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Libro “Equidad en la educación superior”:
m Análisis de un grupo de académicas a tres programas de acceso a universidades selectivas concluye que para que sean efectivos es necesario cambiar las prácticas pedagógicas y reglamentos institucionales. Y es clave que no solo se valore el rendimiento académico, sino también el contexto de cada estudiante.
"Un tema con estos programas es que de alguna manera el discurso, la implementación y la energía están puestos sobremanera en lograr que los alumnos entren a la universidad. Pero hay un poco menos de energía en que los jóvenes, una vez que ingresen, se queden en la universidad, que persistan y se gradúen", dice la académica UC Verónica Santelices.
Colegios capaces
Si bien destaca que contar con vías de admisión especial para alumnos académicamente talentosos de menor nivel socioeconómico es importante, Catalina García, directora de inclusión de la U. Católica, indica que la tarea de entregar oportunidades no puede solo delegarse a las instituciones de educación superior. "No caigamos en empezar a mirar a las escuelas o liceos como no capaces de hacer ciertas cosas”, plantea.
A pasado una década desde que la Universidad de Santiago (Usach)
implementó su programa para aumentar la admisión de estudiantes de bajos ingresos. Desde entonces, el propedéutico funciona convocando a estudiantes de 4” medio que están en el 10% superior del ranking de su curso y pertenecen a colegios vulnerables. Los alumnos tienen clases de matemática, lenguaje y gestión personal en dependencias de la Usach, y cuando termina esta etapa, a los con mejor rendimiento se les invita al programa de bachillerato, independiente de cuál sea su puntaje PSU. Se ofrecen cerca de 50 cupos. De acuerdo a su desempeño, los jóvenes tienen la opción de ingresar a la carrera que elijan. Tras esta primera experiencia, otras universidades se sumaron al desafío de volver más equitativo el ingreso. En 2011 comenzó a funcionar el programa Talento e Inclusión de la U. Católica, que ofrece cupos adicionales a estudiantes de establecimientos municipales y subvencionados que, habiendo mostrado un buen desempeño académico en el colegio, no tienen el puntaje PSU necesario para ingresar a la universidad. El Sistema de Ingreso Prioritario de Equidad Educativa de la U. De Chile, que ofrece cupos especiales, con base en criterios como la vulnerabilidad del colegio o el desempeño en educación media, empezó en 2012, Son estos tres programas los que analiza el libro “Equidad en la educación superior: Diseño y resultados de programas de acceso en universidades selectivas”, de las académicas UC Verónica Santelices y Ximena Catalán, además de la investigadora Catherine L. Horn, de la U. De Houston. El texto, de Ediciones UC y con el apoyo del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe) de esa misma institución, se dio a conocer esta semana.
Más allá de los números
“En la UC, el alumno que entra por Talento e Inclusión a lo mejor no es tan distinto en términos académicos (al alumno tradicional). Si bien tienen una PSU un poco más baja, la mayor diferencia tiene que ver con las variables sociodemográficas: la educación de la mamá, por ejemplo. En eso hay diferencia con el propedéutico de la Usach, donde los niños no son tan distintos en términos sociodemográficos en cuanto al promedio de esa universidad, pero donde una enorme diferencia en relación con su PSU, Vienen con cerca de 100 puntos
menos”, indica Santelices. La revisión que se hizo concluyó que cuanto más flexible es el programa —en términos de admitir a alumnos con un perfil académico muy diferente al de quienes entran por vías regulares—, más débil es el desempeño académico de los estudiantes beneficiados en comparación con sus pares. Catalina García, directora de Inclusión de la UC, indica que la diversidad en educación superior es especialmente importante en universidades que forman futuros líderes. “No solo porque deben ser líderes que vengan de todas partes, sino también porque la persona que va a ser líder necesita tener una comprensión de la diversidad social, conversar con la diferencia, discutir con esa diferencia. Si su formación académica es muy parecida a lo que ha visto siempre, no podrá ver no es lo único ni tampoco lo mayoritario”, plantea. Para avanzar se necesitan cambios más allá del sistema de ingreso, cree Rosa Devés, vicerrectora de Asuntos Académicos de la U, de Chile. “No es razonable esperar que los estudiantes se adapten e integren a la universidad sin impulsar al mismo tiempo cambios en la institución”. Estos cambios suponen, por ejem-
plo, que al discutir la posible eliminación de un alumno no se aplique un único reglamento “que solo considera resultados académicos sin un análisis detallado del contexto que ha enfrentado el o la estudiante”, explica. Santelices también plantea la necesidad de cambiar ciertas prácticas pedagógicas. “A nivel de sala de clases se pueden intencionar los grupos con que se tienen que hacer tareas. Va a trabajar en grupo durante el semestre, se puede pedir que estos vayan rotando. Así se va permitiendo que los alumnos conozcan al que es distinto y se aproveche esa diversidad en la realidad, Si no, quedan los números, pero no la experiencia diaria de los alumnos, que es donde realmente se produce el beneficio”. En ese sentido, Fernanda Kri, prorrectora de la Usach, indica que “queremos aumentar el acceso de estudiantes talentosos de contextos desaventajados. Pero estamos ahora en el paso siguiente, que es ver que al incor-
porar a estos estudiantes es toda la comunidad universitaria la que gana. La revisión internacional dice que mejora el pensamiento crítico, la tolerancia, el liderazgo. Son cosas que quizás hemos visto, pero queno nos hemos dedicado a sistematizar”.
Llevar los datos
Las tres universidades concuerdan en la importancia de ir documentando experiencias. Llevar los datos permite, por ejemplo, desglosarlos e ir viendo casos como los de la U. De Chile, donde en 2017 la retención de alumnos de primer año que entraron por PSU fue 83%, mientras que en los que entraron por su programa de equidad fue 82%. “Sin embargo, cuando se analizan resultados en distintas carreras, tenemos que para 2017 —en un universo de poco más de 300 estudiantes que ingresaron por vías especiales— en 27 carreras la tasa de retención es mejor que en el ingreso por PSU
y en 21 carreras se da el fenómeno inverso. Hay resultados complejos en Medicina y el Plan Común de Ingeniería. Y por otro lado, resultados muy positivos en Derecho”, indica Rosa Devés. Documentar datos también sirve para ver cómo se escala en el tiempo. Porque la conclusión general es que tomará tiempo antes de que estos programas puedan tener un impacto significativo en la composición del cuerpo estudiantil, En la UC, por ejemplo, los alumnos de pregrado son alrededor de 23 mil, pero cerca de 300 alumnos entran cada año por programas especiales de admisión.
Nos encontramos con reglamentos generados bajo otras construcciones de la educación, que no consideran los múltiples factores que influyen en el éxito académico de los estudiantes y de acuerdo asu contexto”,
Rosa Devés VICERRECTORA DE ASUNTOS
ACADÉMICOS U. DE CHILE
Esto no se trata solo del acceso, sino del acceso, permanencia y titulación. La verdadera equidad va a estar cuando estos estudiantes (que ingresan por vías especiales) logren titularse”.
Fernanda Kri PRORRECTORA USACH
Menos generalizado y explícito es el compromiso con la promoción de interacción entre grupos socioeconómicos una vez que los alumnos se matriculan en las universidades”.
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