Mujeres SOBRE ruedas
Son cinco las jóvenes que integran la Selección Nacional de Skate Femenina.
La mayor tiene 22 años y la menor 13, ellas son las promesas para representar a Chile en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde este deporte competirá por primera vez. Discriminación, prejuicios, y aprender a seguir las reglas al venir de un deporte que nació en la calle son algunos de los obstáculos que han tenido que enfrentar.
Por ANTONIA DOMEYKO. Fotos: FELIPE VARGAS FIGUEROA.
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Con el pie derecho sobre la tabla de skate, y el izquierdo apoyado en el piso de cemento, Savka Hernández, de 21 años, se impulsa. Agarra vuelvo y se dirige a su primer obstáculo. Dobla las rodillas y salta: su cuerpo completo en una posición precisa, se desliza equilibrándose sobre la tabla de skate a través de un fierro largo empotrado en el suelo, de unos cuatro metros. Hasta que aterriza, sin problemas nuevamente sobre el cemento. Ahora se dirige al siguiente obstáculo: una plancha de fierro inclinada -casi en noventa grados-, que en pocos segundos saltará, mientras se mueve su moño cola de caballo que le llega hasta las caderas.
Es un lunes al mediodía en el skatepark del Parque Bustamante. El ruido de las ruedas que se deslizan por la pista y el golpe de los aterrizajes de las tablas en el cemento, se mezclan con los motores de los autos que avanzan por las calles que rodean el parque. Además de Savka, en el lugar practican otros jóvenes. Todos son hombres: cuatro de ellos son sus compañeros de la nueva Selección de Skate de Chile, que se estrenó en enero de 2018, luego de que se anunció que este deporte será parte de los Juegos Olímpicos en Tokio 2020.
Savka es una de las cinco mujeres que conforman la Selección Femenina de la especialidad. Son minoría.
En la masculina hay más de 40 integrantes. Un grupo que costó organizar, porque muchos skaters decidieron no continuar o fueron expulsados por no seguir las reglas. Pero para ella esto es una oportunidad: -Los que están acá son los que lograron organizarse y disciplinarse, porque el skater es desordenado, y le no le gusta que le digan lo que tiene que hacer -dice Savka, quien ahora está sentada sobre su tabla que tiene estampada la carátula del disco The Dark Side Of The Moon de Pink Floyd. Explica que el skate es libertad y que frente a la llegada de una instancia olímpica, que implica horarios de entrenamiento y reglas, muchos prefirieron hacerse a un lado y no entrar al sistema.
-Lo que me motiva a venir todos los días es que quiero ser yo la que consiga el cupo para Chile en los Juego Olímpicos.
nes, y competían por las marcas o clubes. Mejorar practicar y entrenar era opción de cada uno.
María José Rojas, de 22 años, hasta enero de 2018, se movía bajo este sistema. Fue al Mundial de Ecuador, al Sudamericano en Buenos Aires, al torneo Vans Park en Estados Unidos, y al pasado Mundial en China, que se realizó en septiembre de 2017.
Representaba a Chile por su nacionalidad, pero recién desde este año lo hará oficialmente.
-Cuando agarré el skate supe que no lo iba a dejar nunca. Es un estilo de vida -dice María José mientras entra el Centro de Alto Rendimiento a hacer preparación física. El skate lo dejó en su casa: un esguince de grado dos en el empeine, que se hizo haciendo una maniobra, la tiene hace un par de semanas fuera de la pista.
Empezó a practicar a los 13, en la calle donde vive en La Cisterna. La tabla le llegó para su cumpleaños se lo dieron sus papás como un juguete. Mientras su mamá barría la calle, ella salía a patinar. Al principio solo lo hacía por intuición. Después empezó a buscar tutoriales en YouTube para hacer trucos y el skate pasó a integrarse a su rutina diaria, empezó a competir, y a ganar. Ella estaba feliz, pero no ocurría lo mismo en su casa.
