Autor: TRINIDAD RIVERA A.
Ganaderos chilenos se suman a la economía regenerativa para enfrentar el cambio climático y nuevo consumidor
Pequeños y grandes campos del país se han ido sumando en los últimos años a este tipo de manejo, desarrollando una forma más amigable con lo ambiental para alimentar su ganado. Innovando en un sector complejo, se han ido convirtiendo en pequeñas o medianas y empresas que venden sus productos al mercado, trayendo consigo tanto SA beneficios medioambientales y sociales para sus predios, como económicos.
N la comuná « de Fresia, ubicada en la A / provincia de Llanquihue, seencuentra El Reinal, un campo familiar comprado en 1986 por Carlos Undurraga y Celeste Jerez, sin valor comercial para la época, alejado y con nulo trabajo agrícola. No tuvo mayores ingresos du-/” rante años, hasta que su hijo Matías irse a vivir para allá y manejarlo él mismo. Fue así como luego de investigar llegó al sand holístico, especialmente la ganadería regere rativa, la cual quiso desarrollar en sus tierras.
“Es una gestión consciente de los recursos naturales disponibles, para promover así procesos biológicos que nos aseguren cumplir con las expectativas de las personas que quieren hacer de la tierra su forma de vida, junto con ser parte de un sistema económico global pero sin perder los pies en la tierra”, dice. Hoy, manejan a sus animales en manadas compactas, los que pastorean 100% pasto, respetando los ciclos de recuperación de la pastura y del propio terreno.
Esto ha traído consigo, explica Undurraga, no soAÑ lo beneficios medioambientales y sociales para su campo, sino que también económicos, ya que han desarrollado su propia empresa, vendiendo su carne natural en el mercado y a domicilio.
Al igual que el El Reinal, distintos campos del país han decidido instalar en estos últimos años este tipo de manejo regenerativo para sus tierras, que según la última cumbre AgTech el 2019, de la revista Forbes, es una de las cinco innovaciones que está cambiando el futuro de los alimentos.
Este concepto fue desarrollado por Allan Savory en la década de los sesenta y se centra en prácticas que aumentan la biodiversidad, enriquecen el suelo, mejoran la calidad del agua, los servicios de los ecosistemas y revierten el cambio climático. Todo buscando renovar los recursos existentes y regenerando los ecosistemas dañados, en vez de agotarlos.
Uno de los primeros chilenos en desarrollar este manejo fue José Antonio Kuzanovic, quien inició esta práctica hace unos 12 años en el Fundo Paine, ubicado cerca de las Torres del Paine, cuando todavía no era muy conocida en el país. “Hace algunos años se nos acercó a mí y mis hermanos José Manuel Gortázar, asesor de este tipo de manejo, y nos ofreció enseñarlo para nuestro campo. Y si bien no fue fácil cambiar al principio, hoy vemos la diferencia en el campo, ahora tiene vida”, señala.
Al igual que El Reinal, hoy han hecho un negocio de su campo, vendiendo algunos de sus novillos a otros ganaderos y comercializando su carne en una cadena de carnicería de la zona “Carnes Natales”. Desde su campo Fundo Panguilemu, en las cercanías de Coyhaique, José Manuel Gortázar sigue asesorando a distintos ganaderos que e la forma de manejar sus «través de Efecto Manada, emprendile asesoramiento orientado al manejo olístico del pastoreo y manejo regenerativo, junto a Isidora Molina. Hoy, además producir y vender carne de bovino, ovino, - huevos y lana merino, en su campo se dedican también al agroturismo sustentable y a ser un centro demostrativo de manejo holístico.
Explica que la necesidad de cambiar la forma de trabajar el campo se da por un problema de | producción, desde la mirada financiera y ambiental y por una pérdida de biodiversidad, carbono y suelo que se estaba dando con el manejo tradicional de los campos y una crisis sanitaria, con un récord de gente con enfermedades crónicas y alergias: “Eso hace 40 años no existía y esto tiene que ver con la calidad de los productos.
Hoy hay una producción de alimentos industrializada que produce una pérdida de biología de suelo que nos afecta”. Otro de los campos que asesora Gortázar es Punta Callao de Tomás Álvarez, en el sector del Lago Rupanco, el cual se dedica a la crianza de ganado Angus y también turismo. Para ellos ha sido clave este cambio. “Este es un proyecto familiar pequeño, de 100 hectáreas, donde además de la crianza tenemos cabañas en Airbnb. Siempre habíamos tenido la inquietud, una de las razones es porque estamos a orillas del lago, y otra porque la ganadería normalmente tiene fama de que no es la más sustentable. Llevamos año y medio con el sistema y nos ha funcionado mucho y nos ha ayudado en el lado económico”, dice Álvarez.
