Jennifer Tambley es profesora de filosofía en el
Instituto Nacional. Ahí les hace clases a cientos de jóvenes, todos los días. "La filosofía les permite ordenar sus pensamientos, y en vez de convertirlos en actos de rebeldía violentos, los transforman en algo mucho más conciliador", dice.
LA FILOSOFÍA
PASA LA PRUEBA
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Este miércoles, tras un intenso debate que llenó las páginas editoriales durante el verano, el ambiente filosófico chileno se anotó una victoria decisiva: el Consejo Nacional de Educación decidió retirar la observación que cuestionaba la pertinencia de la asignatura para todos los alumnos de enseñanza media. Todo indica que esto traerá de vuelta a la Filosofía a los establecimientos de educación técnica y artística tras veinte años de ausencia. Académicos y profesores explican el valor de tener esta disciplina en los colegios y las consecuencias de haberla tenido restringida por tanto tiempo.
Por Cristóbal Bley Fotos: Pablo Izquierdo Ilustración de portada: Edith Isabel £ £ ¡Sin filosofía la sala está vacía!". Entre docenas de reporteros de farándula, que al borde de la piscina del Hotel O'Higgins rellenaban sus despachos esperando el piscinazo de los reyes del Festival de Viña, dieciséis estudiantes y profesores aparecieron con un lienzo gritando sin parar que sin filosofía la sala estaba vacía. En dos minutos, lo que demoró en llegar Carabineros salieron en vivo para un par de matinales, dieron cuñas para las radios e incluso se pelearon con un periodista que casi cae al agua. Todo para defender la filosofía en los colegios, que desde el 12 de febrero, según ellos, se estaba viendo amenazada.
Ese día, el Consejo Nacional de Educación (CNED) -organismo que evalúa las propuestas que entrega el Mineduc sobre el curriculum escolar-, publicó un acuerdo en el que cuestionaban la ampliación de la asignatura de Filosofía, que hoy sólo se imparte en los colegios con plan científico humanista, para los establecimientos técnicos y artísticos.
Rápidamente se abrió un intenso debate entre académicos, alumnos políticos e intelectuales, el que incluyó editoriales en los diarios, columnas de opinión v también esta pequeña fuña del piscinazo. Se temió por el fin del ejercicio filosófico en la sociedad chilena, se habló de otro avance más de la mereantilización de la educación y se auguró, incluso, el triunfo final de la sociedad de consumo.
"Pero el tema ya está resuelto", dice Pedro Montt. presidente del CNED. Es el miércoles 4 de abril y hace un par de horas terminó la sesión que deliberó nuevamente sobre este planteamiento del Ministerio de Educación. La propuesta, que pretende volver a hacer obligatorio el ramo de filosofía en los colegios con planes Técnico Profesionales y Artísticos -los cuales llevaban veinte años sin esta asignatura- fue finalmente aprobada.
"Para despejar todo tipo de dudas, y esto fue por unanimidad, todo el consejo consideró absolutamente pertinente que Filosofía sea de la enseñanza común, y que sea en las condiciones que estaban definidas en la propuesta del Mineduc", agrega este profesor de Química y ex subsecretario de Educación en el gobierno de Ricardo Lagos.
"Tenemos plazo hasta el 16 de abril para enviar la resolución de este acuerdo. Trataremos de hacerlo lo más rápido posible".
Esto no significa que el proceso está terminado: el ministerio todavía debe recibir estas observaciones y trabajar en ellas, para que luego el CNED vuelva a aprobar sus propuestas. Pero es una piedra de tope menos.
"Sin lugar a dudas esto es un avance", dice Rosario Olivares.
vocera de la Red de Profesores de Filosofía (Reprofich). "Esta era una de nuestras luchas. Ahora nos queda saber qué se va a enseñar.
El debate no era sólo por horas más u horas menos, sino por una filosofía que tienda al pensamiento crítico, al diálogo, la tolerancia que permita pensar otro país, otras formas de vivir. Algo que hoy necesitamos más que nunca".
Pero, ¿por qué la necesitamos? ¿Cuál es el aporte de esta asignatura que sólo se enseña en 111 y IV medio, y que recién en los próximos años volverá a implementarse en todos los colegios? O más bien, ¿cuáles han sido las consecuencias de haberla tenido restringida de la escolaridad por tanto tiempo? PERSEGUIDOS Que la filosofía occidental se sienta amenazada por el poder establecido no es una novedad. Podríamos decir, incluso, que es parte de su esencia. Sócrates, padre de la filosofía clásica griega, fue condenado hace 2500 años a tragar la cicuta justamente por andar importunando a la juventud con sus preguntas mayéuticas. Antes que él, Anaxágoras había fallecido en el exilio, muy posiblemente de hambre, por sugerir que el sol y la luna no tenían un origen divino.
Varios siglos después, quemados en la pira los medievales Miguel Servet y Giordano Bruno, este último por proponer que el universo era infinito y que. por lo tanto, existían en él infinitos planetas con infinitos dioses.