-Mis papás no aceptaban y no entendían que me quería dedicar a esto. Era rechazo total, mi abuelo me decía que era una actividad de hombres, que me iba a amachar poco menos, que las mujeres no podían andar solas.
María José siguió patinando, pero a los 16 años tuvo un accidente. Hizo un truco en la posición incorrecta y al saltar la tabla se le enterró en entrepierna.
Al llegar a su casa no le dijo a nadie, para evitar un DEPORTE EXTREMO En agosto de 2016 el Comité Olímpico Internacional aprobó unánimemente la inclusión de cinco nuevos deportes en los Juegos Olímpicos: uno de ellos fue el skateboarding. El objetivo de esta decisión fue atraer a un público más joven y amplio. Un año y medio después, el Comité Olímpico chileno presentó en enero de 2018 la nueva Selección Nacional de esta disciplina. Hasta antes los skateboarders se movían en el circuito individualmente. La mayoría tenía auspicios, que les entregan ropa, tablas y subvencio
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castigo y que le prohibieran patinar. Al día siguiente había perdido mucha sangre, se sentía anémica y llamó a su mamá. Al llegar al hospital le dijeron que se desangraba y que la tenían que operar. Una vez que le dieron el alta sus padres le escondieron su tabla. Seis meses después María José buscó la manera de volver a andar. Armó un skate y una amiga se lo guardó en su casa. Volvió a patinar a escondidas, y recién un año después le contó a sus papás.
Savka Hernández también sabe de lesiones. Se ha roto los dos tobillos, los empeines. También ha tenido distintas fracturas en el codo. Cuando partió en el skate, y se lesionaba, llegaba a su casa en Estación Central cojeando, pero cuando cruzaba la puerta hacía el esfuerzo de caminar con normalidad hasta su habitación. No quería que su mamá se diera cuenta.
La primera vez que se subió a una tabla fue durante una toma escolar. Fue hace seis años, ella estudiaba en el Liceo 7 de niñas, y se juntaba con unos amigos en el Liceo Manuel Barros Borgoño, que también estaban sin clases. Savka veía como ellos patinaban en los patios de la escuela y quiso aprender.
-Para ellos era gracioso que una mujer quisiera andar, esperaban que me cayera para burlarse, pero de a poco agarré el ritmo -cuenta Savka. Casi de inmediato empezó a ir a campeonatos, a ganarlos, a llegar a su casa con premios y a recibir el auspicio de las marcas especializadas: Polemic, Red Adrenaline y Etnies.
Pero en 2015, cuando tenía 19, quedó embarazada y tuvo que dejar el skate. También la abandonaron sus auspiciadores. Pero para ella no era algo definitivo.
Un año después lo retomó y volvió a sus estudios en Ingeniería en Control de Gestión en la Universidad Santo Tomás. Hoy organiza su tiempo: en las mañanas entrena, mientas el padre de su hijo lo cuida, y en las noches estudia en horario vespertino.
EL AMBIENTE A mediados de marzo de este año, Michelle Ramírez, de 17 años, se cayó y golpeó en la cabeza por esquivar a un niño cuando patinaba en un skatepark en Las Condes. Según publicaron algunos medios la joven tuvo que irse inmovilizada al hospital y le diagnosticaron una contusión con indicación de usar cuello ortopédico. El tema fue noticia porque ella no estaba ahí por diversión, sino que entrenando con la Selección: las pistas públicas es el único lugar donde tienen la infraestructura para hacerlo. Michelle Ramírez es parte de la preselección en la categoría juvenil, y está entrenando para ir a los panamericanos en Lima a fines de este año, pero luego de esta situación tuvo que estar varias semanas en reposo.
-Los niños chicos no son el único problema en las pistas públicas, para una, que es mujer, es difícil patinar con los mismos hombres. Me ha pasado que como ellos son más grandes me han chocado varias veces y como soy más chica salgo volando y ellos siguen patinando. Una vez un hombre al pasar me pegó con el hombro en la cara, me caí y quedé con el pómulo muy hinchado por varios días -dice Michelle, quien además estudia Dirección Audiovisual en el Duoc.
