera y volver a mi vida. LA NECESIDAD TÉCNICA El regreso a las clases presenciales en el liceo Bicentenario de Excelencia Polivalente San Nicolás, en la Región del Biobío, se produjo el miércoles 21 de octubre. El colegio municipal tomó la decisión de recibir solamente a los cuartos medios, entre ellos a los de especialidad técnica, como el de muebles y terminaciones en madera, en que enseña el profesor Roberto Contreras.
En su área, asegura Contreras, el trabajo presencial es clave para la formación de los alumnos y el regreso se hacía necesario, después de pasar a la metodología online el 16 de marzo: —En la mayoría del área técnica es una situación complicada (la clase online). Cuando pensamos en formar profesionales de nivel medio, la habilidad se logra de manera presencial, interactuando con equipos, practicando técnicas y probando materiales. Esto también es real para las clases no técnicas.
Según un estudio de 2019 de investigadores de la Universidad de Nueva York y la Corporación RAND, en estudiantes de primaria y secundaria, en comparación con las presenciales, las clases en línea demostraron ser menos efectivas, Para adaptarse a la metodología online, explica Contreras, optaron por una “priorización curricular”, retrasando las actividades prácticas para fin de año, apostando a que el retorno sería posible en algún momento. Cuando se anunció la vuelta a las salas, no dudó: —En estos momentos uno se da cuenta si hay vocación o no, porque existe la posibilidad de hacerle el quite al retorno. Y hay susto al inicio, por la posibilidad del contagio, pero asumimos ese riesgo. Los protocolos, que se han adaptado a la realidad del trabajo en el taller del colegio, lo han tranquilizado, asegura. En la sala, mesones y herramientas han sido reorganizados para permitir mayor distancia entre los alumnos y hay un lavamanos con jabón para utilizar cada vez que sea necesario. Cada alumno, además de la mascarilla, utiliza un escudo facial, el que reemplaza las antiparras de seguridad que usaban antes: —Hemos adquirido el hábito de trabajar en estas nuevas condiciones. Tengo la confianza de que si nos cuidamos, debiésemos llegar a fin de año con las actividades prácticas, abordando lo que está pendiente. Estamos optimistas de que vamos a lograrlo.
Del total de 24 alumnos del curso, cerca de 15 asisten presencialmente, pero cuarto medio terminará el año en la primera semana de diciembre y espera que entonces puedan tener en la sala a tercero medio, a quienes hoy el profesor Contreras les hace clases online por las tardes: —Personalmente, incluso si se da la opción de hacer solo dos días de clases presenciales, prefiero hacerlo. El ministerio ha fijado el 23 de diciembre como fecha límite para el cierre del año escolar 2020. Mientras, el inicio de las clases del próximo año aún no tiene una fecha definida. AVANZAR Y RETROCEDER El martes 29 de septiembre, el colegio Pumahue de Temuco retomaba sus clases presenciales. 31 alumnos de tercero y cuarto medio llegaron a lo que sería solo un paréntesis en el confinamiento. La misma semana, el 3 de octubre, la comuna retrocedió en el plan “Paso a paso” del Gobierno y el colegio volvió a cerrar sus puertas. Ana María Díaz, profesora de Inglés, pudo hacer solo dos clases a terceros medios. Eran diez alumnos en la clase, el aforo máximo, mientras otros 20 veían la clase online. —Fue nostálgico, después de tanto tiempo viendo una pantalla. Ver a los alumnos y pensar que esto era tan común antes y ya no lo es. Ver sus ojos sobre las mascarillas, su incertidumbre, pero también tan contentos.
Cuando se anunció el retorno a la cuarentena, Díaz dice que en parte sintió alivio por volver a estar en casa con sus dos hijos (cinco y ocho años) y su esposo, quien también es profesor. Su familia, dice Ana María Díaz, busca balancear la rutina de las clases en línea: Los cuatro deben conectarse a clases por la mañana. El trabajo termina cerca de las cuatro de la tarde, si no hay reuniones. Entonces les dedican tiempo a sus hijos. A las 10 de la noche, cuando los niños duermen, Díaz y su esposo vuelven a trabajar, responden correos, corrigen pruebas y planificar. —No puedo darles a mis hijos la atención que merecen. Antes de esto, por las tardes yo solo era mamá, ahora no.
A veces lloran, una vez me cerraron el computador (... ) y mi hijo me dijo que quería que “el colegio se fuera de mi casa”. CERRAR EL CICLO Cuando el colegio Cambridge School de Salamanca abrió sus puertas el lunes 2 de noviembre, Manuel Guerrero, profesor de Inglés e inspector general tenía dudas sobre el resultado. Recordaba las noticias sobre colegios que al abrir tuvieron una baja asistencia. El caso más emblemático: el liceo El Llano de Pirque, donde no llegó ningún alumno. Pero este no fue el : volvieron los 16 alumnos de cuarto medio que habían comprometido su asistencia. El resto continúa con clases online. —Trabajamos por un mes con los apoderados explicándoles los protocolos que tendríamos y los horarios, para que supieran cómo enviarían a sus hijos. Porque a algunos les asustaba. Para Guerrero, el regreso a las salas era importante no Manuel Guerrero, profesor del Cambridge School de Salamanca.