"Desde sus inicios que la filosofía viene siendo perseguida" explica Diana Aurenque, doctora en la disciplina y vieedeeana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago. "Y es justamente por el rol político que juega. Por un lado están las habilidades que ella promueve -reflexión, crítica, abstracción-, pero por otro el ciudadano que forma: una persona consciente de lo que hace, de lo que vale y de las estructuras que lo rodean. O sea, una persona revoltosa".
Hoy los filósofos no temen por sus vidas, lo que en perspectiva puede ser considerado como una gran conquista histórica, pero sí ven con incertidumbre el espacio que la sociedad actual les está
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entregando. Con casi nula cabida en los medios de comunicación refugiados en la seguridad de la academia, los profesionales de la filosofía en Chile tienen en las horas escolares una de sus pocas instancias para influir en el espacio público.
"La filosofía lleva veinte años arrinconada en el plan CientíficoHumanista y sólo en III y IV medio" dice Rosario Olivares, que además de vocera es la flamante directora del Colegio Latinoamericano de Integración. "Aunque en estricto rigor es menos que eso. ya que en III se enseña Psicología. Por lo tanto. Filosofía se enseña apenas tres horas a la semana en sólo uno de los doce años de escolaridad. Bien poco diría yo".
Una marginación que, según Olivares, ha sido paulatina pero constante. En 1998. la reforma instalada en el gobierno de Frei RuízTagle sacó la asignatura de Filosofía del plan común, restándola de los colegios TP y artísticos. El 2016, bajo el segundo mandato de Baehelet.
se propuso eliminarla también del plan CH para transformarla en un electivo. La fuerte movilización de profesores, académicos. Premios Nacionales y otros intelectuales, hizo rectificar al ministerio. Durante un año, entonces, el Mineduc se dedicó a rehacer la propuesta trabajando esta vez con distintos actores del medio filosófico, la que terminó siendo completamente opuesta: en vez de reducir el ramo, esta vez volvería a ser obligatorio para todos los estudiantes secundarios de Chile.
Pero este punto fue el que el CNED no consideró pertinente en febrero. No fue un error hacerlo, dice Pedro Montt -seguidor de Popper y, gracias a su hijo, reciente lector de Zizek-, "pero efectivamente nuestra declaración presentaba grados de ambigüedad que pueden haber producido confusión".
Entre una resolución y otra, el CNED se reunió con la Asociación Chilena de Filosofía, con la Reprofich. con la Confech y con distintos actores que, de una forma u otra, influyeron en este cambio de decisión. "Pero lo que más peso nos hizo fue darnos cuenta de que la filosofía, a diferencia de las otras asignaturas que están en disputa, sólo se ofrece en III y IV medio, y esa opcionalidad no es muy explicable.
Notamos su fragilidad y se abrió la pregunta de por qué ella no se enseña desde antes".
Luis Placencia, profesor de Historia de la Filosofía Moderna en la Universidad de Chile, cree que la situación de la disciplina en el país viene siendo crítica desde hace muchos años, y eso es algo que aún no se ha puesto en relieve. "Lo que hay es un marco general de amenaza a la filosofía, porque las humanidades son un tipo de formación que no está orientada, al menos en primera instancia, a la generación de individuos que sean productivos en el marco de la generación íle riqueza material. Algo que parece ser uno de los objetivos fundamentales de la educación actual. En ese contexto, entonces aprender literatura, filosofía, historia, se vuelve una cosa baladf.
Y eso se nota en los alumnos. Según la larga experiencia de la profesora Silvia Pérez, que lleva 25 años haciendo clases de filosofía en colegios, "en primera instancia hay una resistencia de los estudiantes hacia ella. La ven como algo que no sirve, o que no saben para qué sirve. Y está el prejuicio instalado de que los profesores de filosofía somos todos volados. Si tú dices 'soy profesora de Matemáticas' inmediatamente la gente le da una importancia: es una materia que entra en la PSU. que se mide en exámenes internacionales, hay que darle el peso. Lo mismo con Lenguaje. Pero cuando digo que soy profesora de Filosofía, te miran con cara de pena, como diciendo pobrecita. ¿Por qué? Porque hemos perdido el valor del sentido. Somos una sociedad que no sabe que está carente de sentido".
NO ES PARA TANTO "La verdad es que si hubieran sacado filosofía hoy de los colegios no se perdería mucho. ¡Da casi lo mismo!". El que lo dice no es un pragmático ni un enemigo del conocimiento, sino que el director del recién creado Instituto de Filosofía de la Universidad Diego Portales.
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Hugo Herrera. Doctor de esta disciplina en la universidad alemana de Wurzburgo y columnista en distintos medios este académico de 43 años cree que por más que tenga unas horas, la buena filosofía hace rato que está ausente de la sala de clases.
