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A 200 AÑOS DEL HECHO HISTÓRICO QUE SELLÓ LA INDEPENDENCIA
Natalia Heusser H Enrique Quiny Castro (63) creció con el relato de la Batalla de Maipú, el enfientamiento entre realistas y patriotas que marcó la independencia de Chile y que ocurrió un día como hoy, pero hace justo 200 años.
Si bien esta hazaña es de suma importancia para la historia de nuestro país, se ha ido diluyendo en el tiempo, al igual que algunas costumbres de los maipucinos como hacer vigilias previo a la conmemoración del combate o izar la bandera y cantar la canción nacional cada 5 de abril.
Quiny, quien atesora esos episodios en su memoria, se crió en la villa Louisiana, territorio donde se ubicaron en una primera instancia los realistas que pelearon en la batalla.
Este músico recuerda que siempre se interesó por la batalla y que hubo un hecho en específico que despertó aún más esta pasión. Una vez su madre lo mandó a buscar sapolio, un fino polvillo volcánico que se usaba para limpiar los cubiertos de plaqué, y que en ese entonces abundaba en Maipú. Se dirigió hacia calle O'Higgins con Avenida de la Victoria, donde había una excavación en un cerro que dejaba expuesto este material, y mientras escarbaba descubrió un pedazo de espuela con forma de estrella, similar a las que usaban los uniformados a comienzos del siglo 19.
Y este no ha sido el único hallazgo, pues en la década de los 80 unos trabajadores encontraron dos fusiles enterrados en la Villa Lo Infante; y donde hoy se levanta el hospital el Carmen, en 1985 localizaron osamentas, presuntamente de soldados. De eso da fe Manuel Muñoz, quien vive en el sector. El problema de estos sucesos es que en esos años existía temor y la población evitaba involucrarse con armas y muertos. Por eso nadie quiso preguntar qué pasó con estos "tesoros".
Para reconstruir este pasado semi olvidado, un equipo de la Facultad Tecnológica de la U. de Santiago pretende dar con el paradero de los restos de los cerca de 2.500 soldados fallecidos en la Batalla de Maipú (cifra que varía según autor). El proyecto se llama "Los mil abrazos" y forma parte de la iniciativa de la municipalidad de Maipú denominada "200 años en un año".
El grupo, encabezado por el doctor Lucio Cañete Arratia quien también fue el principal impulsor del redescubrimiento del túnel de los Hermanos Carrera se encuentra recopilando información para tener una idea de los sitios exactos donde podrían haber cadáveres o herramientas usadas por los combatientes. Lo anterior es un misterio, pues no existen testimonios de la época que hablen de lo que ocurrió con los cuerpos, a excepción del libro Im batalla de Maipo, escrito en 1877 por el político e historiador Benjamín Vicuña Mackenna: "Un mozo intelijente llamado Cirilo Alvarez, nos llevó a las sepulturas, —vastas fosas esparcidas en el valle i que cubren hoi con sombra grata bosques de duraznos. — Allí Rieron sepultados i quemados en piras alternadas de ramas i cadáveres, mil realistas i ochocientos soldados del ejército unido".
"Los mil abrazos" se llama la investigación de un equipo de docentes de la U.
de Santiago y el municipio.
hombres se presume que murieron en esta batalla Detalles de la contienda I JTi La Batalla de Maipú ocurrió a casi dos meses de la declaración de la independencia, realizada el 12 de febrero. La contienda, que se libró entre las 10 y las 18 horas, vino a continuación del Desastre de Cancha Rayada (19 de marzo), donde tambaleó la independencia y donde Bernardo O'Higgins fue herido en el brazo derecho. Así y todo O'Higgins se presentó afiebrado en Maipú, lugar en el que se dio el histórico abrazo con el argentino José de San Martín mientras las tropas chilenas perseguían a los realistas que huían hacia la Hacienda Lo Espejo. Según Vicuña Mackenna el final del combate fue sellado por una mujer, quien residía en un rancho de Lo Espejo y encontró un cañón cargado que había sido abandonado por los artilleros y que no dudó en usar contra los realistas.
Batallón realista al momento del ataque
"Sabemos que la información que podemos entregar sobre la Cifras infladas presencia de restos humanos puede provocar algún tipo de perturbación social Lucio Cañete, líder del proyecto de búsqueda.
Hay una visión que muchos entendidos en el tema comparten con Lucio Cañete y que se refiere a que, tal vez, las cifras de caídos en Maipú fueron infladas.
El académico Cristián Guerrero afirma que "los partes militares siempre son exagerados y las cifras son al ojo".
Lo mismo concluye Francisco Enberg.de la Academia de Historia Militar: "Lo natural es abultar las cantidades porque es imposible contar a todos los muertos. Más de mil fallecidos tienen que haber habido pero más de 50 en cada lugar de la batalla, nunca".