Esquivar a niños que están aprendiendo o hacerse un espacio entre los hombres no es el único problema.
Melany Piñones, de 17 años, integrante también de la preselección en la categoría juvenil, recuerda la primera vez que llegó aun skatepark público. Hace
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dos años patinaba por las calles, cerca de su casa en Quinta Normal, hasta que una amiga la invitó al del Parque de los Reyes.
-Cuando llegué me cohibí por ser mujer, porque te miran en menos, y muchas veces no faltó el desubicado que llegaba y tiraba un piropo por los pantalones apretados -cuenta Melany. Al poco tiempo se hizo amigos con los que patinaba y también la protegían, pero dice que últimamente ha cambiado mucho el entorno.
-Tienes que andar mirando tu mochila, los mismo niños que me ayudaron antes, un porcentaje de ellos anda robando en Las Condes. En todas las esquinas venden droga, por eso es fundamental aprender a decir que no -dice Melany, quien hoy como parte de la selección práctica en otros skateparks, en Ñuñoa y Las Condes.
María José Rojas, también notó el ambiente que había cerca de algunos de los lugares donde practicaba.
-Cuando empecé había cosas que pasaban, pero no me daba cuenta, porque era chica, como que algunas personas se drogaban o estaban curados -dice María José, quien estudia recursos humanos en la Usach. Pero explica que hay muchos estereotipos, que por ejemplo le molesta que a veces cuando entra a un supermercado los guardias la siguen solo porque está con un skate.
Para Savka Hernández el tema de los prejuicios es algo con lo que también ha tenido que lidiar.
-El skate ha estado rodeado de esos estigmas de la droga y el alcohol, del carrete. Ahora último me ha tocado gente que dice: 'no, esa niña es skater, no la quiero en mi casa', y en verdad no me conocen. O cuando voy en el metro con la tabla después de patinar, siento la mirada de la gente pensando que estoy perdiendo el tiempo, la gente se imagina que uno no hace nada, pero yo lo vivo como estilo de vida y un deporte. Además yo estudio, soy responsable, tengo mi hijo, casi no carreteo, siempre he estado enfocada en lo que hago.
FUTURO OLIMPICO El sol empieza a ponerse en el skatepark que llaman Las Condes dos, frente a la Ciudad Deportiva Iván Zamorano. Ahí Begoña Fernández, de 13 años, de la categoría cadete para los más pequeños de la Selección entrena junto a sus compañeros. En fila realizan un circuito que termina en un salto. Cuando llega su turno, Begoña agarra vuelo y cumple con el objetivo.
Dice, que la conocen por saltar seis escalones en fíip, un truco en el que la tabla da vuelta en el aire.
-Con ese truco he ganado campeonatos. De hecho soy la niña más chica que se ha tirado ese truco -dice Begoña mientras carga su tabla estampada con colores.
Lo que más le gusta a Begoña del skate es cuando logra sacar un truco que lleva meses intentando.
-Es una felicidad extrema. En los campeonatos es increíble ver tanta gente que te motive, sobre todo cuando uno es mujer, porque casi no hay. Ahí yo me atrevo a hacer cosas que en práctica no haría -dice y luego agrega: -Hay opciones de ir al Panamericano porque soy la única cadete mujer, y si me esfuerzo a lo mejor podría ir a los Juegos Olímpicos.
María José Rojas, a pocos minutos de comenzar con su preparación física en el Centro de Alto Rendimiento un espacio al que tiene acceso desde que entró a la Selección, dice que para ella esto es una oportunidad.
-Le he agarrado el ritmo a la disciplina. El skate está súper dividido entre la gente que no está ni ahí con el skate olímpico, y nosotros. Yo lo veo como una oportunidad para las mujeres. Ahora se va a regular todo: si hay diez campeonatos para hombres va a haber diez para mujeres; antes no era así. Nos van a dar la oportunidad de desarrollarlo en igualdad de condiciones. Yo full respeto con la gente que no opina como yo, pero la gente que no está ni ahí igual nos critica. ¦
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