"Primero hay que hacer una reflexión mucho más profunda sobre qué es pensar filosóficamente, cómo transformar las vidas de los jóvenes en el colegio, y luego pensar en los medios auriculares que vas a tener para hacerlo", agrega Herrera, que por esa razón no firmó la carta que se publicó en su momento para manifestarse en contra de la observación del CNED.
Esta discusión, en muchos aspectos, se volvió un asunto gremial para Herrera, lo que según él le hace mucho daño a la discusión. "Esto va más allá del ramillo, de las horas semanales. Por eso la Filosofía hoy está estigmatizada y sus profesores incluso son mal vistos en muchos colegios.
La clase de filosofía es como la hora de relajo después de matemáticas. Entonces si vamos a reclamar por eso. es trivial".
Según Manfred Svensson, director del Instituto de Filosofía de la Universidad de Los Andes -y que tampoco firmó la carta-, la posición de los profesores puede parecer una sobrerreacción, como si alguien hubiese amenazando con eliminar la asignatura por completo. "Pero por otra parte, ese tipo de reacción tiene una explicación natural: el hecho de que no estamos ante un acto aislado, sino ante un contexto general que no da muchas muestras de comprender la centralidad de las humanidades o particularmente de la filosofía".
Esa falta de valorización, y principalmente ese escaso protagonismo en la sala de clases, ha tenido consecuencias en la formación escolar. Así, al menos, lo cree el profesor Luis Placencia. "Hoy tenemos ciudadanos que valoran poco a las instituciones jurídicas y democráticas porque no son capaces de reflexionar respecto de cómo y por qué hemos llegado a tener esas instituciones. La humanidad ha recorrido un camino largo para llegar a ellas, un camino que ha tenido guerras, explotaciones, esclavitud, y una serie de reflexiones respecto de lo que el ser humano mismo es. Ejercicios que han enriquecido nuestra vida, pero que sin filosofía terminan borrados del registro de la memoria universal".
En esta era de excesiva facilidad para acceder a la información -pero de escasos filtros para discriminarla- dice Placencia que el terreno es fértil "para la proliferación de charlatanes, supersticiones y /a/ce neius. Si los individuos no cultivan ciertas habilidades reflexivas y críticas, propias de la filosofía, corren el riesgo de caer bajo el dominio de estas pseudociencias".
UN MUNDO FELIZ Pero más allá de lo que significa su escasez, ¿hacia dónde podría apuntar una sociedad donde la filosofía tuviera una presencia fundamental, tanto en la educación escolar como en el ambiente cotidiano? "Sería una sociedad donde las sutilezas importarían, donde la cuestión patrimonial tendría más significado, donde se podrían plantear cuestiones y preguntas como las que hacían los grandes filósofos", responde Herrera. "¿Qué es una vida buena? ¿Qué tamaño debe tener la polis? Aristóteles pensaba que no tenía que ser muy grande, pero nosotros aquí no nos hicimos la pregunta y terminamos en una megápolis. que es mucho más difícil de compatibilizar con una vida buena. Una mirada a los textos filosóficos nos permitiría tratar estos temas".
lennifer Tambley es profesora en el Instituto Nacional. Ahí le hace clases a cientos de alumnos todos los días, jóvenes entre 16 y 18 años presionados por las expectativas, agobiados por el fantasma de la PSU.
"Sus mentes, además, están absorbidas por el consumismo", dice esta profesora, "y el vacío existeneial lo llenan con harto malí y harta selfie. El estudiante que tiene algunos conflictos con su sexualidad, con la desigualdad o con la sociedad de mercado es una bomba a punto de estallar.
La filosofía, y ellos mismos luego vuelven a agradecerte, les permite ordenar sus pensamientos y en vez de convertirlos en actos de rebeldía violentos los transforman en algo mucho más conciliador. Filosofar los libera, les ayuda a comprender su entorno y luego mejorarlo".
"Siempre, y en escenarios muy adversos, he tenido que defender algo que para el común de la gente es inútil", agrega Silvia Pérez, actual docente del colegio particular La Fontaine.
tlonde hace clases de Filosofía de primero básico a IV medio resumiendo sus casi 25 años de carrera. "Y nunca dejé de buscar argumentos para sustentar una cosa que la mayoría cree que no le sirve para nada. Algunos profesores, también se quejan de que son sólo dos años, que son muy pocos, que no alcanzan las horas. Eso es verdad pero yo les digo: en tus manos tienes la única oportunidad en tu vida de sembrar algo de contagiarlo. ¿Cómo vas a perdértelo?".
Cuenta que el año pasado egresó del colegio una generación que rayó con los existencialistas, fanática de Camus. El IV de ahora, en cambio, es más científico: destruven a Descartes y les cae muy bien Hume. Tienen algo de onda con Popper y se soiprenden con los que están vivos, como el argentino Mario Bunge. "Pero más que sepan los autores, me interesa que piensen por sí mismos. En ese sentido, yo rescato lo que decía Kant: no quiero enseñar filosofía, quiero enseñar a filosofar". O