“Los estudiantes necesitan a sus pares para aprender más y mejor. (... ) La interacción social potencia los aprendizajes”. “Necesitábamos un escape emocional para los niños, para que salieran de sus casas”, dice Marlene Sáez, profesora en Isla de Pascua. Solo por motivos pedagógicos: —Los extrañaba. Trabajo en el colegio desde 2004, a estos alumnos de cuarto medio les he hecho clases desde kínder en algunos casos, toda su vida. Están terminando un ciclo y se extraña esa convivencia, las relaciones que se forjan en una comunidad educativa. El curso de 16 alumnos ha sido separado en dos grupos de ocho para tomar sus clases en salas diferentes y con mayor distancia. En la sala, los protocolos se han vuelto parte de una nueva rutina, sin contacto, con mascarillas y alcohol gel.
Los resultados, asegura Guerrero, ya se ven: —Nos dicen comentarios (los alumnos) que dan mucha satisfacción, como “profesor, en esta mañana aprendí mucho más que en los últimos meses, me costaba más desde la casa”. Eso refuerza que hicimos lo correcto al volver. Pero este regreso no significa un relajo. Mientras estos alumnos de cuarto medio están en la sala, el resto del colegio, incluidos cursos vespertinos, siguen con sus clases en línea.
Manuel Guerrero debe ir todos los días al colegio y cumplir con el resto del trabajo en su casa que, en su caso como inspector, incluye constantes reuniones virtuales con apoderados y profesores: —Es más trabajo, hay que desplazarse, pero lo hago con agrado. Ver a los muchachos... ninguno ha faltado, como nunca llegan a la hora todos, vienen contentos y agradecen que hayamos vuelto. Quizás las jornadas son largas, pero con vocación uno es capaz de hacer muchas cosas y no las siente. Da alegría y satisfacción.
UNA SITUACIÓN AISLADA Para Lorena Medina, Decana de la Facultad de Educación de la PUC, el retorno a las salas debe adaptarse a cada región: —Chile es un país con claras diferencias educativas, inequidades delimitadas por factores socioeconómico: por ello, los escenarios y condiciones para el retorno son muy desiguales para las diversas comunidades escolares. El 1 de julio, los colegios de la Isla de Pascua se convirtieron en los primeros en volver a clases en el país, tras cumplirse 100 días sin un caso de coronavirus en el lugar. El 8 de julio abría sus puertas la escuela Lorenzo Baeza, donde Marlene Sáez es la profesora de Matemáticas de sexto básico. El regreso a las aulas, explica Sáez, era una medida necesaria: —Necesitábamos un escape emocional para los niños, para que salieran de sus casas. En épocas normales, la violencia intrafamiliar es muy alta en la isla. (El encierro) era una bomba de tiempo. El limitado acceso a internet en la isla era otro problema. La mayoría de las personas tienen conexiones por sus celulares y solo algunos cuentan con una conexión que permite ver videos en línea con libertad. Las clases online, asegura, son algo del continente. —Lo más cercano a una clase online fue enviar material por Whats App. Es lo máximo que nos permitía la señal de la isla. Y eso es solo en el pueblo (Hanga Roa), muchas familias estaban en el campo y allá no hay señal, la cuarentena los desconectó.
Según datos de la Unicef, 31% de los niños en el mundo (463 millones) no pueden recibir educación a distancia por falta de los elementos tecnológicos necesarios y tres de cada cuatro de quienes no pueden recibir educación online viven en zonas rurales o pertenecen a los hogares más pobres. Para apoyar las guías que enviaba, Sáez grabó cápsulas de 2 minutos explicando la materia. Luego, con la ayuda de la organización el colegio logró imprimir las guías de estudio. Sáez guardó las copias en una caja plástica que ubicó en el portón de su casa y les avisó a los apoderados que podían pasar a retirarlas cuando quisieran, sin contacto. Cuando se levantó la cuarentena obligatoria, el colegio organizó recorridos con un bus para visitar alumnos y entregarles material para estudiar y dulces. Otras medidas para suplir las clases incluyeron un programa radial, otro de TV en el canal de la isla y orientaciones pedagógicas, donde tres niños asistían al colegio por una hora para pasar contenidos. Hasta hoy, las clases en la escuela son de asistencia voluntaria, El 90% de los 600 matriculados asiste. En el curso de Sáez asisten 32 de los 34 alumnos. —Quienes vuelven están felices. (... ) Llegan con ganas porque no están obligados.
Y les hacemos ver que son privilegiados de ir, por poder vivir en esta comunidad, algo que no tienen los chicos en “el conti”. Los cursos que son demasiado grandes para el aforo establecido se separan en dos grupos, que se turnan semana por medio. Para lograr esto, explica Sáez, la isla ha tomado medidas estrictas como dejar de recibir turistas y entrar en cuarentenas voluntarias cada vez que ingresa un nuevo grupo de personas a la isla.
Y es cautelosa sobre cómo se vive en el continente esta situación: —Esta es nuestra realidad, lo pudimos hacer por el compromiso de la comunidad. (... ) Se puso mucho en juego para que los niños hoy puedan vivir con algo de normalidad.