La megasequía de la última década y sus alcances
Los desafíos país dependerán de las regiones en que se esté trabajando. Sin embargo, los datos muestran que existe una disminución en la precipitación en la mayor parte de la zona agrícola de Chile y que la temperatura ha aumentado con el consecuente aumento de la evapotranspiración potencial. Es así como los expertos plantean que debemos mejorar la resolución de las predicciones con una adecuada validación para determinar el cambio climático a nivel de cuenca. Por: Romina Jaramillo di Lenardo
¿ Por qué hablamos de megasequía? Porque es un déficit de precipitaciones sin precedentes en el último milenio en Chile, debido a su gran extensión temporal y territorial.
Un cuarto de la megasequía es atribuible al cambio climático antrópico (influenciado por la acción humana), una condición que se mantendrá en el futuro.
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Fuente: Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2.
Desde hace casi 10 años una megasequía ha afectado a Chile. Esto ha significado que los caudales de los ríos disminuyan y existan menos precipitaciones de las que requiere nuestro país. Lo anterior, ha ocasionado diversos problemas, especialmente en el ámbito de la agricultura, que requiere indispensablemente del recurso hídrico. René Garreaud, subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, explica que “la megasequía es causada directamente por la intensificación del anticiclón del Pacífico y la migración al sur de la banda de vientos del oeste, disminuyendo la frecuencia con que llegan los sistemas frontales a Chile central. Estos cambios de circulación atmosférica tienen a la vez dos causas: una de origen natural (la oscilación decadal del Pacífico, 2/3 de la señal de la megasequía) y la otra debido al efecto del cambio climático de origen antropogénico (la oscilación antártica, 1/4 de la señal)”. En cuanto al déficit de precipitación que enfrenta nuestro país, el experto señala que a la fecha, éste varía entre el 30 y 50% a lo largo de gran parte de Chile central (desde la región de Valparaíso al Biobío). “Como la gran parte de la precipitación en esta zona se concentra entre junio y agosto, es difícil revertir el déficit completamente, por lo cual es muy probable que el 2018 termine como otro año seco, extendiendo la megasequía al noveno año”, agrega.
Caudales de los ríos El caso de los caudales de los ríos del país es aún más grave, ya que según indica el experto, estos disminuyen aún más que el déficit de precipitación, pues durante una sequía hay más pérdidas por evaporación y mayor uso consuntivo del agua. “Las regiones donde la megasequía ha sido más uniforme son desde la Metropolitana al Biobío. El norte chico ha experimentado una década más variable, por ejemplo, el 2015 y 2017 tuvieron superávit de lluvia. Sin embargo, hacia el sur la oferta de agua es mayor a la demanda de forma que los impactos de la megasequía aún no son tan dramáticos. Hacia el norte, la condición media es de déficit de agua, por lo cual una sequía tiene efectos muy notorios”, enfatiza Garreaud.
¿ A qué nos enfrentamos? De acuerdo a los registros de la Dirección General de Aguas (DGA), a julio de 2018 existen al menos 50 comunas con decretos vigentes de escasez distribuidas desde la región de Coquimbo a la del Maule. Al respecto, el Dr. Marcelo Somos-Valenzuela, investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales de la Universidad de La Frontera, señala que “los datos meteorológicos no han sido muy alentadores, pues la tendencia a la baja en la precipitación en los primeros meses del invierno se ha mantenido con la consecuente disminución en la recarga de acuíferos y acumulación de nieves en altura. De acuerdo a la información de la Dirección Meteorológica de Chile, la precipitación acumulada presenta superávit en el extremo sur del país y algunos sectores de la región de Coquimbo. Pero el resto del país se encuentra con déficit”. Por lo tanto, el experto de la UFRO afirma que se espera que la sequía que ha vivido el país y afectado al sector agropecuario se extienda por una nueva temporada, con la consecuente agudización de los problemas de escasez y conflictos agrícolas, sociales y económicos que hemos presenciado en los últimos años.
“Diversificar nuestra matriz de almacenamiento es fundamental para disminuir las pérdidas de recursos en los meses de mayor lluvia. En forma natural el agua se almacena en los sistemas de nieve/glaciares y en los acuíferos, los que han mostrado significativas disminuciones en las últimas décadas. Por lo tanto, estrategias como la recarga de acuífero para reponer el nivel de las napas y la instalación de embalses de diversa capacidad se hacen necesarios para asegurar el abastecimiento en las temporadas de riego”. Dr. Marcelo Somos-Valenzuela, investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales de la Universidad de La Frontera.
ATLAS AGROCLIMÁTICO
Una iniciativa que contribuye a resolver los desafíos del cambio climático en la agricultura es el Atlas Agroclimático de Chile, elaborado por el Centro AGRIMED de la Universidad de Chile con el apoyo de la Fundación de Innovación Agraria (FIA), del Minagri. Este instrumento inédito permite que agricultores y productores dispongan de información agroclimática de alta resolución, tanto de la situación actual como de escenarios del cambio climático proyectados, para mejorar la toma de decisiones en períodos
de cultivo y cosecha. ¿Cuánto podría cambiar el clima en las próximas décadas? ¿ Cuál podría ser el impacto de sus nuevas conductas en los cultivos y ecosistemas? Estas y otras interrogantes son aclaradas mediante este instrumento. “El Atlas permite prever las consecuencias que estos cambios podrían tener sobre los recursos hídricos, los ecosistemas, la productividad agrícola y los potenciales de producción agropecuaria en el país”, indica el profesor Fernando Santibáñez, director del Centro AGRIMED.