Á Como una necesidad del mercado, donde nace un nuevo tipo de consumidor que busca saber de dónde vienen estos productos, nació la Empresa B llamada Manada, una plataforma que busca reunir distintos tipos de proteínas regenerativas y acercar un poco el mundo del productor al del consumidor, bajo la ganadería regenerativa. Hoy venden sus productos naturales a través de la plataforma de e-commerce en Santiago, los cuales llegan directamente al consumidor final. “Justamente nuestra labor es decir nuestra carne viene de este sector, de este campo y de este productor, contamos con estas calidades y estas certificaciones, este es el proyecto que estamos generando. La idea es que los consumidores se vayan informando y sepan que al escoger nuestra carne están generando un impacto medioambiental positivo”, señala Tomás de la Fuente, gerente comercial de Carnes Manada.
TRANSFORMACIÓN CULTURAL Distintos expertos coinciden en que si bien este tipo de industria es compleja, la mayoría de la gente ha empezado de a poco a tomarse de buena manera los cambios que se han generado en el sector. “Yo he entendido este proceso como una curva de innovación. Al principio hay algunos, luego otros se suman, mientras otros nunca lo van a aceptar y eso es aceptable. Cuando partimos eramos pocos y nos pegábamos contra la pared frecuentemente, lo explicábamos y te decían que era demasiado simple, que los animales hacen daño a la tierra. Ahora, en cambio, la gente nos busca, quieren conocer lo que hacemos”, dice Isidora Molina, cofundadora de Efecto Manada.
Frente al tema de que esta es una área polémica, Molina agrega que es necesario hacer un cambio en el lenguaje por parte de la gente: “Cuando decía que los animales bien manejados hacen bien, también pueden llegar a hase pe cer mal, pero no es que la vaca haga mal, sino influye en cómo está inserta en el sistema, entonces cuando uno empieza aentender que el suelo, las plantas y los animales evolucionaron y tienen la oportunidad de imitar a la naturaleza, es en ese caso que hacen bien, pueden revertir los procesos de degradación, recuperar la capacidad reproductiva e incluso pueden capturar más CO2 del que se está emitiendo”. Rafael Larraín, académico de la Universidad Católica y experto en el tema, agrega que hay una responsabilidad compartida, en el sentido de que la ganadería, en general, ha ido detrás de lo que la sociedad ha ido demandando. “Siempre hemos sido reactivos, nunca proactivos, entonces cuando la situación ya no da para más, ahí nos ponemos las pilas.
Por otro lado, también ha habido desde algunos sectores de la sociedad un abuso de este tema, especialmente cuando hay convicciones o temas filosóficos o religiosos, y se ha hecho sensacionalismo en base al bienestar para dañar la imagen, la industria y buscando reducir el consumo de carne, pero en el fondo esto se origina por otros temas, no el bienestar mismo”, dice Larraín, quien agrega que esta es la única opción que tenemos para evitar más problemas con el medio ambiente. “Para mí, el valor que tiene es que si no tenemos un cambio más o menos mayoritario, no vamos a tener cómo hacer ganadería. Vamos a llegar a un punto en que el sistema no va a aguantar al ritmo que vamos”, advierte el experto.
Innovar en un sector, muchas veces conflictivo, requiere para Catalina Pfenniger, encargada del área de Desarrollo Estratégico de Campo Cerro Azul, un campo regenerativo ubicado en Río Bueno de las extranjeras Bettina Khano y Carola von Schenk, de un estudio y entendimiento del problema y de una apertura para analizar soluciones de forma diferente. “Hay que arriesgarse a pensar out of the box y atreverse a cuestionar con pensamiento crítico los modelos tradicionales a los que estamos acostumbrados. La transformación cultural y el cambio de conceptos profundamente arraigados desde el punto de vista académico y productivo en la ganadería, son la parte más desafiante. No hay que hacerlo a medias, ni con miedo al cambio. A Bettina y Carola tal vez les ayudó el venir desde afuera del sector, ya que no cargan con una tradición y, por lo tanto, enfrentan al campo de una forma abierta.
Como equipo aplicamos los mismos criterios que buscamos como consumidores conscientes y responsables, y adaptamos el modelo de producción del campo para que fuera coherente con nuestra visión y valores”, dice Pfenniger. 2019 de Forbes, la ganadería regenerativa es nes que está cambiando el NA En la década de los 60, el bioló - go y de - tre de Zimbabue Allan Savory, desarrolló el manejo holístico en ganadería, que se centra en prácticas que aumentan la biodiversidady revierten el cambio climático.
INNOVACIÓN DEL SECTOR AGRÍCOLA: “Hoy hay una producción de alimentos industrializada que produce una pérdida de biología de suelo que nos afecta”. JOSÉ MANUEL GORTÁZAR Administrador Fundo Panguilemu “El manejo holístico es una gestión consciente de los recursos naturales disponibles”. MATÍAS UNDURRAGA Administrador Fundo El Reinal “Llevamos año y medio con el sistema y nos ha funcionado mucho y nos ha ayudado en el lado económico”. TOMÁS ÁLVAREZ Administrador Fundo Punta Callao