Por su parte Luis Alegría, jefe de colecciones del Museo Histórico Nacional, agrega que "lo más probable es que los muertos estén exagerados y en ese sentido el aporte que pueden hacer los investigadores de la U. de Santiago en cuanto a cuantificar algunos aspectos de la historia material, me parece que es súper importante y sería un aporte significativo".
Gabriel Rivera, miembro de la Academia de Historia Militar cuenta que en aquellos años "se repartían instrucciones de cómo enfrentar la batalla, pero no lia)' antecedentes de lo que pasaba con los muertos".
Entonces ¿Fueron quemados y enterrados en el lugar? ¿Realmente eran miles los fallecidos? Hasta el momento son varias las hipótesis que trabajan los académicos. Una de ellas que es con la que más comulga Cañete, dice que la cantidad de cuerpos es inferior a 2.500. También se baraja que los soldados fueron incinerados, lanzados al Mapocho o que sencillamente fueron sepultados en Maipú.
Para despejar las dudas los profesores están en una fase no invasiva de la investigación. En ella usarán diferentes instrumentos, como detectores de metales, termógrafos y gravímetros, para detectar pistas bajo el suelo. La idea es encontrar cualquier rastro: trozos de fusiles, de bayonetas, sables, cuchillos, puntas de lanza, balas de cañón, hebillas, botones, espuelas ollas de fierro o pailas, la mayoría confeccionada con latón, bronce o plomo. Saben que la tarea es difícil pues la comuna hoy luce altamente densificada.
LA BÚSQUEDA Se sabe que la batalla se concentró al menos en ties lugares. Uno de ellos es Camino a Rinconada, cerca de la Casa de la Cultura de Maipú, en la antigua hacienda Lo Espejo. Allí se produjo la contienda final que dejó numerosas muertes y además algunos aseguran que aún se aparecen los fantasmas de los soldados.
"La primera etapa del trabajo consiste en una recopilación de bibliografía, visitas a terreno y conversación con antiguos habitantes.
Con eso vamos a buscar sitios probables y cuando los tengamos identificados vamos a armar diferentes escenarios ocurridos, con una jerarquía de probabilidades. Haremos estudios de cómo era la vegetación en ese entonces a través de simulaciones de comportamientos hídricos del rió Maipo y el Zanjón de la Aguada. En ese entonces este último no estaba encauzado y, según lo que hemos visto, ha tenido crecidas cada 35 años. Algo como eso podría haber afectado los lugares de entierros si es que eso sucedió" explica el doctor Cañete.
Y agrega: "Los i<_ cortes también indican que os cuerpos fueron quemados pero lo hemos estudiado y no existía la capacidad calórica para incinerarlos. También trataremos de dar respuestas a preguntas clave como por ejemplo '¿por qué no existe un lugar de peregrinación? Y cuando tengamos todo eso pediremos autorización al Consejo de Monumentos Nacionales, a través de la municipalidad, para que un arqueólogo realice las excavaciones en una parte que no sea delicada o sens i b 1 e para la :omuniad, porque sabemos que la información que podemos entregar sobre la presencia de restos humanos puede provocar algún tipo de perturbación social y económica".
Para Luis Valentín Ferrada, autor de Ixi Bcitalb de Maipú, libro recientemente reeditado, la investigación resulta interesante. "Podrían quedar muchos elementos enterrados, pero ¿qué tanto se podría excavar ahí? Es complejo el tema, por eso se necesita de mucha precisión".
La investigación ya cuenta con datos concretos que hacen pensar que la batalla se ganó por cansancio y no por la baja del batallón realista, o sea que los muertos no serían tan numerosos.
Por un lado, el lugar de la batalla no era un peladero, era una sabana de espinos que tenían que ser esquivados, causando un mayor esfuerzo para los soldados. Y por otro, el suelo de Maipú es de ceniza volcánica compactada por lo que hacer un hoyo para dejar los cuerpos era una actividad que hubiera provocado un gran gasto de energía. Además abril es el periodo mas seco en la cuenca de Santiago y se necesitaba agua para enfriar los cañones y para que bebieran los soldados. Y por último, la batalla duró cerca de ocho horas y se presume que había una temperatura de 24° a la sombra.
En este punto Cristian Guerrero, doctor en historia y académico de la Universidad de Chile, aporta un detalle inquietante: "Samuel Haigh, un comerciante inglés de la época que vino a vender fusiles a Chile, cruzó la Cordillera en mayo de 1817, a tres meses de la batalla de Chacabuco, y escribió que en el campo de combate todavía habían restos de hombres esparcidos. A lo mejor ocurrió lo mismo en Maipú".
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